Apuntes para una charla en la Universitat de València el 13/12/2019
LOS GRANDES MITOS DE LA LUCHA CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO Y ALGUNAS PROPUESTAS VERDES (1)
“La política que nos hace falta hoy no existe a pesar de todas la palabras bonitas de los líderes mundiales.”
Greta Thunberg, ayer en la COP25
DONT WORRY, BE HAPPY!
Según cuentan muchas personas solo nos hace falta deshacernos de políticos como Trump, Bolsanaro y otros negacionistas como Vox, para poder apoyar masivamente a las industrias emergentes de energía solar, vehículos eléctricos, alimentos ecológicos y ropa sostenible, alguna hamburguesa vegetal...etc. Estaríamos en el mejor de los mundos posibles de una situación Win-Win: podríamos reverdecer gradualmente a nuestras sociedades, hacer la “transición energética” a las renovables y, a la vez, seguir consumiendo, yendo de compras “sostenibles” en Black Friday, el fin de semana en Londres y un crucero en el verano. Esto es el “crecimiento verde” defendido por la UE, la ONU y todas las élites globales.
“The European Green Deal(Trato Europeo Verde)” de la UE se basa en el crecimiento , el mantenimiento del consumo y la globalización comercial. También tiene elementos positivos que podrían desarrollarse de forma consecuente o no con la preservación de ecosistemas pero en su conjunto el Plan prioriza intereses económicos expansivos, consumistas y extractivos poco compatibles con reducir la huella ecológica sobre el planeta. 1
Según la ONG ambiental Friends of the Earth – Europe “La presidenta de la Comisión Europea Von Der Leyen todavía se aferra a la vieja economía obsesionada con el consumo y el crecimiento. Su Comisión seguirá promoviendo el gas fósil que mata el clima, el fallido comercio de emisiones, el consumo excesivo y potencialmente permitirá nuevos cosechas transgénicas en nuestros alimentos; esto no es una transformación.”
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Según la misma Agencia Ambiental Europea “la UE no conseguirá la sostenibilidad si sigue promocionando el crecimiento económico y intenta gestionar los impactos ambientales y sociales después.” Según esta institución europea oficial “no se trata de solo tecnologías y procesos de producción sino las pautas del consumo y las formas de vivir.”
València: ¿referente verde?
València es una ejemplo emblemático del abismo entre la retórica ambiental y los hechos donde se prioriza el crecimiento. 3 La moralidad política se debe medir en la brecha entre lo que uno dice y lo que uno hace.
En Valencia la mayoría de los políticos piensan que podemos luchar contra la crisis climática y ecológica y al mismo tiempo ampliar autovías, asfaltar la huerta, dejar que se muera la Albufera, construir un macro-puerto para doblar el número de cruceros, buques y camiones, levantar nuevas urbanizaciones especulativas con docenas de miles de viviendas nuevas en Benimaclet, el Grau, Malilla y el Parc Central, aumentar el turismo masivo con nuevos hoteles por doquier y instalar un enorme centro comercial en un espacio natural. Precisamente, la primera linea de la lucha climática aquí es tratar de frenar el mal-desarrollo valenciano que constituye un ejemplo de criminalidad climática e hipocresía política. En general, ante la emergencia climática es incluso más urgente parar las cosas malas que hacer las cosas buenas. La propuesta Estrategia Valenciana del Cambio Climático y Energía también refleja las pocas ganas políticas actuales de reducir sustancialmente las actividades destructivas y una muy modesta ambición climática en general. 4
El “crecimiento verde” no existe y es una contradicción en términos.
Según la comunidad científica tenemos que eliminar la gran mayoría de nuestras emisiones contaminantes y parar la pérdida de la biodiversidad en los próximos 20 años, reduciendo las emisiones de CO2 más del 70% antes del 2030(y crecieron más que nunca el año pasado), o enfrentarnos a un futuro dantesco lleno de sufrimiento humano. La cruda realidad es que tenemos que elegir entre ser verdes o apoyar el crecimiento económico ilimitado; no podemos tener los dos. O consumimos mucho menos o aumentamos la envergadura de la catástrofe. Los líderes políticos y las élites empresariales han elegido la segunda opción.
Lo que discutieron los lideres de los países en la COP25 estos días en Madrid muy poco tiene que ver con soluciones reales a la emergencia climática: oportunidades de negocios “sostenibles”, el comercio internacionales de emisiones para “compensar” la contaminación, un “fondo verde” para financiar tecnologías verdes, objetivos voluntarios de reducción de emisiones, … Hay un abismo entre la magnitud del problema y las patéticas y contradictorias soluciones que proponen la UE, la ONU y los grandes países que se niegan considerar cualquier solución que pone coto a la extracción de recursos, el crecimiento y el consumo.
El año pasado el PIB per capita creció el 2% mientras la cantidad de CO2 para producir 1 dollar más de PIB se redujo el 0.4%. En otras palabras el crecimiento es más eficiente por cada dolar pero las emisiones globales crecieron 0.6% globalmente. Como veremos mas eficiencia no reduce las emisiones. Cada 1% de crecimiento global significa casi O.4% más de CO2 según la FMI y la ONU. El año pasado aumentaron el 0.6% las emisiones de C02 cuando según la comunidad científica deberían estar bajando más del 7% cada año. No es casualidad que solo se redujeron las emisiones globales de CO2 en el 2008 por la crisis financiera mundial.
¿Por qué no han bajado las emisiones si llevamos 50 años aumentando la eficiencia tecnológica? ¿Por qué en los últimos 40 años solo bajaron las emisiones de CO2 globalmente en la crisis financiera y recesión económica del 2008?
Mejor el fin del mundo que el fin del crecimiento
Las propuestas de la mayoría política de la Unión Europea suelen descansar sobre la idea de que la tecnología y el “crecimiento verde” pueden resolver la crisis climática. Es una idea falsa y, incluso, peligrosa. Su pensamiento dominante subyacente es que los limites de los sistemas físicos del planeta son flexibles y se pueden forzar más mientras las estructuras expansivas de nuestras economías de mercado son sagradas y no se pueden tocar. Es el mundo al revés. Son las leyes de la física que son rigidamente infranqueables y es la política que es muy flexible y moldeable para las necesidades humanas. Refleja mucho más como determinan las soluciones “posibles y realistas” unas instituciones políticas dominadas por grandes poderes económicos y el consumismo que cualquier consideración de la realidad biofísica de la crisis climática y ecológica.
Hace 50 años Dennis y Donella Meadows predijeron el actual colapso con bastante precisión. Sus graves advertencias sobre “los límites al crecimiento” fueron ignoradas e incluso ridiculizadas.
El “realismo” político no es nada realista para la salud del planeta
Lo que hoy es “realista” políticamente es suicida para la salud del planeta y sus habitantes. Son ideas que descansan sobre un fraude. Existe un fraude estadístico que esconde gran parte de las emisiones, un tecno-optimismo desbocado que cree en soluciones milagrosas aún no inventadas y una ignorancia deliberada de la física y las matemáticas. Estamos ante una colosal irresponsabilidad institucionalizada que niega asumir los límites de un planeta finito.
Actualmente la Unión Europea y las instituciones globales como la ONU, la FMI y la OMC están promocionando el “crecimiento verde” como la único camino frente a la crisis climática. ¿Se lo creen de verdad o simplemente piensan que no es políticamente viable pensar en alternativas? Parece que para ellos es más fácil imaginar el fin el mundo que el fin del crecimiento material global que es imprescindible para nuestro modelo económico vigente.
Lo llaman “crecimiento sostenible” con la falsa asunción de que se puede desasociar (o desacoplar) la presiones ambientales del crecimiento del Producto Interior Bruto. El “European Green Deal” presentado la semana pasada y los objetivos del desarrollo sostenible del ONU plantean la meta para todos los países “el crecimiento sostenido, sostenible e inclusivo ...eficiente en uso de recursos y competitivo” al mismo tiempo. Pero sabemos de los datos empíricos no es posible. Además, es insistir en el mismo error de los últimos 30 años. No ha habido un desacoplamiento en términos absolutos en ninguna parte.
El informe del European Environmental Bureau ‘Decoupling debunked: Evidence and arguments against green growth as a sole strategy for sustainability’ 5(Desmontando el desacoplamiento: Evidencia y argumentos en contra del crecimiento verde como la única estrategia para la sostenibildad) presenta unas pruebas muy convincentes de que el desacoplamiento es un mito y que la estrategia política basado en el crecimiento está condenada al fracaso. Las ganancias durante décadas de eficiencia en energía y materiales por cada unidad producida siempre tienen unos “efectos rebote” que resulta en un incremento de volumen de consumo en un campo o otro, posibilitado por los ahorros en otro sector. La eficiencia solo es efectiva si es parte de una estrategia más amplia de suficiencia, de límites en volúmenes totales. “La suficiencia” significa definir lo que es “bastante”. Por ejemplo, ¿cuantos aparatos, cuanta ropa y cuanto carne nos hace falta para ser felices y sanos? Se trata de límites. La sostenibilidad para las sociedades europeas es en una palabra: menos.
MÁS COCHES ELÉCTRICOS NO SIGNIFICA MENOS EMISIONES
Hoy hay 24 millones de coches en España de los cuales menos del 1% son coches eléctricos. Según los pronósticos oficiales en España en el año 2030 habrán 30 millones de coches en España de los cuales 5 millones de serán eléctricos (una sexta parte). ¿Significará esto que habrá un gran descenso de emisiones contaminación del transporte por carretera? No. Habrá aún más cantidad total de coches térmicos de combustión que ahora, probablemente más pesados, y no habrá bajadas significativas en las emisiones gobales. A nivel internacional pasa lo mismo según la Organización Mundial de la Energía. En el año 2040 habrá 300 millones de coches eléctricos pero la demanda de petróleo del transporte se mantendrá en su alto nivel actual hasta por lo menos hasta el año 2040 porque habrá aún mas vehículos que seguirán moviéndose con gasolina y diesel.
La Escala y los volúmenes totales de las actividades humanas superan los límites del planeta
Nuestro mayor problema es la escala. Los seres humanos y su ganado representan actualmente el 96% de toda la biomasa de mamíferos de la Tierra. Es un problema de escala, de volumenes totales que superan la capacidad de carga del planeta. Y los volumenes totales de extracción de recursos sigue creciendo con fuerza. Nuestra crisis climática, nuestra crisis de biodiversidad, nuestros suelos agotados y las crisis humanitarias son todos síntomas de la escala poco realista de la empresa humana y de unas politicas totalmente irresponsables y suicidas.
El crecimiento continuo hace fracasar la eficiencia y más eficiencia alimenta aún más destrucción del mundo biofísico y natural
La idea de que podemos "disociar" o “desacoplar” el crecimiento económico de la producción material es, es una falsedad rotonda. La historia muestra que cuando la economía se vuelve más eficiente con un recurso, usamos más de ese recurso, no menos; un fenómeno conocido como el "efecto rebote" en economía o la "paradoja de Jevons."6 Solo ayuda la eficiencia si hay límites absolutos en el volumen de producción y consumo.
En el siglo XIX, las máquinas más eficientes no redujeron el consumo de carbón, sino que lo aumentaron. En el siglo XX y el el XXI los ordenadores no solo no ahorraron recursos, como predijeron algunos tecno-optimistas, sino que aceleraron la economía, lo que llevó a una mayor extracción de recursos y un efecto rebote de mucho más emisiones (y la tecnología 5G amenaza con empeorar la situación). El enorme aumento de eficiencia técnica de los últimos 40 años ha coincidido con la “gran aceleración” de destrucción del clima, la biodiversidad, el suelo fértil y el agua. Hace 40 años, en Europa occidental con un nivel de vida bastante aceptable, el nivel de destrucción ambiental y climática era menos de la mitad que ahora con mucho menos tecnologías y, incluso, menos leyes ambientales.
Cada vez nos hace falta gastar más energía para extraer la misma cantidad de minerales/combustibles de peor calidad
Hemos quemado las reservas de carbón y petróleo de la más alta calidad, y ahora estamos excavando en el sucio petróleo de esquisto y las arenas bituminosas de baja calidad con un enorme impacto ambiental, productos que se importaran a la UE. Cuando los europeos llegaron por primera vez a Norteamérica, podían recoger pepitas de cobre del tamaño de sandías de los lechos de los arroyos. Ahora, para abastecer a la electrónica moderna y la electrificación , tenemos que excavar pozos gigantescos - 4 km de ancho, 1 km de profundidad - para raspar el mineral de baja ley que contiene 0.2% de cobre. Los límites no significan necesariamente que nos "quedemos sin" un recurso, sino que la calidad disminuye a medida que aumentan los costes y el impacto ecológico. Cada vez hace falta más energía, recursos y emisiones para sacar la misma cantidad de petroleo, gas, minerales y otros materiales(incluso los minerales imprescindibles para la “transición energética”)7
¿Qué dicen los científicos?
11.258 investigadores científicos de 153 países proponen seis grupos de medidas para cambiar el sombrío panorama que enfrenta el planeta.
Resumen: Lo más urgente es reducir las cosas malas, más que hacer las cosas buenas. Hacer lo bueno hoy en día no sustituye sino SUMA a lo malo. Mientras crecen los volumenes totales los esfuerzos en tecnologías verdes, renovables, coches eléctricos, productos ecológicos, reciclaje,.. sirven para bien poco frente a los problemas climáticos globales que crecen en una economía global sin límites ni frenos. Los límites biofísicos impondrán un parón económico con efectos catastróficos si no frenamos el crecimiento y creamos unas estructuras sociales más justas y verdes.
Energía
Implementar masivamente prácticas de conservación: Es mucho más importante reducir la demanda energética que fomentar las renovables.
Reemplazar los combustibles fósiles con energías renovables limpias
Dejar las reservas restantes de combustibles fósiles bajo tierra.
Eliminar los subsidios a las compañías de combustibles fósiles (55 mil millones cada año).
Imponer tarifas/impuestos de carbono suficientemente altos como para restringir el uso de combustibles fósiles. “
(Pero lo que pasa ahora: más extracción, consumo y emisiones de los combustibles fósiles que nunca. 2018 ha sido un récord de emisiones de CO2 y extracciones de recursos de todo tipo.)
Contaminantes de corta duración
Reducir las emisiones de metano(del gas natural), hidrofluorocarbonos, hollín y otros contaminantes climáticos de corta duración. Esto tiene como objetivo reducir la tendencia al calentamiento a corto plazo en más del 50% en las próximas décadas.
Naturaleza
Restringir la roturación masiva de tierras. (Se aumenta.)
Restaurar y proteger ecosistemas como bosques, praderas y manglares, lo que contribuiría a la disminución del dióxido de carbono atmosférico, gas clave del efecto invernadero
Comida
Comer principalmente plantas y consumir menos productos animales (se aumenta), lo que reduciría significativamente las emisiones de metano y otros gases de efecto invernadero, liberando tierras agrícolas para el cultivo de alimentos humanos en lugar de alimentos para el ganado. (Se aumenta masivamente el cultivo de soja, sobretodo en las amazonas)
La reducción del desperdicio de alimentos también es crítica: según los investigadores, al menos un tercio de todos los alimentos producidos terminan como basura
Economía
Reducir la extracción de materiales y la explotación de los ecosistemas (imposible incluso con crecimiento verde) para mantener la sostenibilidad de la biósfera a largo plazo, así como eliminar la dependencia de la economía en los combustibles de carbono y alejar los objetivos del crecimiento del producto interno bruto y la búsqueda de la riqueza. (el contrario de lo que piden la UE, la ONU, la OCDE y todos los partidos españoles de izquierda y derecha).
Población
Estabilizar la población mundial, que aumenta en más de 200 mil personas diarias, utilizando enfoques que garanticen la justicia social y económica.
Los mitos de la “Des-carbonización” y “100% renovables”: la energía no es electricidad
Hoy la energía solar y eólica solo representa entre el 2% y 3% de la energía total que consumimos. Más del 80% de la energía se produce con los combustibles fósiles. La casi totalidad de la energía que produce las renovables es electricidad. La electricidad representa menos del 20% de la energía que consumimos. La más del 80% de la energía que no es electricidad no es fácilmente reemplazada por las energías renovables y para expandir la electrificación de las renovables hay que construir enormes infraestructuras, plantas y conexiones. Además, las renovables tienen serios problemas de almacenamiento, intermitencia y materias primas. Hay sectores enteros donde la llamada “des-carbonización” ni siquiera está en el horizonte tecnológico y económico como la aviación, la siderurgia, la cerámica, la industria automovilística, la minería, los grandes camiones, los grandes buques de contenedores, los cruceros y la calefacción, entre muchos otros. Es un engaño sin fundamento empírico decir que vamos a “des-carbonizar” a la sociedad o tener un sistema energético “100% renovable” en unas décadas sin reducir radicalmente (a menos de la mitad) nuestro consumo de energía y de materiales en general.
80% de la energía mundial procede de los combustibles fósiles, 10% de biocombustibles, 5% de las nucleares y 5% de las fuentes renovables (hidroeléctrica, eólica, solar, geotérmica). Solo el 18% de la energía es en forma de electricidad. La mayoría del otro 82% se utiliza par el transporte, la calefacción y la industria.
La ciudadania va por delante de las instituciones y los políticos: ¡la gente está más concienciada que los políticos!
Resulta errónea o malintencionada la idea de que el cambio climático no es percibido por las sociedades como un problema preocupante, urgente y prioritario. Este supuesto de partida, que un legitimador de la falta de acción política climática , contradice los conocimientos sociales acumulados desde hace más de tres décadas por el pensamiento científico-social más solvente, como es el proveniente del cuerpo de conocimientos académicos e investigadores de la sociología ecológica. Todos los sondeos recientes atestiguan que la ciudadanía quiere medidas urgentes y valientes frente a la crisis climática.
Quien no las quiere son las élites económicas y políticas.
Resulta evidente que muchos líderes políticos y otras élites quieren buscar coartadas pseudo-científicas mediante la supuesta “indiferencia o escasa concienciación” ambiental presente en las opiniones y mentalidades ciudadanas, para poder justificar la continuidad de las actuales políticas autonómicas de gobierno, orientadas como están por las prioridades del crecimiento económico-material y la competitividad comercial de las élites económicas. Contrariamente a este activo negacionismo práctico institucional, los daños climáticos y ecológicos desde hace décadas son entendidos por la gente como graves o muy graves y son asunto de preocupación social, tal y como confirman numerosos estudios científicos-sociales de opinión realizados desde diferentes perspectivas metodológicas.
Estas amplias adhesiones a los valores ambientales que se han venido a denominar consenso ambiental, abren la posibilidad de acciones y políticas públicas más contundentes que avancen en soluciones eficaces en la protección, conservación y restauración ecológicas. Se trata por tanto de creencias y valores muy difundidos a favor de acciones decididas frente a los desastres climáticos y ecológicos cada vez más presentes y percibidos, que incluso se ponen por delante de las metas declaradas a favor del crecimiento económico.
Culpar a la ciudadanía por su supuesto “rechazo” a posibles políticas ecológicas más ambiciosas,realistas y responsables debido a que no está suficientemente preocupada ni concienciada, resulta infundado, deshonesto y manipulador. La gran debilidad de los comportamientos sociales responsables frente los dramas ecológicos y climáticos no responde exclusivamente a los factores culturales de falta de sensibilización, también es efecto de las imposibilidades que encuentra la ciudadanía para poder llevar a la práctica las opciones pro-ecológicas alternativas. Este bloqueo ejercido por parte de las instituciones y políticas públicas de todo tipo a menudo imposibilita estas prácticas. Las explicaciones incongruentes que cargan sobre la gente la responsabilidad de los escasos cambios en valores y comportamientos, se utilizan como argumento legitimador de la fuerte orientación culturalista, pedagogizante, concienciadora, individualista y voluntarista de la vigente estrategia climática. Pero conviene no olvidar que un factor determinante de la pasividad en los frágiles comportamientos pro-ambientales de la ciudadanía, individuales y colectivos, está en las propias instituciones públicas y sus políticas, que impiden, dificultan o castigan los cambios de actitud a favor de responsabilidad ecológica y climática. La ciudadania se encuentra rehén de unas únicas respuestas individualistas, consumistas y anti-clima porque no las instituciones públicas no emprenden los grandes cambios estructurales en la economía y la cultural a favor de soluciones colectivas, públicas y cooperativas a los retos climáticos y ecológicos en el transporte, la alimentación, la vivienda, el comercio y el urbanismo. La urgente transición de la riqueza individual consumista a la riqueza compartida, cooperativa y comunitaria ni siquiera ha comenzado. La única respuesta racional frente al colapso es substituir la obsesiva busqueda de riqueza individual por el lujo colectivo.
NO ES SOLO UNA CUESTIÓN DE LAS EMISIONES: NO NOS SALVAMOS CON “EMISIONES CERO”
Según la Agencia Ambiental Europea la Unión Europea no ha alcanzado 29 de sus 35 sus objetivos ambientales para 2020 en campos de aire, suelo, sustancias químicas, biodiversidad, agua y muchos más. 8 Esto es principalmente por priorizar los intereses comerciales de la globalización y el consumo en sus políticas y no castigar estrictamente los masivas incumplimientos de la legislación europea.9
Cuando hablamos de la emergencia climática no hablamos solo de emisiones de CO2. Incluso no es el más importante. Son los recursos naturales que soportan la vida y la economía: las biodiversidad, los insectos, la fertilidad del suelo, la pureza y cantidad de agua, la riqueza diversa de los bosques, los ríos y el mar. Sin el suporte de ecosistemas naturales nuestras sociedades no pueden funcionar. Y según las mejores informaciones científicas la mayoría de estos sistemas naturales vitales se están en proceso de fuerte deterioro o hay una fuerte translimitación de su capacidad de carga(la capacidad de mantenerse, reproducirse y rellenarse sin grandes deterioros).
Incluso si tuviéramos una energía ilimitada limpia y barata no estaríamos a salvo de la crisis ecológica. Seguiríamos en situación de colapso de la gran mayoría de los sistemas de soporte ecológico imprescindibles para el mantenimiento de nuestras sociedades.
Los gráficos representan “La gran aceleración del Antropoceno” de los últimos 50 años
Esto está sucediendo debido al crecimiento del extraccionismo global empujado por el crecimiento. Paradojicamente, el aumento de las energías renovables y la electrificación de la economía aumentará las emisiones de combustibles fósiles por la necesidad de más minería de recursos cada vez más escasos, la necesidad de energía de respaldo, la construcción de redes eléctricas, el almacenamiento de energía y la producción masiva de baterías. Además, habrá que dedicar muchos recursos energéticos para responder y adaptarse a los inevitables impactos del cambio climático. Hay que recordar que mucha maquinaría pesada y industrias no pueden funcionar con renovables y probablemente no lo harán en los próximos 20 años.
NO HAY DESACOPLAMIENTO: CADA VEZ CONSUMIMOS MÁS Y CON MÁS EFICIENCIA CONSUMIMOS AÚN MÁS.
Un desacoplamiento del aumento del PIB del uso de los recursos globales no ha ocurrido y no ocurrirá. Si bien 50.000 millones de toneladas de recursos (la economía extractiva) utilizados al año es aproximadamente el límite que pueden tolerar los sistemas de la Tierra, el mundo ya consume 70.000 millones de toneladas. A las tasas actuales de crecimiento económico, esto aumentará a 180 mil millones de toneladas para 2050 . La máxima eficiencia de los recursos, junto con los impuestos masivos al carbono (la fiscalidad ecológica), reducirían esto en el mejor de los casos a 95 mil millones de toneladas : aún más allá de los límites ambientales. Casi el doble. El crecimiento verde es físicamente imposible. Cada 1% del incremento del PIB mundial significa alrededor de 0.3% más emisiones según el FMI.
Los Aviones, Cruceros y Buques de Contenedores invisibles que no cuentan ni pagan
Los miles de vuelos de turistas que vienen a España no están contabilizados en las emisiones de CO2 nacionales. La aviación comercial cuya contaminación se dispara no paga impuestos sobre su keroseno y incluso la aerolinea más grande, Ryanair, recibe ayudas estatales y ventajas laborales. Los enormes buques de contenedores emiten más CO2 que centenares de miles de coches humeantes(sin contar las emisiones acumuladas en los productos que llevan) y utilizan un “bunker fuel” que es muchas veces más contaminante que el diesel. Sus emisiones tampoco se cuentan en los números oficiales de España y la presión fiscal y control ambiental sobre estos buques es irrisorio. Los cruceros son otro ejemplo de dumping ambiental de lujo que trae muchos más prejuicios que beneficios a las comunidades portuarias. ¿Hablamos de ampliaciones portuarias y aeroportuarias en València? ¿Hablamos de los impactos ecosociales de la turistificación de nuestras ciudades, como este mismo centro histórico?
LAS CIFRAS DE EMISIONES NACIONALES SON ROTUNDAMENTE FALSAS EN EUROPA
En el informe de la ONU de este año Panorama de Los Recursos Globales se revela que el 90% de la pérdida de diversidad biológica y del estrés hídrico se debe a la extracción y la transformación de los recursos naturales. Dichas actividades producen aproximadamente la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo pero no están incluidos en nuestros cómputos nacionales de emisiones ni en nuestras políticas ambientales que solo se fijan en nuestros propios patios traseros y ignoran el impacto de nuestro consumo globalmente. , en la cantidad de materiales que deben movilizarse cambio climático, la eliminación del dióxido de carbono y la formulación de políticas de protección de la biodiversidad. Las conclusiones científicas del Panel Internacional de Recursos y de otras evaluaciones realizadas en el plano mundial que se presentarán en la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente de 2019 La huella material per cápita en los países de ingresos altos es un 60% más elevada que en los países de ingresos medianos y 13 veces mayor que en los países de bajos ingresos. El crecimiento económico se consigue a expensas de nuestro planeta y es sencillamente insostenible. Los cálculos nacionales omiten por lo menos 19% de las emisiones de CO2 y las grandes ciudades más del 60% según el grupo de científicos el Global Carbon Project. 10
Alrededor de un cuarto de las emisiones de CO2 vienen del comercio internacional. Una contabilidad honesta y creíble de CO2 basada en el consumo de CO2 del ciclo de vida de los productos y materiales seria mucho más justa socialmente y más eficaz para calibrar el volumen de extracción que hace falta reducir.
Externalización: la UE no es líder en la lucha contra el cambio climático
Una naranja sudafricana importada y nuestro teléfono móvil no tienen emisiones de CO2; Una naranja y un móvil hecho aquí sí. Cuanto más des-localizamos y cuanto más globalizamos la producción y el consumo, menos contaminamos en los cómputos oficiales pero más contaminamos en realidad. Una prenda de ropa producida en Paquistan no contamina nuestros ríos. La soja de Brasil que alimenta a nuestras vacas para nuestras hamburguesas no diezman nuestros bosques, destruyendo unos enorme sumideros de CO2.
La gran mayoría de esta huella material, el impacto sobre bosques, agua, animales, insectos, mares y suelos no se reflejan, no se computan en la contabilidad climática y ambiental de los países de la UE. Estamos ante una masiva “fuga de CO2” o “CO2 a la sombra”, una colosal externalización de la pérdida del sustento de la vida y del colapso del clima, sobre el cual se basa nuestra sociedad de consumo. El acceso de los europeos de productos de consumo baratos, materiales mineros de todo tipo como para las baterías nuestros moviles o coches eléctricos o los piensos de soja para nuestras hamburguesas, tiene un coste impagable.
Si la UE aumenta su ambición de reducción de emisiones sin unos cálculos honestos, avanzaremos poco en reducir las emisiones a nivel global y precisamente es la concentración global de CO2 en la atmósfera que importa para el futuro del planeta.
El solucionismo tecnológico no es la solución: la paradoja de Jevons
No mejoramos el mundo con hacer un poco más limpia cada unidad de producción o consumo. ¡Son los volúmenes totales que importan! La economia siempre ha mejorado la eficiencia de producción por cada producto fabricado pero esto no es eficiencia ecológica. Esta misma eficiencia facilita y fomenta aún más cantidad de extracción, producción y consumo. Es decir: la eficiencia sin suficiencia no sirve de nada contra el cambio climático/ecológico. Incluso empeora las cosas al abaratar los costes de cada unidad, aumentar las ventas y, lo más importante, disparar la extracción de materiales biológicos e minerales de cualquier punto del planeta. 11
“El crecimiento verde”, “El desarrollo sostenible”, “El crecimiento sostenible” son las estrategías de las grandes instituciones como la UE, la ONU y los grandes estados como España. Han fracasado y continuarán fracasando porque vulneran las leyes de la física y de las matemáticas. La estrategia de compatibilidad entre el aumento del volúmen físico de la economía y la sostenibilidad ambiental, ha fracasado estrepitosamente y ha servido de cobertura ideológica y para tranquilizar a población, durante la “Gran acceleración” de destrucción ambiental y explosión de emisioens de los últimos 40 años que ha coincidido con la expansión de la económía global, o la globalización económica neoliberal. El llamado “libre comercio” ha sido devastador para los ecosistemas del planeta y la mayoría política de la UE propone más de los mismo con grandes acuerdos comerciales que aumentan el extractivismo como el acuerdo UE-Mercosur.
La falsa eficiencia energética de la agricultura industrial intensiva
La agricultura industrial ha provocado una enorme pérdida de tierra fértil, la destrucción de bosques y la muerte de la biodiversidad como los insectos necesarios para la polinización. Además, no es nada eficiente. Produce 10 veces más rendimiento que hace 100 años pero necesita 90 veces más insumos y otros inputs – fertilizantes, pesticidas, electricidad para el regadío, maquinaria, refrigeración, embalajes y transporte. La ganadería industrial es el sector menos eficiente a nivel energético, más destructiva de la natureleza y más cruel con los animales no humanos.
En otras palabras, necesitamos mucho más energía fósil ahora por cada unidad de de alimento que producimos y vendemos. Y actualmente el tecno-optimismo del agribusiness promete más de lo mismo mediante nuevos productos tecnológicos y más agrotoxicos. Siempre propone otra vuelta de la misma tuerca para tratar a resolver a los problemas creados con su ciencia reduccionista, que trágicamente ha ignorado el complejo equilibrio de los mundos de vida del suelo, de las plantas y los insectos.
“El final de la tubería”:
tratar de limpiar después del desastre
El tecno-optimismo dominante siempre nos dice que podemos arreglar los desastre después. Reciclaje frente a la explosión de residuos, limpiar el mar de plásticos con grandes redes, enterrar el CO2 en minas subterráneas, una nueva semilla transgénica que es resistente a las herbicidas, un filtro para el aire contaminado en casa, construir muchas nucleares para reducir el C02, clonar animales en peligro de extinción,…..
Misteriosamente, lo que no suele estar en la agenda política es tratar los problemas de raíz: reducir radicalmente la generación de residuos y el consumo de energía, prohibir el plástico en los procesos industriales y comerciales, imponer una alta presión fiscal a los embalajes, prohibir los agrotoxicos, ...
La falsa “economía circular” que promete crecimiento sin destrucción ni desperdicio
Basada en ideas pseudo-científicas que la Unión Europea pretende conseguir un “crecimiento económico sostenible” con más coches, más aviones, más compras, y más de todo.
Una “economía circular”, que aspira a reciclar solo el 10% de los materiales, ni es circular ni incluye la gran mayoría de materiales y energía utilizados en la economía ni tiene en cuenta las leyes físicas de la termodinámica. No se puede reciclar ni reutilizar la gran mayoría de lo que está dentro o lo que está acumulado en nuestros productos de consumo. No se puede dar la vuelta a la ley de la entropia. Lo que se mata no vuelve a la vida. La madera que se quema no vuelve a ser árbol. La flecha del tiempo y la vida solo van en una dirección.
“La economía circular” – la nueva palabra mágica del vocabulario del “desarrollo sostenible” promete la continuación del crecimiento económico sin destrucción ni desperdicio. Pero este concepto solo afecta a una pequeña parte de los recursos que utilizamos.
Muchos objetos son demasiados complejos para reciclar o re-utilizar. Por ejempolo el Teléfono movil, solo el 30% de los elementos se pueden reciclar. Las luces LEDs lo mismo y así la mayoría de los aparatos eléctricos: los microchips, las baterías, los materiales sintéticos, y un sinfín de materiales donde es imposible “cerrar el círculo” como promete la economía circular. Los recursos energéticos fósiles o biomasa o biogas no se reciclan ya que se queman.
El Foro Económico Mundial estima que la suma global generada en 2018 alcanzó los 48,5 millones de toneladas de residuos electrónicos, cantidad que valora en unos 55.000 millones de euros. ¿Lo más desmoralizador del asunto? Solo el 20% se recicló debidamente. Es decir, casi 40 millones de toneladas terminaron en vertederos como el de Agbogbloshie, Ghana, donde el tratamiento irresponsable de la basura tecnológica provoca daños irreparables en la salud de las personas y en el medio ambiente.
Incluso los TetraBriks: En esta categoría de imposible reciclaje eficaz entraría un tetrabrik. Estos envases son complicados de reciclar porque están formados por distintas capas de cartón, plástico y aluminio. Teóricamente, se suele considerar que estos envases se reciclan en un 75%, la parte correspondiente al cartón. Sin embargo, con la metodología de Dríade SM el porcentaje estimado resulta bastante más bajo. Parte de las fibras de papel de un tetrabrik se quedan con el aluminio y además las fibras se acortan en el proceso de reciclado, toda esa pérdida de material la cuantificamos, por eso sale muy bajo.
Además, el reciclaje no tiene en cuenta la enorme acumulación de recursos y energía invertida todo el proceso de un producto desde la extracción, la producción y venta. Ignora el proceso que empieza en una mina, un bosque, un campo o del fondo del un pozo o el mar. Cuanto más complejo es un producto o componente, más intensivo es en materiales y energía. Cuanto más complejo, menos posible es su reciclaje y reutlización. Y más difícil y/o costoso energéticamente y económicamente es su tratamiento como residuo.
El volumen de materiales que consumimos y la pequeña parte que se puede reciclar
El consumo de recursos mundiales era 7 gigatoneladas en el 1900, 62 Gt en 2005 y 78 Gt en el 2010 y sigue creciendo el 3% cada año, el doble que el crecimiento de la población. Incluso si pudiéramos reciclar el 100% de los materiales de forma eficiente (algo totalmente imposible), la cantidad de materiales necesitados para el crecimiento seria siempre mucho mayor por la diferencia entre la oferta y la demanda.
De los 62 Gt utilizados globalmente en el 2005 (más de 30% más en el 2019) después de restar los combustibles energéticos quemados y residuos mineros, los 30 Gt restantes se utilizaron para hacer productos materiales. De estos productos, 4 Gt de materiales se utilizaron para producir productos de consumo cuyo uso que que duran menos que un año. Un tercio de todos recursos materiales ni son reciclados ni vertidos ni incinerados: están acumulados en edificios, infraestructuras y productos de consumo. Solo 9 Gt de 62 Gt se convierten en residuos que van a vertederos, a la incineración o el reciclaje. La economía circular enfoca su atención exclusivamente en este 16% de los materiales. Y, por ejemplo, metales reciclados (que son altamente reciclables) solo pueden satisfacer un máximo de 36% de la demanda de una economía extractiva expansiva como la actual.
Como el 71% de los recursos nunca pueden ser ni reciclados ni reutilizados (44% de los cuales son recursos energéticos) solo puedes mejorar la situación ambiental con una reducción sustancial del consumo de todo tipo de recursos.