PARA UNA TREGUA ESTABLE HAY QUE ACABAR CON EL BLOQUEO Y LOS COHETES
Israel y la Unión Europea deben reconocer la realidad irrefutable de que Hamas controla Gaza, que tiene un apoyo popular mayoritario y que está implantado con una cierta fuerza militar. Seguir con la actual política de negación de esta realidad no ayuda ni la seguridad de Israel ni el proceso de paz. Lo que es totalmente contraproducente para la estabilidad de toda la región es esperar que la asfixia humanitaria de un millón y medio de habitantes de Gaza consiga el cese del lanzamiento de cohetes contra el territorio israeli o la caída del control islamista de Gaza. Además, sería absurdo considerar un derribo de Hamas y la imposición de Fatah mediante la fuerza israelí. Al mismo tiempo es comprensible que Israel quiera acabar cuanto antes con la violencia en su frontera ya que ningún gobierno democrático puede permitir que una parte de sus habitantes, como los de Sederot, vivan en un estado permanente de peligro y miedo.
Lo que no es racional es pensar que un ataque masivo contra Gaza por parte de ejército israelí puede conseguir mayor seguridad y tranquilidad para Israel. Si Israel inicia una operación de gran escala en Gaza las consecuencias pueden ser graves para todas las partes. En primer lugar la pérdida de vidas humanas serán sustanciosas, sobre todo en la muy densamente poblada Gaza donde es totalmente imposible hablar de "operaciones de precisión" o "dirigidas". En segundo lugar habrá una fuerte reacción palestina. Sin duda alguna, teniendo en mente la estrategia de Hizbollah en la guerra del Líbano, Hamás responderá a la acción israelí con el lanzamiento de bastantes más cohetes de más calibre y con un alcance bastante más lejano. En lugar de los 8 o 10 al día podríamos pasar a más de 100 cohetes con una capacidad de destrucción mucho mayor. Recordemos que actualmente la mayoría de los pequeños y caseros "Kassam" lanzados contra Israel no proceden de Hamás sino de Yihad y de otras milicias. Y mejor ni hablar de la amenaza de Hamas de volver a los atentados suicidas dentro de Israel. Si Israel decidiera reconquistar Gaza el resultado sería aún más catastrófico, ya que tiene una larga y triste experiencia de la ocupación de la franja. En tercero y último lugar, un conflicto muy sangriento en Gaza tendría un efecto político y social muy negativo en cisjordania y en todos los países árabes de Oriente próximo. Diariamente la población árabe de Jordania, el Líbano, Egipto y los países del magreb observan con angustia el empeoramiento de la vida en Gaza bajo el sitio y no comprenden la impotencia de sus gobiernos para ayudarles. Una guerra en Gaza provocaría grandes manifestaciones de protesta impulsadas por los islamistas que serían dirigidas en contra de los actuales gobernantes.
La única forma de conseguir una tregua de verdad entre Israel y Hamas es mediante el levantamiento del asfixiante bloqueo impuesto por Israel y Egipto como parte de un cese de fuego estable y negociado con Hamas. La "calma" existente de los últimos 6 meses ha sido básicamente un trato militar: Israel no ataca si los palestinos no tiran cohetes. A pesar de la relativa calma prácticamente no se ha aliviado la penosa situación económica y humanitaria de los habitantes de Gaza. Si se cesara el actual castigo colectivo contra la población civil a cambio de que Hamás suprimiera toda acción hostil contra Israel se podría ganar unos años de tranquilidad y, incluso, propiciar unas actitudes más pragmáticas de Hamas hacia la unidad palestina y el proceso de paz. El acorralamiento de una población civil privada de alimentos, agua, luz y medicamentos no es la mejor forma de fomentar la moderación política; más bien el contrario.
Esperamos que la diplomacia europea actúe con firmeza para evitar lo peor. Si no, es posible que la magnitud de la tragedia crezca aún más. Aunque parezca una ironía pedimos que se imponga una pizca de sensatez en el Oriente Próximo antes de que sea demasiado tarde.