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Los Verdes

9 février 2014 7 09 /02 /février /2014 21:19

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      En las próximas semanas el partido verde español EQUO deberá tomar una determinación decisiva sobre su futuro. Tendrá que decidir si acude a las elecciones europeas del próximo mes de mayo en una coalición liderada por un cabeza de lista de la coalición nacionalista valenciana Compromís, o por el contrario, si opta por acudir a los comicios en solitario por todo el Estado. En juego no solo está la posibilidad de conseguir representación parlamentaria europea, también están las posibilidades de avanzar en la implantación territorial de EQUO como fuerza política verde, autónoma, con valor añadido propio y distintivo, y capaz de obtener adhesiones y reconocimiento por parte de la percepción ciudadana.

1. De la “radicalidad democrática” y las primarias abiertas

a un cabeza de lista que “ha de ser valenciano”

Desde su fundación EQUO ha tenido en la apertura y democracia interna una de las piedras angulares de su construcción como partido. De hecho, la dirección de EQUO ha intentado distinguirse de otras fuerzas políticas de izquierdas por su programa de radical participación democrática, incluso primando éste importante aspecto procedimental por encima de buscar marcar claras diferencias de contenido político verde con otros partidos. Sin embargo, ahora esta estrategia choca frontalmente con las condiciones impuestas por sus coaligados electorales de Compromís ante las próximas elecciones europeas. Según la decisión ya tomada por Compromís: el cabeza de lista oficial para todo el Estado será un nacionalista valenciano designado por Compromís, y Equo ocupará el segundo lugar de la candidatura a las elecciones europeas.


Es decir, a partir de esta decisión unilateral de los nacionalistas valencianos de Compromís se hace imposible el cumplimiento de la exigencia democrática de hacer unas primarias abiertas por todo el Estado para decidir el cabeza de lista de la coalición. Esta ha sido la demanda de EQUO a Compromís, pero el partido de mayor peso político de Compromís: el Bloc Nacionalista Valencià, ya ha sentenciado públicamente que el primer candidato “ha de ser un valenciano” que “defienda los intereses valencianos”.

 

2. El único eurodiputado será un nacionalista valenciano

junto a una incierta promesa de dimitir y pasar el testigo a Equo.

Según todos los pronósticos y el cómputo de resultados electorales anteriores, es previsible que el máximo al que la coalición Compromís-EQUO puede aspirar es el conseguir un único eurodiputado, para lo que necesitará alrededor de 400.000 votos. La propuesta de Compromís es la de que el posible escaño europeo sea rotatorio y sea compartido durante un tiempo con EQUO en función de los votos conseguidos en cada territorio. Pero no hay que olvidar que las experiencias pasadas muestran que este tipo de arreglos a menudo no se llegan a cumplir nunca. De hecho, conviene recordar que recientemente la candidata “rotatoria” de La Confederación de Los Verdes, a pesar de las promesas y pactos previos, en realidad nunca entró a la eurocámara tal y como estaba estipulado en el acuerdo que hicieron con una coalición de nacionalistas en el 2009, en la que se encontraba el partido Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).

 

El cumplimiento de este tipo de pactos en las coaliciones electorales está siempre sujeto a muchas incertidumbres y depende de la coyuntura política del momento y del juego de intereses políticos muy fluctuantes. En el caso de que Compromís decidiera romper su coalición con EQUO de cara a las próximas elecciones autonómicas y generales, no habría entonces ninguna razón política de calado que les empujara a cumplir con el acuerdo de cesión del escaño europeo a EQUO durante un periodo de legislatura. Incluso en el escenario mejor de que se le cediera a EQUO la posibilidad de ocupar un cierto tiempo el escaño de eurodiputado, en éste caso hipotético Equo accedería al escaño después del 2016 o en el 2017. Esto significa que antes y durante todo el ciclo electoral de las próximas elecciones autonómicas, municipales y generales, el escaño europeo estaría ocupado y aprovechado políticamente por un nacionalista de Compromís. Todo ello en su conjunto conllevaría una invisibilidad y una pérdida de presencia política para EQUO, algo más dañino si se tiene en cuenta que es un partido muy joven que se encuentra en un necesario proceso de consolidación política.

 

3. La doble vara de medir y la perversión democrática:

condiciones desiguales y asimétricas del “referendum” sobre la coalición

Una vez pactadas las condiciones electorales para concurrir a las elecciones europeas por parte de la coalición Compromís-EQUO, estas se van a someter a “referendum” para adoptar la decisión de aprobarlas o no definitivamente. Pero en este proceso se da una distopía preocupante que daña enormemente la autonomía y libertad de EQUO a la hora de decidir sobre su propio futuro electoral próximo. Lo que ocurrirá es así de sencillo: Compromís y su militancia tiene el derecho a participar y decidir sobre las condiciones de la coalición electoral en un “referendum” de EQUO, abierto a simpatizantes y militantes, pero en cambio EQUO en ningún momento ha tenido derecho a participar en la decisión unilateral tomada por Compromís sobre la persona “valenciana” que será la cabeza de la candidatura conjunta de la coalición Compromís-EQUO.

 

Conviene recordar aquí que precisamente este ejercicio de doble y triple militancia por parte de Compromís dentro del partido EQUO y la imposibilidad de crear una organización propia y autónoma de EQUO en territorio valenciano, es lo que en el 2011 llevó a la amputación de la posibilidad de una organización propia y autónoma de EQUO en todo el territorio Valenciano con la exclusión de centenares de socios de EQUO, entre ellos destacados líderes ecologistas y concejales verdes.

 

4. Un eurodiputado de la Alianza Libre Europea

no lo es del Partido Verde Europeo

A día de hoy, no hay seguridad de que se repita el actual pacto entre Los Verdes y ALE en el Parlamento Europeo. Hay muchos cambios y volatilidad en los pequeños grupos de la cámara europea. Pero hay que destacar que la Alianza Libre Europea (ALE) es el grupo europeo al que pertenece como miembro la fuerza mayoritaria de Compromís: el partido Bloc Nacionalista Valencià. 

 

Paradójicamente también ocurrirá que como Izquierda Unida se presentará a las europeas coaligada con IC-Verds, un partido integrado en el Partido Verde Europeo, esta coalición con IU que competirá electoralmente contra EQUO podrá poner en marcha una campaña electoral de confusión ante la ciudadanía haciendo bandera de un hecho bien cierto: que votando a IU y sus coaligados de IC-Verds hay mucha más seguridad de conseguir un eurodiputado verde (un candidato de IC-Verds con puesto de salida en la lista) que una vez elegido finalmente pertenezca al Grupo Verde del Parlamento Europeo. Algo similar a lo que ocurrió con la alianza electoral de Los Verdes con el PSOE en el 2004, con un pacto que se cumplió y que aseguraba: un puesto de salida para el candidato de Los Verdes dentro de la lista del PSOE, que el eurodiputado verde así conseguido no se sometería a disciplina del PSOE ni iría a parar al Grupo Socialista del Parlamento Europeo sino que con total autonomía en su trabajo y posiciones políticas iría al Grupo Verde del Parlamento Europeo.

 

Lamentablemente nada de esto podrá darse mediante la coalición de EQUO con Compromís, que de conseguir un escaño este iría a integrarse con el grupo nacionalista del Parlamento Europeo y no con el Grupo Verde. ALE es en todo caso una simple alianza táctica que se puede pactar o no al principio de cada legislatura, sus fines prioritarios son bien prácticos, como los de obtener más recursos europarlamentarios. El grupo ALE no mantiene una unidad ideológica fuerte ni una disciplina común en las posiciones políticas ni en las votaciones parlamentarias. Es decir, los Verdes/ALE no existe como fuerza política fuera de la vida organizativa de la cámara europea ni tampoco existe como grupo parlamentario estable. De hecho en casi toda Europa los partidos pertenecientes al grupo ALE compiten electoralmente contra Los Verdes.

 

5. Una gran confusión ideológica y de siglas:

los votantes verdes no son nada nacionalistas ni de la izquierda radical

 

En un análisis realista sobre los costes y beneficios políticos de la coalición de EQUO con los nacionalistas de Compromís se debería tener en cuenta al menos dos cosas centrales: que la gran mayoría de los votantes potenciales de EQUO no son nacionalistas y que la coalición puede dañar la capacidad electoral de EQUO en muchas partes del suelo español.

La gran mayoría los simpatizantes y votantes verdes tienen motivaciones que saltan las clásicos contenedores de la izquierda, como también ocurre en otros países europeos, por lo que no pueden encerrarse en el espacio y la base electoral de la izquierda radical. No toda coalición electoral suma los votos que potencialmente arrastran cada uno de los miembros de la misma. Ocurre incluso lo contrario: que algunas coaliciones vienen a ser “anti-naturales” porque restan votos y no obtienen una simple suma aritmética de los votantes de los partidos coaligados porque los potenciales votantes rechazan combinar “garbanzos con judías”. Típicamente ocurre esto en las coaliciones entre los partidos nacionalistas (guiados fundamentalmente por valores particularistas e identitarios) y los partidos verdes (guiados fundamentalmente por valores universalistas). Esta pérdida de votantes en una coalición con nacionalistas constituye un elemento a tener muy en cuenta porque sus consecuencias no se agotan solo en el presente. El proceso electoral europeo prepara y es parte de una trayectoria política más larga que llega a las próximas elecciones locales y autonómicas, donde se juega la progresiva consolidación social y electoral del proyecto de EQUO.


6. De “otra forma de hacer política”

al engaño en las papeletas para esconder el liderazgo nacionalista

Se ha publicitado la coalición bajo la idea de un compartido y equivalente “co-liderazgo” electoral entre Compromís y EQUO, y dando una falsa idea de simetría y equidad entre ambos. Pero lo cierto es que hasta los mismos procesos y condiciones de la negociación hablan bien claro: la coalición de Compromís-EQUO está fuertemente dominada por el polo nacionalista.

 

Además, en las papeletas electorales fuera de territorio valenciano el engaño a la ciudadanía sería mayúsculo, escasamente ético y poco acorde con los ideales de transparencia y radicalidad democrática tan proclamados por EQUO, puesto que en ellas se sustituiría con otros nombres la cabeza nacionalista de la candidatura Compromís-EQUO, la única candidatura real y oficial. A pesar de que pueda ser legal esta argucia de disimulo y ocultación según la ley electoral, podría ocurrir que los candidatos de EQUO aparecieran encabezando las papeletas electorales aunque el votante no se de cuenta de la trampa: que a quien está votando realmente es a un nacionalista valenciano. Pero también ocurriría que una ciudadanía mínimamente informada y altamente motivada por valores substantivos como los del potencial votante verde, no cae fácilmente presa de este engaño y acaba respondiendo con un “efecto rebote” de castigo y desafección electoral.

 

7. ¿Merece la ciudadanía una opción electoral verde, clara y sin complejos

en todo el suelo estatal como ocurre en otros países europeos? 

Hoy día las exigencias socio-ecológicas han de ponerse en el centro de toda política y actuación puesto que nos jugamos bienes tan básicos como son la tierra fértil, los alimentos, el aire limpio, el agua potable, la salud y el mismo futuro. Es prioritario salir del desdén institucionalizado que impulsa el sobrepasamiento de los límites físicos del planeta y la creciente degradación de bienes y servicios ambientales fundamentales para el bienestar. Los problemas ecológicos son sociales en sus causas y en sus consecuencias. Llegamos muy tarde porque muchos de ellos ya son irreversibles y carecen de soluciones adecuadas, lo que nos obliga a respuestas paliativas pero sin poder frenar sus nefastos daños. 

 

Hay que decirlo una y mil veces: las problemáticas ecológicas son en sí misma sociales y además son transversales, no tienen escapatoria por afectar a toda acción y proyecto humano. Es falsa la acusación de que el ecologismo político solo se preocupa por el medio ambiente y no por la sociedad. No hay separación entre lo social y lo ambiental. Las causas y las posibles soluciones a la crisis económica del empleo son también ecológicas. Pero contrariamente, la izquierda y la derecha están incapacitadas para comprender y dar respuestas eficaces ante los problemas socioambientales por están instaladas en la anacrónica ceguera de seguir creyendo que el medio ambiente constituye solo un tipo más de problemas sectoriales que han de ser tratados por separadoPor esta razón sufren gran marginalidad y silencio los grandes problemas ecológicos y se encuentran en orfandad política muchas de las luchas locales socioecológicas contra los daños y riesgos tóxicos que les afectan directamente. Por ello han emergido históricamente los partidos verdes en muchos países y por ello se hace necesaria la existencia del espacio verde en todo el territorio estatal y marcadamente distintivo. 

 

La posibilidad de presentarse en solitario a las elecciones europeas con la marca EQUO en todas las autonomías del Estado seria una valiente apuesta de construcción autónoma, nítida y supondría un empoderamiento de largo alcance. Esta posible opción estaría repleta de responsabilidad y coherencia al ponerse del lado de los problemas socio-ambientales que crecen sin control y que con urgencia necesitan salir de ostracismo para ser colocados en todos los debates y propuestas de cambio. Un camino propio, también duro y arriesgado, en respuesta a la imperiosa necesidad de construir  el singular espacio político de la ecología política con visibilidad y reconocimiento social y electoral.

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