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BÚSqueda

Los Verdes

6 avril 2011 3 06 /04 /avril /2011 10:42

nucleres-y-no-seguridad-copie-1.jpg       

Mientras que están siendo vertidas miles de toneladas de agua altamente radioactiva que tendrán un incalculable e imprevisible impacto ecosistémico en nuestro océano común, cada vez se alzan más voces de preocupación y de indignación dentro de la comunidad científica y en la ciudadanía sobre la real magnitud del desastre y sobre la generalizada irresponsabilidad institucionalizada hacia la peligrosa energía nuclear.

        

 "Es inexplicable e incomprensible en nuestro marco convencional del conocimiento. Nos vemos obligados utilizar toda nuestra imaginación moral para comenzar a entender lo que estamos haciendo ahora al afectar con radioactividad a las próximas 12 mil generaciones (el plutonio tiene una media vida de 25 mil años). No alcanzamos entender el error por la naturaleza infinita e invisible del problema de la radiación ". Así se expresó una experta en desarme nuclear de la ONU Kathleen Sullivan sobre la catástrofe de Fukushima.  Sullivan explica que cuando se trata de materiales radioactivos persistentes, además de ser cancerígenos tienen efectos inter-generacionales que son mutantes de la estructura genética de la vida y ella añade que "esto es permanente y irreversible."

Otra experta nuclear, Jacqueline Cabasso del Western Legal Foundation, refuta tajantemente las palabras tranquilizadoras de las autoridades japonesas sobre la supuesta inocuidad de la exposición a niveles bajos de radiación nuclear, y afirma que "no existe una dosis segura de radioactividad porque estas son acumulativas en el cuerpo. Son totalmente falsas todas estas afirmaciones de las autoridades sobre lo que una persona puede asimilar anualmente sin problemas de salud. Los supuestos umbrales y los niveles máximos son engendros de la industria atómica." Cita estudios concluyentes de la Academia de las Ciencias, la Agencia de Medio Ambiente y del Departamento de Energía de EE.UU  para afirmar que incluso unas dosis bajas de radiación ionizante entraña peligros para la salud. La conclusión de la Academia de las Ciencias apunta a que la "evidencia científica actual es consistente con la hipótesis de que existe una relación lineal, sin umbral de dosis, entre la exposición a la radiación ionizante y el desarrollo de cáncer en seres humanos."

    

Pero las autoridades siguen muy indiferentes y desprecian el alto nivel de exposición radioactiva en zonas cercanas a Fukushima. Por ejemplo, la contaminación tóxica por cesio 137 en el pueblo habitado de Litate es la doble que el nivel que obligó a la Unión Sovietica evacuar a la zona alrededor de Chernobyl. De hecho, la comparación con Chernobyl ya se puede hacer: El Instituto Central de Meteorología y Geodinámica de Viena afirmó el 24 de marzo que "la planta nuclear de Fukushima ha estado emitiendo yodo y cesio radioactivos a niveles que se acercan a los de Chernobyl en 1986. Científicos austriacos han utilizado una red mundial de detectores de radiación (diseñada para controlar a las pruebas de armamento nuclear) para mostrar que el yodo 131 liberado de Fukushima Daichi llega a niveles diarios a 73% de aquellos del desastre atómico del 1986. La cantidad diaria de cesio 137 liberada es alrededor de un 60% de la cantidad liberada de Chernobyl. El mismo grupo de científicos afirman que "Fukushima tiene alrededor de 1760 toneladas de combustible nuclear fresco y usado mientras que Chernobyl solo tenía 180 toneladas."


      La "prueba del algodón" del test de estrés para las nucleares europeas

  

Para calmar las preocupaciones de la opinión pública ante los peligros de la energía nuclear ahora la Unión Europea anuncia la realización de "stress tests" para validar la seguridad de las plantas nucleares europeas. Así, con nuevos controles técnicos plantean recuperar la maltrecha imagen de la industria nuclear y convencer a la ciudadanía de que "esto no es Japón".

   

El problema con estos "controles de seguridad" proyectados para las centrales europeas es que estarán diseñados por los mismas agencias tecno-optimistas y pro-nucleares, por unos expertos poco o nada independientes. Son los mismos que llevan décadas promocionando las nucleares, ocultando datos y encubriendo los fallos intrínsecos de esta tecnología. Tanto la Asociación Internacional de la energía atómica como Euratom son los mismos organismos que han permitido y han promocionado la expansión irresponsable de la centrales nucleares al ritmo de la exigencias de la industria y de espaldas a cualquier participación y transparencia democrática. Por ejemplo, Euratom está fuera de cualquier capacidad de control y decisión por parte del Parlamento Europeo. Ante el peligro de daños atómicos atroces en su magnitud es evidente que necesitamos expertos y datos independientes sin conflictos de intereses particulares o profesionales con las empresas y el gran negocio atómico.  

 

    ¿Existen criterios para la gestión de los riesgos y peligros atómicos?  

 

Una primera respuesta de sensatez ha de obligar a la aplicación del Principio de Precaución a las centrales que ya han llegado al final de su ciclo de vida. Se debe exigir el cierre inmediato de todas la centrales atómicas que  ya han cumplido su trayectoria de "vida técnica", lo que significará el cerrar a las centrales construidas antes de 1980. Nada de alargamientos y nuevos plazos a la vida útil de maquinarias envejecidas y temibles. También se debería proceder a cerrar las plantas que solo tienen un sistema de refrigeración, las que se encuentran en una zona sísmica y en una zona susceptible de inundaciones o de grandes tormentas del mar. Además, se debería prohibir inmediatamente la utilización del fuel MOX con plutonio por su titánica fuerza de contaminación destructiva. 

   

En cuanto a las "pruebas de estrés" en las plantas nucleares en funcionamiento, éstas no deben depender solo de un reduccionista  y engañoso análisis probabilístico sobre el riesgo y la seguridad. También deben hacerse pruebas deterministas, como son la acumulación de acontecimientos raros aunque sean muy improbables, incluyendo los fallos humanos. Los "test de estrés" deben contemplar también las situaciones inusuales, como pueden ser la caída de un avión comercial encima de un reactor y  la realización de un atentado terrorista o de un sabotaje.

 

La apuesta por una cauta gestión de la "seguridad nuclear" también debe implicar una importante reforma institucional, como es la de dar fin a la condición antidemocrática del organismo Euroatom instaurando las exigencias procedimentales de co-decisión en el Parlamento Europeo y de transparencia marcada por el Tratado de Lisboa. 

 

Dentro de este marco de nuevas exigencias para la gestión de los peligros atómicos también se debe revisar la escasa responsabilidad civil de una industria atómica que no asume los posibles costes y pérdidas económicas del funcionamiento de sus plantas nucleares, incluyendo todo el ciclo de vida de su producción y los residuos generados. Es económicamente muy anticompetitivo y socialmente injusto el que esta fuente de energía goce de un "seguro de vida" pagado por las arcas públicas de los Estados. Hay que acabar de una vez con esta doble vara de medir: las empresas crean los incalculables daños y peligros socioambientales que se expanden ilimitadamente en el espacio y el tiempo, pero ante posibles catástrofes, somos nosotros, los ciudadanos-contribuyentes, los que las sufrimos y las reflotamos al asumir los costes económicos de su continuidad y reparación técnica. La responsabilidad civil directa e indirecta de las plantas atómicas ante daños, accidentes, y ante el larguísimo ciclo de vida de los residuos radioactivos, ha de ser asumida íntegramente por las mismas empresas energéticas. 

   

Las centrales nucleares que no puedan cumplir con estos mínimos requisitos sobre la gestión de los peligros que intrínsecamente conllevan, junto a otros imperativos de participación ciudadana e institucional, deberían verse obligadas a presentar un plan de cierre antes del 1 de  enero del 2012. 

 

 

 

 DAVID HAMMERSTEIN

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15 mars 2011 2 15 /03 /mars /2011 10:49

bomba_atomica.jpg

Como ha apuntado John Vidal hoy en el Guardian:

" Los gobiernos y la industria nuclear no pueden aceptar lo que son dos leyes inmutables de la realidad que habitamos: la ley de Murphy y la ley de las consecuencias colaterales no intencionadas.

Si algo puede fallar, eventualmente lo hará. Quizás es posible diseñar para prevenir algunos fallos posibles pero es imposible diseñar para prevenir lo incierto y desconocido. La próxima vez el desastre nuclear no tendrá nada que ver con un terremoto o un tsunami, sino que será a causa del terrorismo, el cambio climático, un error fatal en unas obras, un accidente aéreo, algún operario de una planta atómica que se "vuelva loco" o la proliferación de plutonio.

Es sencillamente imposible proteger las centrales atómicas de todas las eventualidades posibles. Los científicos, ingenieros y técnicos nucleares no son dioses y no tienen ninguna llave maestra sobre la seguridad y el futuro".

 

nuclear-calavera.jpg


Si no hubieran otras alternativas para encender una bombilla o para reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, igual podríamos perdonar a la industria y los gobiernos de tanta irresponsabilidad temeraria y de tantos males sociales y ecológicos evitables. Pero cuando el peligro es tan alto, la escala es tan grande y se extiende sin control humano posible a todo lo largo y ancho del espacio y el tiempo, son necesarias y urgentes otras alternativas posibles. Existen cien formas más seguras de producir energía antes que continuar con las dantescas centrales nucleares. Como aprendices de brujo, los cantos de sirenas de los gobiernos, de la industria nuclear y de unos apologetas tecno-científicos practicantes del nihilismo moral, defienden unas imposibles normas técnicas de "seguridad" para eliminar con ello el debate ético y político, y para con ello     continuar convirtiéndonos en rehenes de la peligrosa tecnología y sus instalaciones atómicas. La opción por seguir por el camino nuclear carece de cualquier tipo racionalidad energética, económica, social, política y ética, más bien podría parecer una broma muy pesada lanzada desde el mismísimo infierno.

En sola una generación la industria nuclear ha matado, enfermado o dañado la vida de millones de personas y ha destrozado para siempre millones de kilómetros cuadrados de tierras y ecosistemas vitales del complejo orden de la Biosfera. Ha recibido billones en subvenciones públicas, y cuesta otros muchos billones a los ciudadanos contribuyentes para intentar limpiar sus desastres y daños irreversibles. Además, las operaciones de la industria atómica están rodeadas por mentiras, encubrimientos, incompetencia financiera y opacidad informativa.

 

nuclear-grito-2.jpg


Ahora esta industria inmoral presiona para extender la vida útil de las centrales ya envejecidas y llenas de peligrosas corrosiones, y los gobiernos serviles al gran negocio particular de esta mortecina economía energética, como el de ZP, han ido corriendo para eliminar las trabas legales que lo impedían en el territorio español, o incluso plantean construir unas nuevas plantas. El grado de irresponsabilidad e ignominia institucionalizada es escandaloso cuando lo que está en juego es la misma habitabilidad y salud de grandes extensiones del planeta y de los seres humanos.
 
La ciudadanía europea deberá exigir con fuerza el fin de la energía atómica mediante una Iniciativa Legislativa Popular y un referendum europeo sobre el abandono de la energía nuclear en la Unión Europea.

 

DAVID HAMMERSTEIN

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14 mars 2011 1 14 /03 /mars /2011 10:51

 nucleares

 

Los terremotos son inevitables, pero las nucleares no lo son. Un terremoto y un tsunami son acontecimientos geológicos que se gestan en las entrañas de la Tierra, totalmente ajenos a los designios e intereses humanos. En cambio, las centrales atómicas, junto a su normal y corrosivo funcionamiento tecnológico, sus accidentes y la contaminación que irradian centenares y mies de años son en realidad hechos de construcción humana, que se idean, se proyectan y desarrollan con decisiones políticas y científico-técnicas conscientes junto a metas sociales. Nada o casi nada podemos hacer para frenar un terremoto o un tsunami. En el mejor de los casos podemos construir nuestras casas mejor o tener unos minutos de aviso en el caso del tsunami. Pero sí que podemos hacer muchas cosas para prevenir los terribles y muy duraderos impactos mortíferos de la energía nuclear.

La catástrofe natural en el Japón junto a la catástrofe nuclear que le ha seguido pone de relieve al menos dos ideas fundamentales en torno a la vida natural y las tecnologías humanas. De una parte conviene no olvidar que no debemos albergar la ilusión de poder domar y esquilmar a nuestro antojo el conjunto de las fuerzas de la  naturaleza, tal y como se muestra en la inmensa fuerza destructiva del terremoto en Japón y del tsunami posterior. Por otra parte, también son difícilmente domesticables las fuerzas desatadas por la propia inventiva humana mediante peligrosas tecnologías con gigantesco poder para generar consecuencias ambientalmente destructivas e irreversibles que se alargan enormemente el tiempo y en el espacio. Esta posibilidad de catástrofe radical fruto de la acción conquistadora de los humanos apela a nuevos y prudentes principios éticos capaces de orientarnos para evitar los terribles males atómicos que ahora se expresan las "seguras centrales atómicas"  japonesas. Ante este tsunami atómico en Japón nos urge domesticar la irresponsable prepotencia y ceguera faústica de los seres humanos que amenaza la habitabilidad de planeta mediante el cierre de las centrales nucleares.

Seguramente, con los años Japón podrá reparar parte de lo destruido por el terremoto y el tsunami, pero los efectos de invisible contaminación por fuga radioactiva se sufrirían durante generaciones ampliándose en el espacio y en el tiempo. Mientras la devastación de las catástrofes naturales es inmediata y visible, la profunda muerte atómica es inter-generacional e inter-especies, penetra y se incuba por todos lados, en nuestros cuerpos, en los seres vivos, en el aire, en el suelo y en el agua para décadas o siglos.

La actual crisis nuclear en Japón es un serio aviso para los irresponsables y optimistas planes nucleares en España y en Europa. Ante los enormes peligros intrínsecos de esta fuente energética los defensores pro-nucleares se quedan sin legitimidad más allá de retóricas engañosas y de encargos pagados por el lobby atómico. Se deberá priorizar el avance hacia las energías renovables en la agenda política mediante un rápido giro hacia la puerta de salida de la energía nuclear, el cierre programado de las plantas y una gestión responsable de los residuos radioactivos.

clima-gas-copie-2.jpg

Postdata:

Algunas perlas de las "autoridades competentes", japonesas y nuestras.

 "Hay pocas posibilidades de una fuga masiva de radioactividad como Chernobyl". 

No ha habido información extensa e independiente sobre los niveles reales de contaminación radioactiva. Aunque la fugas radioactivas finalmente resulten no ser tan masivas,  los peligros ahora y en los años venideros para las personas y el medio ambiente pueden ser graves. Bajo optimistas discursos técnicos de más seguridad y control, el principal objetivo del secretísimo y opacidad informativa es no asustar a la opinión pública, no dañar más la imagen y privilegios de la industria nuclear, ni castigar electoralmente a gobiernos y partidos, .


 "Aprenderemos las lecciones de este accidente y así las centrales serán más seguras que nunca". 

La energía atómica es una tecnología sometida a un gigantesco desgaste en sus materiales, es peligrosa en sí misma, lo que hace imposible el querer prevenir los fallos y anomalías internas y externas que pueden afectarla. Es imposible erradicar sus males y las posibles amenazas naturales y humanas que pueden desencadenar catástrofes inimaginables. La gran mayoría de centrales atómicas son vulnerables a atentados terroristas, a accidentes aéreos, a grandes inundaciones, a fuertes terremotos, a tsunamis, a fallos humanos en cadena, a fallos y accidentes técnicos y contaminaciones en el ciclo de producción, traslado y almacenaje de los materiales radioactivos, y también se corre el peligro añadido de sufrir robos y ventas de materiales y fuel radioactivo para otras aplicaciones, como es la creación de "bombas sucias" o como son los chantajes, entre otras amenazas. Las terribles consecuencias de cualquiera de estos incidentes serían irreparables y muy duraderas en el tiempo. Aunque puedan parecer "improbables", ya se están dando. No debemos jugar a la ruleta rusa con la mortífera y terminal contaminación radioactiva.

 

El Principio de Precaución exige el plantear el peor de los escenarios posibles, frenar y evitar el escenario de lo peor poniendo todos los medios necesarios a nuestro alcance.





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3 septembre 2009 4 03 /09 /septembre /2009 16:39
Estimado Sr. Hammerstein:

Soy un simple ciudadano de Huelva que le escribe por dos motivos. El primero es agradecerle la defensa de la salud de la población y el medio ambiente de mi ciudad que ha llevado a cabo en el parlamento europeo. Agradecimiento de mi parte y de la de mi padre, que murió el 16 de Mayo pasado por un cáncer de tiroides después de unos 30 años trabajando en la industria química. Ningún médico ha relacionado oficialmente los dos hechos pero, cuando en unos 10 años han muerto todos los miembros el equipo de mantenimiento en el que trabajaba mi padre por razones similares, comprenderá nuestras sospechas.

Yo, como uno de tantos onubenses que llevamos años criticando la contaminación de nuestra ciudad, me siento abandonado por la gente que se supone que debería defender nuestros intereses y últimamente hasta insultado por unos políticos que antes que al ciudadano que le ha depositado su confianza, prefiere defender al poder económico al que seguramente tendrán más que agradecer.

El segundo motivo es felicitarle por el éxito obtenido en el debate de hoy (ya ayer) del que tengo noticia a través de la página web Huelvadenuncia.org. No lo he comprobado todavía, pero algo me dice que los grandes medios no se harán eco en sus titulares de la noticia, y será cuando, ojalá, se lleve a cabo el desmantelamiento de las balsas de fosfoyesos cuando todos aquellos que tanto critican (en caso de los cargos políticos) e ignoran deliberadamente (en el caso de los medios informativos) las protestas, se suban al carro de las reivindicaciones y aplaudan la deseada limpieza de las marismas.

Agradeciéndole una vez más el trabajo realizado, se despide

César Campos Sánchez

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17 juin 2009 3 17 /06 /juin /2009 19:43

 

  
 

Sobre el encubrimiento y la justificación de la contaminación química ya hay una gran tradición española. A esta labor deshonesta se prestan un ejercito de técnicos, científicos y políticos de todos los colores y rangos.  Porque una auténtica "prueba del algodón" en la defensa del medio ambiente y de la salud se da cuando una actividad industrial importante se enfrenta con una enorme catástrofe ecológica generada por la propia actividad. El polo químico de Huelva, y en concreto las operaciones de la empresa de fertilizantes Fértiberia, han gozado durante muchos años de impunidad gracias a un consenso político, sindical y empresarial que ha podido esquivar la ley y el sentido común para seguir vertiendo toneladas y toneladas de veneno sobre el entorno de Huelva. El agua, suelo y aire de Huelva han quedado muy maltrechos.

 

Los Fosfoyesos (subproducto de ácido fosfórico) es el nombre popular de uno de los vertederos tóxicos más grandes de Europa, que se encuentra  en las marismas de Mendaña, junto al río Odiel, y a unos 500 metros del mismo casco urbano de la ciudad de Huelva. Más de mil hectáreas de vertidos acumulados desde el 1968 contienen un terrible cóctel explosivo y mortífero de metales pesados y radioactividad. No es una casualidad el que Huelva tenga una de las tasas de cánceres más altas de España,  alrededor de 50% más que la media española para algunos tipos de esta enfermedad.

Sencillamente, no hay palabras ni tiene nombre lo que sucede en Huelva.  Sentencias judiciales sin ejecutar y crecientes enfermedades cancerígenas. Pero, no pasa nada.

Desde la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo, se ha abierto un procedimiento de infracción contra España por parte de la Comisión Europea que ha inspeccionado in situ la zona de Fosfoyesos.  Hemos tenido distintas sesiones en la Comisión de Peticiones con la presencia de los valientes líderes ciudadanos de la Mesa de la Ría y de Greenpeace. Hemos organizado una conferencia en Huelva con el título "Fosfoyesos: cómo limpiar el polo químico y no morir en el intento" . Y finalmente, parece que la combinada presión europea, judicial y cívica, está teniendo un éxito parcial aunque muy tarde. 

El Gobierno ha anunciado el fin de los vertidos antes del 2012 y la restauración de la zona. Sin embargo, los científicos encargados del plan de restauración por la Junta, curiosamente son precisamente los mismos que han trabajado a favor de la continuidad de esta industria sucia y que han negado la gravedad del problema socioecológico creado. La Junta de Andalucia se niega a la participación de técnicos de Greenpeace en el grupo de expertos.

 

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8 avril 2009 3 08 /04 /avril /2009 15:41
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2 mars 2009 1 02 /03 /mars /2009 16:28
Un análisis de residuos llevado a cabo en toda Europa
revela una tendencia biocida preocupante

Cada vez son más los productos alimenticios contaminados con diferentes residuos de plaguicidas utilizados en la producción agrícola intensiva. Los datos señalan una clara tendencia hacia la presencia de distintos tipos de residuos especialmente en frutas y verduras. A pesar de que los científicos siguen discrepando sobre los riesgos asociados a dichos cócteles, cada vez hay más señales que indican la existencia de efectos acumulativos y sinérgicos entre los residuos de plaguicidas.
 

Los expertos en toxicología están acostumbrados a examinar los efectos de cada sustancia por separado y a evaluar su seguridad en un entorno aislado. No obstante, resulta obvio que aquellas sustancias cuyos efectos deseados sobre los campos son similares, también pueden tener un efecto tóxico acumulado en nuestros platos. Sin embargo, ni la ciencia ni la legislación destinada a proteger a los consumidores tienen suficientemente en cuenta dicho efecto combinado.
 

Según señalan algunas ONG, como Greenpeace, los residuos detectados en los análisis periódicos, a pesar de ser elevados, sólo muestran la punta del iceberg: más de la mitad de los plaguicidas que se utilizan en la actualidad no pueden detectarse con los métodos de análisis que se utilizan habitualmente. Además, las pruebas de los laboratorios apenas detectan la mitad de las substancias dañinas en los alimentos. De los 1 350 plaguicidas que se utilizan en todo el mundo, sólo cerca de 500 se conocen suficientemente bien y pueden detectarse con los métodos de análisis químicos.
 

La utilización de dichos residuos no es inevitable: en la agricultura ecológica no se utilizan plaguicidas químicos en absoluto. Asimismo, muchos agricultores convencionales suscritos a programas de reducción del uso de plaguicidas han demostrado que estos productos sólo se utilizan como último recurso en una serie de medidas destinadas a proteger cuidadosamente la cosecha. El uso de plaguicidas puede reducirse sustancialmente e incluso evitarse siempre que se elijan especies adaptadas al terreno, se mantenga la tierra fértil mediante la rotación sostenible de cultivos y se aprovechen los beneficios que aportan las especies depredadoras.
 

·        La aplicación de criterios rigurosos para la autorización de plaguicidas: las sustancias tóxicas, mutagénicas y cancerígenas deben ser retiradas del mercado, así como las sustancias cuyos efectos neurotóxicos e inmunotóxicos han sido demostrados, o las sustancias que actúen como disruptores endocrinos. Lo anterior también se aplicará a las sustancias que resulten tóxicas para las abejas o que se encuentren en la lista de sustancias peligrosas prioritarias para el agua.
 

·      La autorización de los plaguicidas debe darse únicamente cuando se disponga de un método viable que permita su detección en los alimentos y el medio ambiente.
 

·      La puesta en marcha programas obligatorios en todos los Estados miembros para reducir el uso de plaguicidas.
 

    La evaluación toxicológica debe estar orientada a los grupos más vulnerables: los niños y los fetos son los que mayor riesgo corren durante el desarrollo de sus sistemas nervioso e inmunológico.

 

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8 février 2009 7 08 /02 /février /2009 12:47


   


  He estado con la valiente asociación Mesa de la Ría de Huelva este fin de semana. Es un movimiento de personas sacrificadas, creativas y persistentes que aman a su ciudad y su entorno natural. Luchan desde hace años contra la muerte y la enfermedad, contra el viento y la marea de intereses inconfesables, complicidades indecentes e instituciones compinchadas.

           Pero parece no pasar nada. La justicia no funciona. Los políticos al mando mandan a callar a la policía y a los jueces. Los plazos se dilatan hasta la infinidad. Se ignoran los órdenes judiciales, se disfraza la realidad de salud púbica y se intenta echar arena por encima de informes científicos escandalosos de peligros radiactivos y biocidas.  

       Sin embargo, a pesar de un festival de cínico y temerario abandono del interés público a favor unos beneficios privados a corto plazo, cada vez se ven más desesperados los defensores de los mortíferos Fosfoyesos. Mientras siguen acumulándose los tóxicos junto a la ciudad de Huelva, se acumula la faena para las instituciones públicas, sindicatos y empresas que defienden la continuación del vertedero tóxico más grande y biocida de España. 

        Existen sentencias judiciales firmes para el cierre de los vertidos de la empresa Fertiberia, el vertedero carece de un permiso de Costas para ocupar los terrenos de la marisma donde se encuentra,  hay unas medidas cautelares dictadas respaldadas por el Tribunal Supremo, se ha emitido una declaración del Defensor del Pueblo Andaluz que critica la concesión irregular y defectuosa de una autorización de vertido por parte de la Junta de Andalcia y sigue el procedimiento de infracción contra España por parte de la Comisión Europea por vulnerar el derecho comunitario.

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3 octobre 2008 5 03 /10 /octobre /2008 20:46

    

   Hace tres años en el Parlamento Europeo, durante la discusión del reglamento REACH sobre el control químico, un científico francés llamado Dominique Belpomme explicaba a un hemiciclo repleto de diputados y sus asistentes que las sustancias químicas peligrosas ponían en peligro el futuro de la humanidad. La mitad de los presentes se rieron abiertamente al considerar que esta afirmación era una gran exageración. Poco después el reglamento REACH fue aprobado por el Parlamento con tantas rebajas, exenciones y complicaciones burocráticas que su eficacia para defender la salud quedaba muy debilitada.

      Hoy se ha publicado un estudio científico que constata que el 57.8% de los hombres españoles presentan una calidad de semen inferior a lo que la Organización Mundial de Salud considera normal. Los redactores de esta solvente investigación achacan esta menguante capacidad de reproducción a sustancia químicas capaces de alterar el sistema hormonal, como las pesticidas, los disolventes y los desinfectantes, entre otras. Es verdad. Si la actual tendencia continua podríamos acabar como sucede en una película de Speilberg en que la humanidad había perdido la capacidad de reproducirse. Pero obviamente no se trata solo de la fertilidad perdida (en un mundo con superpoblación) sino de muchas y graves afecciones al metabolismo humano gracias a los cócteles químicos que nos rodea. 

 

     A pesar de todas malas noticias y peores augurios que nos da el mundo científico,  gran parte de la clase política sigue sin reaccionar. Precisamente estos mismos días estoy preparando para la Comisión de Industria una opinión para la nueva ley europea de la seguridad de los juguetes en la cual pido una total prohibición de sustancias como el plomo, el cadmio, el mercurio y muchas otras claramente consideradas como cancerígenas, mutagénicas o disruptoras de sistema reproductor o del sistema endocrino.  Para mi gran sorpresa, he sido asaltado por una avalancha de enmiendas a favor de aplazar durante años las  prohibiciones, dosificar los venenos y establecer unos umbrales arbitrarios de los niveles de peligros para la salud en los juguetes de las personas más pequeñas.

   Otro botón de muestra ha sido la sonora protesta de todos los sindicatos agrarios españoles en contra de la prohibición europea de algunas de las pesticidas más peligrosas para la salud. De hecho, han sido autonomías  españolas con mucha agricultura intensiva y química como Valencia y Murcia con la calidad de esperma más pobre. La ciudad de Valencia, Murcia y otras cercanas están rodeadas por miles de hectáreas de cultivos de hortalizas y campos de naranjos que consumen toneladas de venenos diariamente. 

   Hablando de pesticidas el colmo de la negación inmoral y anti-vida es la reacción de los sindicatos y la clase política de Huelva ante el mortífero impacto de las 1200 hectáreas de vertedero tóxico de Fosfoyesos, lleno de metales pesados y hasta de radioactividad. Los onubenses que defienden la empresa de fitosanitarios y fertilizantes Fertiberia no quieren saber nada de las escandalosas tasas de cánceres de Huelva (en muchos casos 50% por

encima de la media) que solo son igualadas por el Campo de Gibraltar con su concentración energética e industrial.

    ¿Como salimos de este atolladero de tanta estupidez? ¿Merece la pena pagar el precio en sangre y años de vida perdida para unas compras más en el Corte Inglés, un coche más grande y un fin de semana en París? ¿No podríamos vivir mejor y más sanos con menos cosas pero con más calidad y respeto por la vida?

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23 novembre 2007 5 23 /11 /novembre /2007 12:41

¿Se debería poder recetar el antidepresivo Prozac a los niñ@s de ocho años?

 

Según nos contaba un peticionario de Madrid y psicoanalista esta tarde en la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo, la Comisión Europea ya ha abierto la veda a la masiva entrada de los antidepresivos al aprobar su consumo para menores sin haber estudiado bien las consecuencias sobre la salud de los niñ@s. El peticionario criticó que no hubiera unas condiciones estrictas para recetar esta droga y las consecuencias físicas y psicológicas pueden ser graves. Se teme un aumento masivo del consumo de medicamentos antidepresivos aquí como en Estados Unidos, donde millones de niños son tratados cada día de esta forma por estados de estrés o de nervios. Los diputados que hemos pedido precaución y una ciencia independiente de los lobbies farmacéuticos hemos sido tachados de “anti-modernos” por algunos otros diputados. Yo he pedido un estudio científico del Centro Común de Investigación de la Unión Europea sobre su impacto a medio plazo sobre niños y un seguimiento social en la UE sobre la utilización  y posible abuso de esta droga (si no se acompaña de terapia psicológica, cambios en los hábitos de vida o en las relaciones de familia), además de seguimiento por parte de la Comisión Europea los criterios de su receta por médicos y su dosificación.  Seguiremos esta interesante cuestión de cerca en la Comisión de Peticiones.

David Hammerstein, eurodiputado de Los Verdes

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