Los Verdes hacemos lo que podemos pero sin un decrecimiento sostenible, no lo conseguiremos
Los miembros del grupo verde en el Parlamento Europeo estamos luchando para conseguir un conjunto de medidas legislativas climáticas ambiciosas y vinculantes en lo referente a las energías renovables, el comercio de emisiones, las emisiones de los coches y el reparto del esfuerzo ambiental entre los países. No es nada fácil y somos una minoría que quiere medidas mucho más radicales que la mayoría política en el Parlamento. Por ejemplo, sobre las emisiones de los coches parece que la mayoría en el pleno quiere, contra toda lógica, aplazar la aplicación de objetivos reales de reducción hasta el 2015 en lugar del 2012. En cuanto de los nuevos objetivos estatales de reducción de CO2 hay una lucha encarnizada para evitar el objetivo de 30% reducción para el 2020 en la UE en los acuerdos pos-Kioto y muchos intentos de los países miembros de escurrir el bulto, no asumir metas ambiciosas y sustituir el esfuerzo real por "la ayuda al desarrollo del Sur", las masas forestales y otros mecanismos "flexibles" difíciles de controlar. También hay debates sobre qué fecha debe ser de partida para calcular la reducción de CO2, el posible regalo del 100% de los derecho de emisión y las posibles "excepciones" para las "industrias intensivas en energía". Si, conseguimos a duras penas unos compromisos mínimos sobre muchas cuestiones climáticas pero seguimos lejos de las medidas drásticas necesarias para defender la vida en el planeta.
Para tomar el cambio climático en serio hace falta cuestionar algunas de las premisas básicas de nuestra economía y cultura actuales. Lo podríamos llamar "el decrecimiento sostenible", lo que quiere decir reducir fuertemente nuestro consumo material que viene de la naturaleza y a la vez mantener un mínimo bienestar y la cohesión social. No sería una tarea fácil. Habría que cortar de raíz la especulación financiera, que es la causa de la crisis actual, y regular fuertemente la economía en todos los aspectos. Nos haría falta una reforma fiscal a todos los niveles para gravar el CO2 y todos los recursos escasos y contaminantes. Tendríamos que tomar medidas de acción positiva a favor de la producción local, la restricción radical del uso del coche y unos metabolismos comerciales mucho más circulares, por mencionar algunas políticas. Al mismo tiempo haría falta fomentar el flujo de información y cultura electrónica, en suma todas las relaciones immateriales y relacionales, y reorientar la construcción hacia el retejer y restaurar ecológicamente nuestras ciudades. Huelga decir que el sector energético necesita una revolución hacia las renovables, la eficiencia y el ahorro.
Bueno. No estoy soñando. Solo quiero daros una idea de que seguimos en la "prehistoria" de la lucha contra el cambio climático. No lo frenaremos con medidas a medias ni parches. No es una batallita sino una guerra en toda regla. Se nos acumula la faena.