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Los Verdes

10 novembre 2009 2 10 /11 /novembre /2009 18:24
(Del prólogo de libro "El carnaval de la tecnociencia" de Antonio Lafuente)

Por eso necesitamos otra palabra que recoja en un solo concepto la novedad que representa la existencia de muy amplias connivencias entre el mundo de los negocios y el del saber, entre los objetivos militares y los científicos, entre las tecnologías y los descubrimientos, pues alguien debe explicar que los laboratorios ya no caben en el sótano de una casa y que parecen grandes fábricas; que muchos científicos cotizan en bolsa, que el secretismo es moneda corriente en ciencia y que vender datos fraudulentos es una práctica que no sabemos cómo controlar. 

Pero hay más: los objetos científicos ya no caben en el laboratorio.  ¿Quién podría encerrar entre cuatro paredes el cambio climático, la biodiversidad, el aire que respiramos, los fondos oceánicos, la gripe aviar, la capa de ozono o el mal de la vacas locas?  Todos estos objetos son híbridos,. no es sólo que pertenecen de forma simultánea a muchas especialidades científicas, sino que han adquirido tanta relevancia social y mediática que se hace imposible pastorearlos para recluirlos entre cuatro paredes. Lo diremos de otra manera: no es que los expertos  disputen cuál es la disciplina que mejor comprende las cosas, como prueban las interminables discusiones (y frecuentes descalificaciones) entre ecologistas, meteorólogos, médicos o ingenieros cuando tratan los diferentes perfiles de cada asunto. Tales enfrentamientos tienen algo de inquietantes, pero el problema se acentúa cuando la nacionalidad de los interlocutores resulta decisiva. Y, así, nos quedamos perplejos cuando los comités escandinavos señalan problemas donde otros sólo ven agudos ataques  de histeria colectiva.

  
Lo social, y todavía mejor lo ciudadano, son palabras que vienen a socorrernos, porque la gente no sólo está, estamos, confundida, sino que quiere ser escuchada. Si vamos a seguir echando residuos al aire, a los acuíferos y a los mares; si el mercado de organismos genéticamente modificados va a ensancharse con el de los nanomateriales. Si vivimos envueltos entre cosméticos, alimentos, abonos y tejidos fabricados con miles de sustancias químicas cuyo impacto sobre la salud es desconocido.  Si además estamos hablando de problemas cuyo abordaje no puede hacerse en clave nacional, si por cada experto al servicio de las instituciones públicas hay otro que trabaja para las grandes corporaciones: Si no está claro a quién creer, ni quién defiende el interés común. Y, por fin, si la naturaleza política de los objetos científicos es tan evidente, ¿cómo referirnos a todos estos vericuetos con la misma palabra que usaron los ilustrados, la ciencia? Para hablar de todos estos vericuetos, hacemos lo que ya hizo mucha gente antes: nombrar con el término tecnociencia este enjambre novedoso de prácticas, actores, intereses, tecnologías y protocolos.

http://weblogs.madrimasd.org/tecnocidanos/archive/2007/10/22/77116.aspx
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