La crisis económica como oportunidad para una innovación biomédica justa, eficaz y transparente
El presente modelo de investigación biomédica se encuentra en plena crisis y se cuestiona su viabilidad económica, científica y social. Actualmente, la investigación de nuevos medicamentos no está dirigida por las necesidades de salud pública sino por las demandas del mercado y el beneficio económico de las grandes empresas que comercializan los medicamentos. Pero este modelo de investigación médica está fracasando en la mayoría de las frentes puesto que es muy caro, ineficiente y opaco. Tampoco está suministrando muchos de los tratamientos médicos útiles que hoy exige la sociedad ni está creando unos nuevos fármacos médicamente eficaces y económicamente asequibles para gran parte de la población europea y mundial. Por el contrario, cada año se sacan al mercado muchas nuevas medicinas que en realidad son ineficaces ya que no añaden mejoras sobre las ya existentes, algunas son peligrosas y muchas otras, simplemente son repeticiones y copias virtuales de los fármacos ya existentes pero con la diferencia de que son mucho más caras en precios.
Una de las limitaciónes del actual modelo de innovación farmacéutica es que mediante el uso de patentes privadas se basa en el monopolio sobre la investigación, el conocimiento científico y la producción de nuevos fármacos. Según una vieja cantinela que se suele repetir hasta la saciedad por parte de las grandes empresas farmcéuticas, este modelo de investigación médica-farmacéutica les permite la recuperación de los costes económicos invertidos en la investigación y el desarrollo de los nuevos medicamentos gracias a unos altos precios que les protege de las empresas de la competencia. La triste realidad es que en muchos casos, los altos precios de medicamentos patentados están al servicio de la financiación un gran entramado de marketing y lobbying comercial, y esto que supone bastante más gasto económico que el empleado en el mismo proceso de investigación científica. Al mismo tiempo, numerosas investigaciones recientes han documentado con datos empíricos la creciente ineficacia científica y los escasos resultados terapéuticos de un modelo de innovación que está dominado por los intereses económicos de unas pocas grandes empresas, y que además orienta toda su investigación hacía unas pocas enfermedades que les resultan muy lucrativas. Como afirma la revista médica francesa Prescrire “en un sistema de innovación en bancarrota, la agitación comercial de las firmas crece”.
Una fuente importante de la ineficacia del actual modelo de investigación biomédica es el secretismo y el oscurantismo que rodea a todo el proceso biomédico, en especial a los ensayos clínicos, de los que paradójicamente resulta que médicos y pacientes nunca llegan a conocer ni obtener informaciones fiables sobre los efectos reales que comportan muchos de los medicamentos. En España el sistema de salud pública ni siquiera dispone de un sistema de infomación científica independiente y ajeno a los intereses de beneficio económico de las grandes farmacéuticas, algo que resultaría ser vital y necesario para adoptar criterios rigurosos en la compra de productos farmacéuticos para hospitales y ambulatorios.
Además, el conocimiento biomédico generado a partir de las inversiones con dinero público español y europeo acaba siendo apropiado por actores e intereses mercantiles privados mediante los derechos de propiedad intelectual. Es decir, las inversiones públicas en investigación de medicamentos no revierten como saber público. La investigación médica y el nuevo conocimiento biomédico acaba privatizándose en las manos particulares de las grandes empresas farmacéuticas y no revierte en la creación de bienes y servicios públicos al servicio del conjunto de la sociedad.
Pero actualmente, en medio de una grave crisis económica y de una financiación pública farmacéutica insuficiente, crecen las llamadas en favor de un nuevo modelo de innovación biomédica capaz de crear unos productos farmacológicos más asequibles, más útiles y más transparentes. A escala global, el Grupo experto consultivo sobre la coordinación y la financición de la investigación y desarrollo biomedicos, presentó sus recomendaciones en mayo del 2012 en la Organización Mundial de Salud (OMS) siguiendo el objetivo de conseguir una Convención o un Tratado global de regulación. Estas recomendaciones solicitaban “desligar” (de-link) el coste económico de los productos biomédicos del gasto en investigación I y D. En noviembre del 2012 la OMS decidió aplazar una decisión sobre la creación de un instrumento global de regulación hasta el 2016, peró sí aceptó el estudio de programas pilotos y la creación de un observatorio sobre el problema. La asamblea general de la OMS en mayo, 2013 volverá a reconsiderar esta cuestíon.
Para iniciar la transición urgente hacia un modelo de innovación biomédica más justa, eficaz y asequible establecemos las siguientes propuestas:
Licencias responsables. Un política española y europea de licencias “no-exclusivas” o “socialmente responsables” para generar un beneficio social más ámplio de cualquier investigación biomédica financiada total o parcialmente con dinero público.
Investigación de código abierto. Crear ámbitos que fomenten la colaboración científica y el compartir conocimiento mediante unas reglas abiertas de derechos de propiedad intelectual, y con la creación de bienes públicos de conocimiento biomédico y la potenciación de nuevos productos innovadores genéricos.
Acceso abierto a las revistas científicas: El alto precio de las revistas médicas constituyen barreras de cierre al libre flujo de importante información sobre la salud y los medicamentos. Las publicaciones científicas financiadas total o parcialmente con fondos públicos deben ser gratuitas y accesibles digitalmente.
“Patent pool”: Apoyar la iniciativa de UNITAID contra HIV/SIDA y otros posibles proyectos similares para conseguir la donación de patentes y la aceleración de la compentencia sobre medicamentos genéricos con el fin de bajar el precio de los medicamentos patentados. Las empresas deben ser convidadas a permitir la licencia de sus medicamentos en el patent pool.
Premios para incentivar la innovación biomédica. Dar impulso la investigación de nuevos medicamentos mediante la donación de premios de reconocimiento y mérito, que ayuden a romper el monopolio de unas pocas empresas y aceleren la competencia y creatividad investigadora en medicamentos genéricos bajando los precios de los fármacos. Los premios también pueden servir para incentivar partes y eslabones del mismo proceso investigador: si un producto finalmente resultara ser parte de la investigación premiada tendría un licencia no-exclusiva. Por ejemplo, un nuevo medicamento de cáncer genérico podría ahorrar miles de millones de euros a los sistemas públicos de salud.
Las cooperación para de desarrollo de productos farmacéuticos. Para crear nuevos medicamentos y vacunas se deben formar consorcios públicos-privados con el objetivo de investigar las llamadas “enfermadades olvidadas” y los campos médicos desatendidos por la investigación privada, como son las infecciones. Estos eventuales productos tendrían unos precios finales “socialmente responsables” y previamente establecidos.
Asegurar el acceso abierto a los resultados de los ensayos clínicos. Apoyar las iniciativas europeas que buscan abrir el acceso público a los datos e informaciones del proceso y resultados de la investigación biomédica y los ensayos clínicos.