1 janvier 2009
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Esta irracional política de precios no beneficia ni a la salud ni al bolsillo de la gente. Una política social y ambientalmente sensible abarataría sustancialmente el transporte público y al mismo tiempo colocaría un impuesto especial sobre el precio del petróleo, que ahora cae, para financiar la creación de empleo y para luchar contra el cambio climático.