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BÚSqueda

Los Verdes

20 octobre 2007 6 20 /10 /octobre /2007 15:47

Tenemos un nuevo tratado, queremos una verdadera constitución. 

Los enormes desafíos sociales y ambientales de Europa y del mundo exigen una Unión Europea mucho más ágil y más cercana a la ciudadanía mientras que el acuerdo alcanzado sobre el nuevo tratado en Lisboa está lleno de insuficiencias y ambigüedades.

Es cierto que las reformas pactadas en Lisboa tienen algo de sustancia útil pero carecen de alma. El efecto del “no” al tratado constitucional, de la derecha e izquierda radical, ha sido especialmente negativo. Lejos de empujar a la Unión hacia reformas más sociales y democráticas, la crisis institucional ha sido aprovechada por los estrechos intereses egoístas de los estados para dar marcha atrás en la armonización de áreas tan importantes como la política exterior o las políticas de justicia e interior. Ha aplazado durante más años una mayor aplicación del nuevo sistema de doble mayorías para sustituir al paralizante método de consenso y ha obviado la oficialidad de la simbología europea. En lugar de una constitución tenemos un tratado, en lugar de un ministro de exteriores europeo tenemos un alto comisionado, en lugar de más poder de la Comisión Europea tenemos más capacidad para frenar acuerdos por los parlamentos nacionales y los gobiernos nacionales. 

La anomalía más grande ha sido la negación de Gran Bretaña y Polonia de suscribir la Carta de Derechos Fundamentales, lo que representa los valores básicos de la Unión Europea. En lugar de simplificar el largo texto un sinfín de protocolos, notas de pie y anexos esconden tras una cortina de humo incomprensible una cacofonía de intereses mezquinos de los estados. Además, se cierra el acuerdo por arriba, entre líderes y parlamentos nacionales, sin la posibilidad de una auténtica consulta popular europea. Ahora comienza en el Parlamento Europeo, que sí ha ganado su derecho a la iniciativa, la lucha por una verdadera constitución europea consagrada a una Europa social y ecológica de la ciudadanía europea, en lugar de la Europa de los estados que ha ganado una batalla en el llamado Tratado de Lisboa.

David Hammerstein, eurodiputado de Los Verdes

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20 octobre 2007 6 20 /10 /octobre /2007 10:21

                Si no hay coches mucho más limpios es porque los fabricantes se niegan a utilizar la tecnología fácilmente disponible sin cambios radicales en la forma de construir los coches. Dentro de unos días votaremos en Estrasburgo la estrategia comunitaria para reducir las emisiones de CO2 de los coches.  Ya en el año 95 se estableció el objetivo de limitar las emisiones máximas de los coches a 120g. Co2 por Kilómetro antes del 2005 y después fue postergado hasta el 2010.  En 1998 la industria de coches se comprometió voluntariamente, para evitar unas medidas obligatorias,  a reducir las emisiones medias de los coches nuevos a un máximo de 140g co2/km antes del 2008.  Lejos de cumplir con sus promesas de reducción, los coches nuevos tienen unas emisiones medias alrededor de 162 gramos de Co2 por cada kilómetro recorrido.  Sin embargo, muchos expertos (ponemos el ejemplo de un informe oficial británico) afirman que los fabricantes al negarse a utilizar la mejor tecnología disponible, desperdician la ocasión de reducir las emisiones al menos un 25%. Si se fomentaran coches más ligeros o coches híbridos, la reducción podría ser aún mucho más cuantiosa.

 (Foto: Artofthestate)

 

           La Comisión Europea ha hecho una propuesta trampa para alcanzar las emisiones 120 gramos para el año 2012.  Solo obliga a alcanzar el límite de 130 gramos y el resto de la reducción dependería de factores complementarios ajenos a los fabricantes como los biocombustibles, mejores hábitos de conducción y nuevos asfaltos y neumáticos. Hasta ahora el Parlamento ha rechazado esta propuesta por resultar imposible de aplicar e insiste en que la reducción sea en la tecnología de motor.

 

 

            Bajo la influencia de la industria algunos han propuesto que haya un tope flotante de emisiones según el peso del coche, lo que significaría que cuanto más pesado fuera un coche más permiso tendría para contaminar.  Esta propuesta desbarataría toda la estrategia de reducir la emisiones ya que en el mercado actual  se venden coches nuevos cada vez más pesados y grandes (en España el peso medio del coche nuevo vendido en el 2006 aumentó en 17 kilos).

 

 

          Los Verdes, en cambio, presentaremos unas enmiendas para establecer el objetivo de 80g./km  para el 2020 lo que es necesario si queremos alcanzar una reducción global de emisiones de C02 de 30% y así comenzar a tomar el cambio climático en serio.

David Hammerstein, eurodiputado de Los Verdes

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17 octobre 2007 3 17 /10 /octobre /2007 10:22

    En vísperas de una importante votación sobre el control de pesticidas se han encontrado niveles preocupantes de pesticidas tóxicos en fruta comprada en el edificio del Parlamento Europeo de Bruselas.  Una coalición europea de consumidores ha comprado y analizado en laboratorios homologados ocho tipos de fruta procedente del supermercado del mismo Parlamento.  Toda la fruta adquirida en el Parlamento ha tenido residuos precedentes de 28 sustancias químicas potencialmente tóxicas de las cuales 10 son conocidas como cancerígenas, 3 son neurotoxinas y 8 son conocidas como disruptores endocrinos. Dos de estos contaminantes son clasificados como extremadamente peligrosos por la Organización Mundial de Salud.

 

     Ha resultado especialmente chocante que tres de las piezas de fruta (naranjas de España, albaricoques y uvas) contenían unos niveles de residuos de pesticidas por encima del los Límites Máximos de Residuos de la Unión Europea, lo que prohíbe su venta al público.  Las naranjas contenían concentraciones ilegales y muy peligrosas de dos pesticidas ligados al cáncer y a problemas reproductivos. Estas naranjas contenían pesticida imazalil a unos niveles muy por encima del nivel de ingestión diaria aceptable para un niño de 5 años.

 

      Según la Comisión Europea el 40% de la fruta y verdura a la venta en la UE están contaminadas por pesticidas mientras que más del 3% de estos alimentos tienen niveles peligrosos de tóxicos. La causa es evidente. Utilizamos unas cantidades masivas de pesticidas en toda la cadena alimenticia con unas consecuencias nefastas para la salud y el medio ambiente.

 

      La semana que viene el Parlamento Europeo votará sobre una nueva legislación para regular la autorización, venta y utilización de pesticidas peligrosos.  Se propone limitar o prohibir la utilización de algunas de las más tóxicas y reducir entre el 25% y 50% las cantidades fumigadas sobre nuestros alimentos.  Sin embargo, hay una presión asfixiante en contra de esta legislación por parte de los lobbies de la industria agrícola y los sindicatos agrarios que insisten en seguir teniendo barra libre en la utilización de armamento químico en su particular guerra contra la salud y el medio ambiente.

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11 septembre 2007 2 11 /09 /septembre /2007 10:15

Si la experiencia de Finlandia puede servir de guía, el “renacimiento nuclear” promocionado por el lobby atómico es un sonado fracaso.  Lo que sus apologetas afirmaban era una alternativa económicamente viable al gas y al carbón apenas está  ofreciendo más progreso que hace 20 años cuando se paralizó la construcción de centrales atómicas a causa de continuos retrasos y astronómicos costes que espantaban a los inversores y a los contribuyentes.  Mientras muchas centrales viejas ya cierran este mismo año y otras muchas están a punto de cumplir con sus vidas útiles, las pocas centrales en el mundo actualmente proyectadas o bajo construcción se encuentran en serios apuros económicos y con retrasos técnicos.

 

Olkiluoto 3, en Finlandia, es la primera central nuclear en construcción en Europa desde el desastre de Chernobyl en 1986 y está defraudando las expectativas depositadas en ella por la industria nuclear global.  Fallos graves en las soldaduras, tuberías de refrigeración inutilizables y una cimentación sospechosa, han aplazado el fin de las obras en más de dos años.  El presupuesto inicial 3000 millones ya se superado en más de 1100 millones de euros y sigue creciendo.

 

Pero la planta finlandesa no es la única planta en construcción con problemas. La central china de Tianwan lleva un retraso de más de dos año

s y el proyecto Lungmen en Taiwán ya acumula retrasos de más de cinco años.  Otros proyectos en Asia, como en Indonesia, están siendo replanteados por estar situados en zonas sísmicas, después del cierre de reactor más grande de Japón a causa de una terremoto.

 

 El coste de la construcción de una central atómica es entre 30 y 50% más caro que la de una central de gas natural y más caro que fuentes renovables. El gasto se dispara para cumplir con normas de seguridad cada vez más exigentes y un control de calidad más minucioso.

 

 Los adeptos nucleares insisten en que la electricidad atómica es más barata que si provienen de otras fuentes. Sin embargo, la propia Agencia Estadounidense de Energía estima que la energía de una planta USA en 2015 será 15% más cara que la de una planta de gas natural (no las compara con las fuentes renovables). Además, la energía nuclear ni mueve coches ni suele calentar casas de forma eficiente.

 

Si añadimos a estos claros problemas económicos las amenazas por doquier de la proliferación de armas nucleares, el terrorismo, la falta de una solución para los residuos radiactivos y el gran rechazo popular a la energía nuclear le quedan pocos amigos y muy poco futuro. Su declive en inexorable y el debate nuclear nos desvía la atención de los verdaderos desafíos energéticos.

 

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6 septembre 2007 4 06 /09 /septembre /2007 13:24

En las últimas semanas millones de juguetes chinos han sido retirados de las tiendas por contener sustancias químicas peligrosas como el plomo. Es evidente de que hay una temeraria falta de control sobre los productos importados en general y sobre los juguetes en particular. Es un escándalo que los fabricantes de juguetes llevan años vendiendo juguetes tóxicos sin que nadie hubiera dado cuenta. La legislación vigente, tanto la europea como la española, es totalmente laxa. Hasta las sustancias más peligrosas son toleradas si la exposición se mantiene por debajo un cierto nivel.  No deberíamos jugar con la salud de nuestros hijos e hijas: muchas de estas sustancias causan el cáncer, hacen daño a los genes o son tóxicas a los órganos sexuales. Su presencia debe ser prohibida en los juguetes. Huelga decir que la auto gestión de la industria de la seguridad de los juguetes ha sido colocado en entredicho.   Hace falta leyes de seguridad más estrictas y un filtro mucho más fuerte sobre la entrada de productos importados peligrosos. 

Con este caso se pone de relieve las consecuencias de una globalización debocada sin unas claras reglas ni una gobernanza responsable.  

 

David Hammerstein 

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6 septembre 2007 4 06 /09 /septembre /2007 13:02

      Un tercio de la humanidad esta amenazada por la desertificación.  La pobreza extrema y la inmigración son algunas de las consecuencias sociales de la pérdida de tierra fértil que es especialmente grave en África, donde dos tercios de la tierra cultivable  pueden desaparecer antes del 2025. También la situación es alarmante en países europeos como España donde el suelo valioso desaparece a un ritmo preocupante. La delicada y fina piel fecunda de la Tierra apenas puede resistir unos pocos años frente a muchas  prácticas humanas erosivas. Pero una vez que esta piel es arrancada puede tardar siglos para reconstituirse. 

      Se finalizó el pasado día 14  en Madrid la Octava Convención de la ONU sobre la lucha mundial contra la desertificación.  Participaron en ella unos 190 países más ONGs y miembros del Parlamento Europeo en el intento de coordinar una acción institucional y de la sociedad civil frente a una de las principales lacras de la humanidad que está muy relacionada con el Cambio Climático. 

     En esta como en las anteriores ediciones de la Convención han producido una inflación de declaraciones solemnes y llamadas a la acción. Sin embargo, los resultados han sido muy escasos en cuanto de financiación de proyectos y la modificación de políticas nocivas.  Los países no han cumplido con sus promesas de inversiones y se resisten a frenar las actividades destructivas que atentan contra los suelos más ricos. 

     La mala gestión del suelo asume muchas formas: los monocultivos intensivos,   el pastoreo excesivo, la minería, la urbanización masiva, la despoblación rural, el impacto de las grandes infraestructuras,  la deforestación y la forestación con especies equivocadas, entre otras causas.   Sería inútil centrar la lucha contra la desertización solo en proyectos de reforestación o la aportación de más recursos hídricos. No se trata de solo una cuestión técnica sino un problema con grandes implicaciones económicas. Para frenar la desertificación hará falta cuestionar algunas políticas claves del actual modelo de desarrollo y fomentar unas nuevas pautas que defienden el suelo frágil. 

      Muchos de los productos que compramos cada día  producen grandes pérdidas de tierra fértil. Suelen proceder de algún corte de bosque, de alguna sobreexplotación de acuífero, de alguna mina o cantera o de algún bosque o pasto sobreexplotado. Todos estamos implicados en las causas y las soluciones. 

     No solo hace falta frenar las malas prácticas sino fomentar las buenas prácticas. Urge recuperar la vegetación autóctona y reforestar con especias apropiadas para cada tipo de suelo. En Kenia la premio Nobel Wangari Mathai ha dado un  ejemplo a seguir con la plantación de millones de árboles por parte del movimiento Cinturón Verde. También sería de gran importancia para los países de África que sufren de la deforestación poder recibir la transferéncia masiva  de la tecnología solar y otras fuentes renovables. Incluso en algunos lugares hace falta eliminar a una parte de los árboles de especies equivocados como ciertos pinos o eucaliptos, para sustituirlos por otros más apropiados para hacer frente a los incendios, la erosión y la calidad del suelo. Por ejemplo, en la región mediterránea urge fomentar y financiar la restauración y conservación de los miles de kilómetros de las terrazas históricas construidas de piedra que protegen de la erosión las laderas de los montes y que en muchos casos se encuentran en un estado de abandono.  

      La verdad es que el ambiente de la Convención no refleja la urgencia del problema. Esta Convención revela tanto las posibilidades como las graves carencias burocráticas y políticas de las estructuras de la ONU.  Hay muy poco control y evaluación de la situación sobre el terreno.Incluso la Convención carece, a causa del rechazo de algunos países,  una una definición clara de qué es una zona desertificada o de un metodo científico homologado para registrar objetivamente el avance o retroceso del desierto.  Además, la eficacia administrativa deja mucho que desear en unas reuniones interminables y poco prácticas. Y para empeorar todo los Estados Unidos ya acumula una deuda de mád de 5 millones de euros con la actividades de la Convención. 

      La Unión Europea ha propuesto una profunda reforma de la Convención contra la desertificación para aumentar su efectividad y orientar sus acciones según parámetros científicos. 

      La desertificación es un enorme desafío para la humanidad. Hasta ahora la respuesta institucional ha sido insuficiente, la financiación raquítica y la voluntad política retórica. Nos urge recuperar una relación mimosa con la tierra que nos da sustento.  No podemos permitirnos el lujo de que el suelo fértil se vaya cada vez más con el viento, el sol y el agua.  

David Hammerstein

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5 septembre 2007 3 05 /09 /septembre /2007 11:26

MÁS PESADO, MÁS PELIGROSO  Y MÁS CONTAMINANTE 

    En el año 2006, el peso medio de los coches nuevos fabricados en Europa aumentó 17 kilos, alcanzando el peso medio de 1.38 toneladas.  Estos coches más grandes suelen contaminar más y matar a más peatones. 

   Lejos de la idea común de que la renovación de la flota de vehículos reduce la contaminación, en España las emisiones de los coches nuevos incluso crecieron hasta alcanzar un nivel por encima de los 160 gramos por kilómetro el año pasado. Esto es debido a la tendencia de comprar coches cada vez más grandes y más pesados lo que desbarata los tímidos avances técnicos hacia la fabricación de coches más eficientes en el consumo y menos contaminantes en sus emisiones. 

  En estos momentos, el Parlamento Europeo está discutiendo la nueva legislación europea sobre los topes de emisiones de los coches nuevos. Hasta ahora los fabricantes de coches han fracasado estrepitosamente en su promesa de cumplir unos compromisos voluntarios para reducir las emisiones medias de los coches a 140g/Km. antes del 2007.  Las nuevas propuestas europeas hablan de unas emisiones máximas obligatorias de 120-130 g/Km. antes del 2012 y de 80g/a.m. antes del 2020. Pero los fabricantes y un grupo de eurodiputados bajo su influencia intentan suavizar las exigencias y permitir más emisiones para los coches más pesados, creando una relación peso-nivel de contaminantes.

    En España las nuevas medidas contra el cambio climático del gobierno premian fiscalmente la compra de los coches un poco menos contaminantes, incluyendo  muchos de los turismos más vendidos, muchos de los cuales superan con creces en emisiones, los objetivos europeos marcados para el 2012.

David Hammerstein

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27 août 2007 1 27 /08 /août /2007 00:22

La política ambiental de los chinos se puede resumir en “desarrollo primero, medio ambiente después”. La realidad es que ni los 1.300 millones de chinos ni los ecosistemas del planeta pueden permitirse tal lujo. Igual como la mayoría de los países del Sur el Gobierno Chino considera la protección ecológica como una responsabilidad de los países industrializados del Norte, ya que estos todavía tienen unos niveles per cápita de contaminación por encima de países como la China y los países ricos son los grandes culpables históricos de los grandes problemas ambientales. Pero este fácil recurso retórico no quita de los daños graves irreversibles que países como China inflingen en los sistemas naturales que dan soporte a la vida. Frente a la explosión del volumen de las cargas destructivas la Tierra no distingue entre Chinos y Europeos o Americanos; ni los criterios sociales ni ideológicos cuentan sino los biofísicos.  

 

La China se ha convertido ya en el primer contaminante mundial de CO2 y según algunas proyecciones de la Agencia Internacional de Energía antes de 20 años superará las emisiones de CO2 de todos los países industrializados de la OCDE juntos. Esta grave situación ambiental es empujada por el actual “boom urbanístico” chino que está en el proceso de urbanizar nuevas tierras para asentar más de 400 millones de personas en los próximos 25 años, la mitad de los edificios construidos en el mundo serán chinos.  

 

La situación hídrica de China es muy grave: la mayoría de los ríos están severamente contaminados, los niveles freáticos caen año tras año mientras el desierto avanza a marchas forzosas, se pierden grandes áreas de tierra fértil y centenares de ciudades sufren restricciones en su suministro de agua. Mientras su futuro seguridad alimentaria está en duda por la falta de grano y la explosión consumista  que incluye un gran aumento en el consumo de carne.Su producción energética depende todavía del carbón en el 70% y millones de nuevos coches en la calle cada año alimenta una demanda insaciable de petróleo importando. La contaminación atmosférica y química es atroz y afecta gravemente la salud y el bienestar de los habitantes de muchas ciudades como Beijing. Pero a menudo se producen situaciones ambientales aún más graves lejos de las grandes capitales y de la mirada de la prensa occidental.  

 

La solución no pasa solo por un mayor gasto ambiental o la adopción de tecnologías más limpias y más eficientes. No existe una salida técnica fácil. Poder domesticar a la enloquecida economía china implicaría un cambio político profundo que hoy no se vislumbra en el horizonte. Sin mayores grados de libertad de expresión y el derecho de organizarse y sin un sistema judicial más honesto e independiente difícilmente se dará la vuelta a la enorme impunidad biocida china que amenaza la habitabilidad de su país.  

 

El régimen chino dedica abundante retórica a la cuestión ambiental, especialmente para apaciguar las preocupaciones occidentales ante la celebración el año que viene de las Olimpiadas en Beijing, pero existe un abismo entre lo dicho y lo hecho por parte de las autoridades chinas. La inactividad oficial frente el galopante deterioro ecológico está creando una creciente frustración popular que se refleja cada año en miles de protestas ambientalistas que suelen ser reprimidas por la policía, a menudo con muertos, heridos y detenidos. Una protección ambiental eficaz exigiría la existencia de información y datos fiables, accesibles y transparentes que chocaría frontalmente con el quehacer vigente del poder establecido. Requeriría la posibilidad de denuncia legal y en la prensa por parte de organizaciones cívicas. Sin luz y taquígrafos no habrá un cambio ambiental creíble en la China. Las libertades democráticas no garantizan en absoluto la sostenibilidad ambiental pero en el caso de China un mayor espacio cívico libre es imprescindible para, por lo menos, sacar los problemas a la superfície.

El supuesto “milagro chino” tiene los pies de barro o más bien es un “tigre de papel” causa del probable efecto económico combinado de sus crisis ambientales alimentada por un sistema político fosilizado y corrupto. Ni su economía es tan boyante (muchos expertos ya rebajan a la mitad sus cifras reales de crecimiento) ni su totalitario gobierno es tan estable para resistir las consecuencias naturales y populares de varias décadas de un “maldesarrollo” salvaje que ha ignorado a todos los límites biofísicos y ha silenciado a todas las voces discrepantes. La gran crisis socioambiental china está anunciada y no tardará en producirse. Nadie quedará a salvo de sus consecuencias.

David Hammerstein

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26 août 2007 7 26 /08 /août /2007 10:07

IU busca las siglas verdes para parar su caída electoral y confundir así al electorado ecológicamente sensible, y ante la catástrofe ambiental concibe políticas ambientales similarmente a como lo hacen los demás partidos de izquierdas y derechas: sectoriales, erráticas, desconectadas del resto de prioridades económicas y sociales, e incapaces de cuestionar la fe economicista del crecimiento, la productividad y el empleo. A pesar de perseguir con desespero la marca verde IU no coloca la galopante destrucción ecológica en el centro de los debates y prácticas políticas, lo verde resulta ser más bien un adjetivo que añadir a otros, no un sustantivo. En cambio, los partidos verdes reconocen que los asalariados, los consumidores y el estado también participan en la destrucción de los sistemas vivos de cuya regeneración y salud dependemos. 

IU trata de tener las siglas verdes y airearlas al menos durante los cuatro años del ciclo electoral, o las añade sin más a su nombre propio, tal y como ya lo han hecho las IU de Andalucía, Euskadi, Mallorca, Aragón, IC. Este engaño a la ciudadanía también obstaculiza la conformación de un espacio político verde con unas señas de identidad claramente diferenciadas de las izquierdas, derechas y nacionalismos, y no subordinado ni satelizado por otros partidos. No es lo mismo un acuerdo electoral coyuntural entre fuerzas políticas diferenciadas y visibles, que la creación de una convergencia política que se apropia de la identidad verde al tiempo que en la práctica política no la coloca al centro de los debates y decisiones eludiendo con ello las implicaciones centrales del pensamiento verde.  

EUPV no se ha quedado atrás en este travestismo político. Últimamente, los verdes elegidos como fieles voceros para esta operación de marketing ambiental de la izquierda comunista han sido Carles Arnal y Joan Francesc Peris, ambos partícipes de las refriegas internas de EUPV y sus luchas de poder. Arnal se salió del partido de Els Verds una vez que consiguió ser diputado autonómico por l’Entesa de EUPV y cuando Los Verdes del territorio estatal decidieron ir a las generales y europeas del 2004 en alianza electoral con el PSOE, obteniendo con ello un diputado estatal: Francisco Garrido, y un eurodiputado del Grupo Verde en el Parlamento Europeo: David Hammerstein. Aunque Carles Arnal hoy parece haber caído en desgracia a ojos de la actual dirección de EUPV, sin embargo repite su dictado cuando desdibuja y oculta públicamente la identidad central de los partidos verdes al concebirlos como enlatados dentro de un estado de fusión y armonía sin fricciones con la “izquierda transformadora” (¡curiosamente con ello se deja fuera al 95% de los partidos verdes europeos!). El Sr. Peris es el “nuevo verde oficial” designado por EUPV, tiene en su haber una inquietante trayectoria política: de dirigente comunista a supuesto “líder verde”, pasando por diputado del PSOE en las Cortes Valencianas. En el 2004 lideró un entrismo en la organización de Els Verds del PV haciéndose con el control del partido, con expulsiones y decisiones estalinistas sobre los militantes históricos de Els Verds, y que ahora se concentran en Los Verdes de Europa.  

El maquillaje verde de la izquierda comunista oculta las contradicciones y antagonismos que aparecen cuando se ponen por delante las necesidades de los ecosistemas esquilmados, y que a la vez son intereses sociales y colectivos. Priorizan un anacrónico y erróneo concepto de “lo social” a menudo separado o enfrentado a lo ecológico. Por ejemplo, bajo la empalagosa y vacía retórica de la “sostenibilidad” que ya todo el mundo repite hasta la saciedad en un inmenso reino de confusión, IU defiende contradictoriamente las subvenciones públicas a actividades contaminantes de todo tipo en nombre de la prioridad del empleo o del salario. Se niega al cierre de las minas de carbón, a la reconversión ambiental de la industria química o de la agricultura intensiva. No quiere una fiscalidad ecológica directa e indirecta que ponga en práctica ecotasas que responsabilicen a empresas y a usuarios de la destrucción de bienes naturales comunes y básicos que generan. Se opone a que los precios reflejen e internalicen los daños ecológicos generados en los procesos de producción y consumo.  

En medio de este nominalismo político en versión verde, lleno de palabras pero de escasa acción práctica, de nada sirve el llamarse eco-socialista ni el hacer programas electorales con un apartado ambiental redactado por expertos ecologistas. Tampoco vale el hacer grandes exégesis y artificios de reinterpretación teórica para con ello pretender encontrar en los textos marxistas fundacionales un ecologismo avant la lettre. El llamado ecosocialismo es especulación ideológica sin realidad histórica concreta que lo legitime, ya que el “socialismo real” sabe muy poco de ecología (desde el soviético hasta el populista petrolero de Hugo Chávez que sí sabe mucho de la destrucción del clima con su “petróleo barato para los pobres”). En definitiva, se trata de algo parecido a lo que le ocurre al nefasto y temerario credo neoliberal. Ningún país europeo tiene un partido verde consolidado que propugne el “eco-socialismo” que IC y una parte de IU defienden cuando la experiencia real e histórica es de imposibilidad y contradicción interna entre ambos términos.  

En Europa los partidos verdes nacieron hace tres décadas con claras diferencias de otras fuerzas políticas de izquierdas, derechas, y nacionalistas. Hoy, la desbocada crisis de supervivencia civilizatoria convierte a las políticas verdes en imprescindibles. Al reconocer que no hay separación sino una radical continuidad entre la salud de los ecosistemas y la salud de las personas, los partidos verdes ponen por delante los valores de protección y cuidado de la vida planetaria como condición y eje del resto de políticas. A la Madre Tierra amenazada de muerte le da igual si las emisiones contaminantes vienen del mercado, del consumo individual o del estado, lo que urgentemente reclama es su freno, venga de donde venga el daño ecológico. Es absurdo pretender que el proyecto verde está atado en matrimonio indisoluble con la izquierda como si esta acreditara un trato limpio e inmaculado con los sistemas vivientes. La novedad de las políticas verdes está en que optan por exigentes normas sociales y ambientales de carácter local, nacional y supranacional afectando a toda la estructura social y económica. La agenda verde está muy alejada de los estrechos dogmas de las izquierdas muy a menudo encerradas en la defensa incondicional de lo público frente a lo privado cuando a menudo la iniciativa pública es un gran ejemplo de destrucción ecológica y maldesarrollo. La opción verde es europeísta, está muy lejos de las impotentes “políticas del no” que aplazan indefinidamente el dar alternativas prácticas viables, y que suelen caracterizar a las izquierdas radicales. Las utopías verdes son realistas, situadas, e inacabadas al dar prioridad práctica al presente ya que no esperan a la autopsia cuando las lesiones son temibles e irreversibles. Saben que los avances son siempre parciales e imperfectos en medio de condiciones y equilibrios de fuerzas desventajosos. No esperan a un futuro incierto para obtener logros porque es muy frágil y está enormemente amenazada nuestra humana condición física y biológica.

 MARA CABREJAS
Profesora de la Universitat de València

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25 août 2007 6 25 /08 /août /2007 11:18

Es cuanto menos curioso que algunos analistas políticos y cierta izquierda bienpensante sigan teniendo en gran estima la figura y el modelo político de Hugo Chávez. Toda la política populista de Chávez se basa en rentabilizar sus recursos naturales de combustibles fósiles posibilitando un cierto apoyo social popular y fomentando una diplomacia e intercambios internacionales petroleros. Ofrece gasolina “buena, bonita y barata” por doquier, y al grito de ¡más madera! ejerce un notable liderazgo contra el clima del planeta. Y en el camino, Chávez pisotea además unos derechos tan fundamentales (algo bastante corriente en demasiados países) como son los de prensa, o intenta eternizarse otorgándose poderes cuasi-divinos a lo Fidel Castro. 

En aras de plantear desde una lucha maniquea romántica entre imperialistas versus antiimperialistas, o entre izquierda versus derecha, algunos partidos de izquierdas, como son IU y algún sector del PSOE, se olvidan rápidamente de sus compromisos y retóricas anunciadas a favor de la lucha contra el cambio climático y la defensa de los derechos individuales, que son dos preocupaciones que se dicen apreciar. 

Esta izquierda se desnuda y deja ver su corazón petrolero y dictatorial con asombrosa facilidad, pasa de autoproclamarse defensora de los derechos humanos y del medio ambiente a quedar seducida (¡de nuevo y a estas alturas!) por la anacrónica proclama de “socialismo o muerte”. Pero, más bien Chávez parece conseguir el que se realicen las dos cosas a la vez: un estatalismo autoritario venezolano costeado por la dictadura civilizatoria del petróleo que extiende una muerte certera a cada poro de la Tierra y a su biodiversidad. ¡Ojo a los amores ideológicos que ciegan y matan!

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