12 mai 2009
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El jueves pasado en Estrasburgo, el Parlamento Europeo aprobó una nueva Directiva sobre la Experimentación Animal. El objetivo inicial de esta Directiva era dar alternativas científicas a la utilización de animales vivos en la experimentación científica, y con ello reducir el método de investigación basado en el uso de animales. Hoy la experimentación con animales provoca enfermedades, sufrimiento y muerte a millones de seres sintientes, y a menudo de forma innecesaria y cruel. Pero la votación final ha sido muy decepcionante y perversa, ya que se ha eliminado de la nueva ley la inicial intención de protección animal que impulsaba esta nueva legislación europea. Los valores a favor del respeto y la protección de la vida animal han quedado fuera del contenido de la nueva ley, y por esta razón yo voté en contra de conjunto de esta Directiva.
Cada año más de 12 millones de animales mueren en laboratorios europeos en ensayos científicos. Pero lo curioso, es que para muchos de estos experimentos ya existen métodos científicos alternativos que no usan animales, y que son solventes desde el punto de vista científico, y están homologados por instituciones europeas e internacionales como es el Centro Común de Investigación y la OCDE. Si realmente existiera la voluntad política por parte de los gobiernos y de la Unión Europea se podría reducir sustancialmente el terrible sufrimiento de los animales provocado en nombre del conocimiento científico. Sin embargo, los intereses económicos de algunos grandes laboratorios y sus exitosas presiones a los europarlamentarios han impedido la sustitución de muchos de los experimentos animales.
Especialmente chocante ha sido el voto del PP, PSOE e IU en contra de eliminar las pruebas en simios capturados en sus hábitat natural. El permitir la utilización científica de simios y otros animales capturados en su entorno natural es doblemente bárbaro, ya que además de atentar contra de seres sensibles que poseen unas capacidades cognitivas y emocionales muy cercanas a las de los seres humanos, a la vez se anima a la captura de especies protegidas y en peligro de extinción. La hipocresía y el engaño político ha ganado cuando los partidos que afirman de palabra y ante la opinión pública que dan su apoyo a iniciativas internacionales de enorme prestigio como es el Proyecto Gran Simio, a la hora de la verdad votan contra los derechos y la protección de las personas pertenecientes a especies tan maravillosas como pueden ser los chimpancés, los gorilas o los bonobos.
Como ha dicho Alberto Díez, director de Campañas de la Asociación Nacional para la Defensa de los Animales (ANDA), con la votación de la Directiva “se ha perdido una oportunidad histórica para controlar una práctica tan sensible entre los ciudadanos como el uso de primates en experimentación”.
Además, la mayoría de la Eurocámara con los votos de PSOE, PP e IU se negaron eliminar o reducir sustancialmente las pruebas que causen un sufrimiento severo y prolongado a todo tipo de animales.