
Unos recursos naturales finitos y especialmente frágiles entre el río Jordán y el mar Mediterráneo constituyen un factor importante que condiciona y caracteriza cualquier posibilidad de llegar a un futuro acuerdo de paz entre palestinos e israelíes. Al mismo tiempo las dos partes en conflicto están condenadas a una cooperación en la gestión sustentable de unos bienes ambientales comunes en una muy estrecha franja de terreno, densamente poblada y ecologicamente estresada.

En el conflicto palestino-israeli la igualdad social y la ecología no son separables, constituyen dos caras de la misma moneda. No se puede aliviar la endémica pobreza de la ciudadanía palestina sin, al mismo tiempo, moderar el sobreconsumo israeli que está intensificando el conflicto sobre unos recursos naturales escasos. Si Israel no se mueve hacía unas pautas de consumo de baja demanda ambiental, que es un requisito para una relación más equitativa y justa con los palestinos, la lucha sobre el acceso al suelo, agua y energía puede recrudecerse. La eficiencia tecnológica puede y debe ayudar pero no es una panacea ante el sobreconsumo; más que unos milagrosos avances técnicos lo que la región necesita son unas recetas globales de suficiencia y unos nuevos derechos ambientales de los palestinos hacia su entorno natural.

La creación de unos dignos y suficientes sustentos de vida para la ciudadanía palestina no será posible sin un nuevo marco ambiental negociado por las partes y arbitrado por la comunidad internacional, principalmente por la Unión Europea. También las ayudas europeas deben ser coherentes con su propia política ambiental y velar políticamente por nuevo acceso y reparto equitativo a los bienes naturales comunes. Dada las muy desiguales relaciones de fuerza entre palestinos e israelies no podemos depender solamente de los acuerdos bilaterales para afrontar la actual situación de injusticia ambiental. La enérgica implicación externa es necesaria para mediar y prevenir una creciente crisis socio-ecológica que podría abortar cualquier iniciativa de paz. Tampoco debemos olvidar que la pobreza ambiental de los palestinos no emana principalmente de una falta de ingresos económicos sino de una falta de poder político.