Foto David Hammerstein de Europarl.Europa.EU
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Predicar con un mal ejemplo es muy difícil. Se puede concluir que navega muy mal el buque insignia del supuesto "renacimiento nuclear" que es la planta atómica actualmente en obras en Okiluoto, Finlandia, una de dos en construcción en Europa actualmente. A pesar de las promesas las cosas no van nada bien. Se tenía que haber terminado ya pero con las múltiples demoras que han sufrido la planta ni la empresa constructora ni se atreve poner fecha a la terminación de las obras cuando solo la mitad están terminadas. El precio de la central se ha aumentado entre el 50% y el 100%, lo que significaría un sobrecoste de unos tres mil millones de euros lo que ha puesto en aprietos económicos a la empresa francesa Areva como al estado francés que participa en la mencionada firma. El estado finlandés ya ha pedido más de mil millones de compensación a Areva por las demoras y por la subida de los gastos.
También ha habido serios problemas con la seguridad de las obras. Las autoridades han juzgado que el hormigón utilizado en la construcción era de una calidad "inaceptable" y su colocación "carente de profesionalidad" lo que no garantiza la futura seguridad de la planta. Si no se corrige puede haber una paralización de las obras.
Mientras, el prestigio nuclear va perdiendo enteros en Estados Unidos. La Comisión de Seguridad Nuclear ha rechazado los planes de distintas plantas porque no se habían garantizado que los reactores pudieran resistir el impacto de un avión. Sigue vivo en EE.UU el recuerdo del once de septiembre. También ha causado malestar popular que los estados de Georgia y Flórida hayan cargado el recibo de la luz de los consumidores con varios euros de más al mes para intentar la futura construcción de centrales nucleares lo que contradice la afirmación de que la energía atómica es más económica.
El declive de la energía nuclear parece cada día más claro. A pesar de muchas declaraciones vertidas a favor de la construcción de nuevas centrales nucleares actualmente hay bastante menos reactores realmente en obras que el número de plantas programadas para su cierre en breve, como la planta de Garoña en España. El aumento de costes en medio de la crisis económica y la bajada de la demanda eléctrica está desanimando a muchos inversores y a muchos gobiernos a la hora de poner los proyectos en marcha de verdad.
De las 45 plantas proyectadas en el mundo, 22 están muy atrasadas o paralizadas mientras 9 ni siquiera tiene una fecha para empezar las obras.
El contenido digital ha ganado en popularidad sobre el analógico ya que pueden ser copiados tantas veces como deseemos, y sin pérdida ninguna de calidad o de información, además de poderse realizar copias de una forma sencilla. Así han ganado enorme aceptación social, tanto en el uso de la red como el uso de las herramientas para poder compartir esta información de una forma fácil, pudiendo llegar al mismo tiempo esta información a todo el mundo.
Pero esta situación ha sido muy mal recibida por ciertos sectores de la industria cultural que hasta ahora han basado su modelo de negocio en la venta y en la distribución de materiales protegidos y con restricciones, y ahora creen que está en peligro su situación y negocio ya que internet y los medios digitales, hacen innecesaria y menos útil su labor de distribución.
Estos mismos sectores aprovechando su capacidad de manipulación están llevando a cabo tácticas para criminalizar y frenar este avance en su propio beneficio particular, eliminando a la vez derechos fundamentales de los consumidores. Para evitar este atropello se deben formular una serie de derechos fundamentales, así como unas políticas de protección de los mismos, y para no dejar impunes a estas empresas y a sus tácticas que van en contra de todo derecho fundamental de la ciudadanía.
1. Derecho al libre acceso a la cultura
Es un derecho fundamental de acceso a la cultura y al conocimiento, además gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación se facilita muchísimo este acceso. Hay que habilitar políticas, para facilitar aún más este amplio y fácil acceso, con políticas de subvenciones para obtener un equipo informático adecuado y un libre acceso a la red.
2. Derecho a la intimidad
Contra este derecho ciudadano, actualmente están aumentando medias de vigilancia indiscriminada para supuestamente, preservar a la red de la ilegalidad pero mediante dispositivos propios de un estado policial y con una intromisión en nuestras vidas privadas sin precedentes. La frontera entre seguridad y del derecho a la intimidad se difumina.
3. Derecho a realizar copias privadas
para uso particular
Desde hace tiempo se reconoce el derecho de realizar copias de respaldo y para uso privado, ya sea para evitar imperfectos en los originales o para poder ser usados en distintos dispositivos. Estas copias son totalmente legales así como su préstamo siempre que no se tenga un uso lucrativo. Pero actualmente, y utilizando los grandes medios de comunicación se intenta dar la sensación al público que este hecho es ilegal y totalmente punible, intentando criminalizar algo totalmente legal con lo que conlleva confusión y desconfianza.
4. Derecho a la realización
de obras derivadas
Para el desarrollo de la cultura y la ciencia las ideas se asocian y mezclan, las ideas se basan en otras ideas y los trabajos provienen de otros trabajos. La transmisión e innovación cultural no parte desde cero, y esto es algo que afecta incluso a la producción artística, Actualmente si frenamos o imposibilitamos este proceso también frenamos el desarrollo y la invención científica y cultural.
5. Derecho a citar fuentes y referencias
Tanto la ciencia como otras actividades culturales tales como la crítica literaria o cinematográfica pueden ver peligrar su trabajo ya que se les prohíbe simplemente el citar las fuentes o partes de ellas. Esto también afecta a investigación y producción científica ya que muchos de sus trabajos están basados en otros y la forma estándar de poder realizarlos es citando referencias y fuentes que remiten a los autores originales. Sería imposible que cualquier trabajo científico fuera creado completamente desde cero ya que como decía Isaac Newton los científicos van “a hombros de gigantes”.
6. Presunción de inocencia
Hoy se está dando la imagen de que todo poseedor de un reproductor o cualquier aparato técnico con capacidad para copiar ya es un ladrón. Por ejemplo, un alto ejecutivo de Universal Music simplemente argumentó que todo el que poseyera un reproductor de música digital era un delincuente. Además incluso han habido campañas donde se asegura que las personas que se descargan música están al mismo nivel de las mafias que trafican con personas. Esta criminalización a priori, además de ir contra todo derecho a la presunción de inocencia, y confunde falsamente a la ciudadanía, ya que no distingue lo que realmente es punible y castigable y lo que no lo es.
7. Dominio público
Normalmente las obras literarias, comerciales o científicas tienen un tiempo donde rinden beneficios sus creadores particulares y luego pasan a ser de Dominio Público para el libre disfrute colectivo. Pero en los últimos años, las empresas que viven de la obra de otras personas, han conseguido que este tiempo sea cada vez más largo (hasta 95 años) hasta niveles poco razonables, y cuando ya el beneficio económico no puede recaer en el autor o creador original de la obra. Esta situación lleva a que muchas obras se pierden o no pueden ser libremente aprovechadas ya que se debe seguir pagando por algo que se creó hace mucho tiempo. Además muchos estudios han subrayado que toda obra que no pasa a dominio público se pierde. Por tanto, es necesario potenciar el traspaso de las obras a Domino Público, después de un tiempo muy inferior.
8. El uso de estándares de comunicación
El intercambio de información se ha convertido en una cuestión central para la gestión eficaz y para todo tipo de actividades. Por ello, debemos crear condiciones para que este intercambio se pueda llevar a cabo fácilmente y además proteger la información que se transcribe en el mismo. El uso de estándares en este sentido nos asegura:
1. Que toda persona pueda acceder a la información sin limitaciones sociales, económicas, políticas o legales.
2. Que las especificaciones estén correctamente documentadas con lo que podemos estar seguros acerca del contenido de los ficheros que se transmiten.
3. Que no se fuerce a usar determinado software al empaquetarse la información en un tipo de documento que sólo pueda ser trabajado con ese software. Así por ejemplo, un documento de ms-word, sólo puede ser correctamente visionado por ms-office, obligándote a comprar ese determinado software. Esto no ocurre con los estándares abiertos ya que distintos programas pueden trabajar fácilmente con estos formatos.
9. Potenciación del Software Libre
El Software Libre son programas que pueden ser usados, copiados, estudiados, modificados y redistribuidos libremente. El Software Libre ofrece herramientas informáticas sin poner cortapisas y sin limitar las libertades básicas cómo ocurre con el software privativo. Este concibe que una persona o entidad pública o privada no es propietaria de aquello que compra, sino que más bien la alquila ya que debe pagar y renovar la licencia de esa herramienta cada cierto tiempo, y además se le prohíbe, estudiar esa herramienta o redistribuirla. Y de echo, cuando se compra un programa éste sólo se podrá usar en un equipo informático y en un sólo puesto, por lo que no solo hay que pagar el programa sino también hay que pagarlo por el número de puestos en los que se quiera utilizar.
Contrariamente, el Software Libre, no es ocultista, se puede estudiar, evoluciona más rápido y mejor, no pertenece a ninguna empresa particular sino a la persona que lo ha adquirido. Además suele ser gratuito, con lo que es un ahorro en la gestión administrativa y de los ciudadanos contribuyentes.
El Software Libre comporta más seguridad ya que con el software privado ponemos los recursos de una zona o país en manos de una empresa privada, en cambio con el software privado esos recursos están en manos de esa misma zona o país.
10. Evitar el DRM
El DRM o Gestión de Derechos Digitales (Digital Rights Management) es un conjunto de tecnologías orientadas a ejercer restricciones sobre los usuarios de un sistema.
Se han creado tecnologías para restringir el uso de esos contenidos a los usuarios forzándoles a que sólo puedan disfrutar de esos contenidos en determinadas circunstancias, la mayor parte de ellas de forma abusiva. Este sistema vulnera y elimina los derechos digitales anteriormente mencionados en este decálogo y es muy importante evitar este daño contra derechos fundamentales de la ciudadanía.
Las mujeres de la clase consumidora mundial
La crisis ecológica que padecemos también responde a un reparto desigual mundial del consumo de los limitados bienes naturales del planeta y de los riesgos ambientales esparcidos a escala mundial, y las mujeres participan de forma singular y específica en esta forma global de desigualdad y de reparto de los daños y peligros ambientales. Puesto que el consumo de los países del Norte industrializado no puede mantenerse ni extenderse al resto del mundo sin que la biosfera se colapse, son inevitables los cambios a favor del ahorro, la simplicidad, la reutilización, y la reparación. También los países más empobrecidos han de abandonar los estándares imitativos y librarse de la dependencia y colonización mental, emocional, cultural, y económica, y para ello se necesitan estrategias no emulativas de transdesarrollo autocentrado.
Una minoría de la población humana planetaria constituye la clase alta consumidora y destructora, ya que sobreconsume los limitados bienes ecológicos planetarios y genera unas condiciones globales de intensa y creciente injusticia ambiental. Esta clase alta consumidora tiene un tamaño de 1/5 de la población mundial, y corresponde a la mayoría de las personas en sociedades industrializadas y a las clases medias del resto del mundo, que comen proteínas animales, beben aguas embotelladas y refrescos, se desplazan en vehículos privados con motores de combustión, y producen muchas basuras y contaminación. La clase media consumidora, corresponde a las 3/5 partes de la población mundial, es vegetariana, come grano suficiente y saludable, se mueve en bicicleta o autobús, y genera pocos desechos. El resto de población mundial 1/5, no come suficiente ni tiene acceso al agua potable en condiciones, se mueve a pie o en lomos de animales, y no genera basuras.
En las sociedades de la abundancia de los países desarrollados del Norte, las mujeres participan de manera diferenciada y singular en la clase alta consumidora y en la espiral del daño ecológico que fomentan. A más integradas en la producción, el consumo, y en los modos de vida opulentos, más huella de destrucción socioambiental generan. En general, los mayores consumos de recursos ambientales vienen de la mano de los grupos con más ingresos económicos, más urbanos, con mayores niveles educativos, y a su vez convertidos en modelo de referencia y aspiración para el resto, y esto afecta a mujeres y hombres. Las mujeres que ocupan las posiciones bajas de la estratificación socioeconómica y educativa no escapan al sobreconsumo destructivo de los bienes ambientales, ya que también participan activamente e irreflexivamente en la destrucción ecológica mediante su acceso al consumo. El mercado de consumo masivo oferta grandes series de productos industriales empaquetados, baratos, y estandarizados, y que con la globalización de la economía a menudo vienen de lugares muy remotos, incorporando en su producción, distribución y venta, una larga y oculta historia de contaminación y lesiones ambientales.
Además, numerosos parámetros económicos y culturales orientados por pautas sexistas de valor están también presentes en los mandatos publicitarios de productos y de marcas dirigidas específicamente a las mujeres. Este consumo feminizado incita a las mujeres a realizar compulsivas compras específicas sobre numerosos y variados productos: cosméticos, ropa, higiene, electrodomésticos, comida, salud, y todo bajo la inacabable y renovada espiral derrochadora del "usar y tirar", ignorando con ello el daño ecológico y las emisiones contaminantes de carbono. Las mujeres se integran diferencialmente como consumidoras individuales en los mercados económicos de productos, discursos, y publicidad, y dirigidos específicamente a ellas con la intención de movilizar y dirigir sus deseos y compras hacia el negocio privado y los mercados mundializados.
Pero las mujeres de la clase alta consumidora a escala mundial, también participan como víctimas ambientales ante infinidad de sustancias biocidas que sin control se expanden y acumulan sinérgicamente en sus cuerpos y en los ambientes cotidianos en los que están. Numerosos productos que las enferman, constituyen además una herencia tóxica que trasmiten y reproducen generacionalmente en sus hijos e hijas. Este nuevo ejército mortífero de sustancias fruto de la tecnoindustria están presentes en los alimentos, los materiales, los objetos y los artefactos con los que se relacionan, en la vida doméstica y en las esferas públicas del trabajo, y son parte cotidiana de los ambientes domésticos, laborales y urbanos cada vez más artificializados y peligrosos.
A partir de la patriarcal separación de las esferas domésticas y públicas de relación pública presente en nuestras sociedades, y desde los roles domésticos tradicionales adjudicados a las mujeres, muy a menudo son ellas mismas las que gestionan las pautas prácticas de compra ordinaria y cotidiana de las economías familiares, y con ello a la vez reproducen activamente y sin apenas información y conciencia un consumo tóxico familiar. Esta posición de cierta autonomía sobre la administración del consumo familiar, también las coloca en una situación de empoderamiento y de potencial capacidad de decisión que hipotéticamente puede favorecer la conjunción entre las resistencias tradicionales y las ecológicas contra las invasiones tóxico-domésticas destructoras del mundo viviente. Las culturas tradicionales femeninas albergan valores opuestos al individualismo posesivo al poner en práctica la satisfacción de necesidades materiales y afectivas básicas desde valores y éticas de cuidado hacia el otro próximo, y por ello están más cerca de las necesidades de protección de los sistemas vivientes a los que la humanidad pertenece.
Muchas mujeres innovan e inventan soluciones prácticas enraizadas en sus aprendizajes culturales femeninos, y así establecen con su hábitos, y sin saberlo, nuevas pautas virtuosas de relación menos destructivas con los bienes ecológicos. Muchas mujeres se resisten a los alimentos industriales, envasados o congelados, porque prefieren la comida cocinada a fuego lento y con productos naturales, locales, y estacionales, que a su vez compran a diario en el pequeño comercio cercano o en el mercado del barrio, y con ello frenan la extensión de las nuevas pautas de compra semanal y motorizada en las grandes superficies; en el medio urbano muchas mujeres alimentan espirales virtuosas cuando se desplazan a pie o con transporte público, cuando sus trayectos son más cortos y cercanos, y cuando ocupan el espacio público sacándolo del anonimato y la anomia mediante el reconocimiento y el encuentro social, con ello además de ganar seguridad y vida social, se desplazan y reducen los coches particulares y los humos tóxicos del aire urbano. Estas pautas femeninas de relación, con menos contaminantes y con menos emisiones de carbono a la atmósfera, constituyen valiosos híbridos y semillas de innovación y resistencia que abundan en ciudades y pueblos.
Las opiniones generales acerca de las problemáticas ambientales se distribuyen de manera homogénea más allá de diferencias socioeconómicas y de sexos. Las mujeres de las sociedades industrializadas, no destacan en sus opiniones favorables a la protección y el cuidado ambiental, y participan en el amplio consenso sociocultural a favor del medioambiente y a favor disposiciones para actuar a favor de la protección ambiental. Los estudios de opinión realizados en sociedades occidentales muestran que una amplia mayoría alrededor del 60% y sin diferencias significativas de posición socioeconómica o de sexo, está preocupada y es favorable a las medidas de cuidado ambiental.
Lo singular de la construcción de estas opiniones a favor del medioambiente es su desconexión con de las opciones prácticas productivistas, son poco o nada coherentes en el terreno del compromiso y la acción práctica. Se da un conflicto y una radical separación entre los valores productivistas para la acción práctica, y los valores ambientalistas para los opiniones. Esta contradicción entre ideas y comportamientos es propia de la mentalidad pro-ambientalista mayoritaria, y no corresponde a conflictos entre grupos diferentes, sino que es interna en cada persona individual. Este imperante doble sistema cultural y valorativo: estar a la vez a a favor del desarrollo y a favor del medio ambiente, favorece unas percepciones sociales construidas con una singular característica esquizoide de división y contradicción interna: la prioridad dada a las creencias y los valores ambientalistas, y el comportamiento práctico guiado por los valores productivistas a favor del desarrollo. Mujeres y los hombres participan de este incoherente y frágil ambientalismo práctico propio de nuestra época.
Las investigaciones empíricas no detectan diferencias sustanciales entre hombres y mujeres en sus comportamientos prácticos declarados hacia el medio ambiente, salvo en que tienden a concretarse de forma desigual, los hombres más en esferas de relación pública y las mujeres en las esferas domésticas. Puesto que se requieren cambios a favor del compromiso ambiental en todos los campos de acción, tanto en los espacios públicos y como en los privados, la rígida y patriarcal frontera entre lo público y lo privado constituye un obstáculo al avance de la sostenibilidad. Cambiar la esfera pública o cambiar la vida privada constituye una falsa elección, ya que ni una ni otra de las alternativas por separado son posibles ante la crisis ecológica global y el calentamiento climático.
¡2000 euros de la ciudadanía
para comprar un coche privado!
Contraproducente para el empleo,
socialmente desigual e injusto,
favorece a los que tienen más recursos económicos,
discrimina a las mujeres,
contamina el clima terrestre,
incrementa la injusticia ambiental global,
contraproducente para la supervivencia colectiva.
Las ayudas públicas a la compra de coches anunciadas por el gobierno español constituyen una respuesta irracional y temeraria contra el planeta viviente, nuestra única casa común. Además de incitar al consumo y a la movilidad cancerígena con el clima, favorecen económicamente a los hombres y perpetúan el actual modelo individualizado y motorizado de transporte e infraestructuras.
Atrás quedan las palabras de compromiso del gobierno contra el cambio climático y a favor de la reducción de las emisiones de carbono contaminantes a la atmósfera. Conviene recordar que las tecnologías anacrónicas basadas en la energía fósil del petróleo, como son los coches con motores de combustión de gasolina, son muy responsables de la creciente destrucción del planeta y el desquicie climático, ejercen una fuerte demanda sobre las infraestructuras viarias, y retroalimentan la espiral de muerte de la biosfera.
Dar dinero público para comprar cualquier coche premia irresponsablemente al consumo individual ambientalmente irresponsable, favorece a un particular sector económico que no ha hecho sus deberes climáticos y ecológicos de fabricar coches limpios y de reducir las emisiones contaminantes mejorando a la vez la salud de las ciudades y personas. Esta temible respuesta a la crisis económica es además una medida socialmente injusta al fomentar al coche privado en detrimento del transporte público que utilizan las personas con menos recursos económicos. Es también una respuesta sexista que además de sacralizar el imaginario cultural masculino de la tecnología destructiva del coche, favorece más a los hombres porque las mujeres compran menos coches que los hombres y utilizan más el transporte público.
Si se apuesta realmente por la sostenibilidad y la habitabilidad en el planeta, no se puede continuar con la dramática desconexión entre las políticas sociales y económicas y las políticas medioambientales. Las respuestas económicas a la crisis de empleo no deben contradecir los objetivos medioambientales y de igualdad social. La actual crisis económica debe convertirse en una oportunidad para crear un nuevo empleo verde capaz de hacer las paces con el planeta. El dinero publico puede crear mucho más empleo si se compatibiliza con la protección ecológica y climática. Se crearía el doble de puestos de trabajo por cada millón de euros de fondos públicos invertidos si se emplearan en subvencionar la rehabilitación energética de edificios y viviendas. Las obras de rehabilitación realizadas mediante técnicas y materiales bioclimáticos, la instalacion de energía solar térmica en los tejados de los edificios, las medidas de aislamiento y mejoras en la instalación eléctrica, los eléctrodomésticos de bajo consumo, el uso de materiales ecológicos junto al ahorro y la eficiencia energética, son entre otras algunas de las medidas urgentes que el gobierno debería favorecer, para generar tejido socioeconómico y afrontar a la vez el caos climático y la destrucción ecológica que acompaña a nuestras insensatas formas modernas de vivir.
Puesto que durante la crisis económica los costes de transporte castigan a los más pobres, la reactivación de la economía y el empleo deben optar por inversiones social y ambientalmente rentables, como son las dirigidas a la mejora y la ampliación del transporte público con complementarias medidas sociales de protección, como pueden ser el metro o bus gratis para parados, estudiantes y personas con pocos recursos económicos.