Este mito tan divulgado es parte de las artimañas empleadas por el frente pro-carbón en España para ganar credibilidad y apoyo social. En el 2010, la capacidad de generación eléctrica española «sobrepasa los 93.000 megavatios (MW), cuando la punta de demanda no está por encima de los 46.000 MW. Por tanto, el índice de cobertura es más que satisfactorio», esto afirmaba el experto economista Julio Lago, de la Universidad de León.
En marzo de 2010 el carbón, tanto el nacional como el importado, solo produjo el 3.4% de la electricidad en España, lo mismo que la energía solar. En el 2009 el carbón produjo alrededor del 9% de la electricidad consumida. Pero hay que añadir además, un dato muy significativo de esta anacrónica y cancerígena anomalía del carbón en España: que sin las masivas subvenciones públicas del estado, esta producción eléctrica proveniente de la minería de interior y de los cielos abiertos sería fácilmente cubierta por otras fuentes energéticas más eficientes y limpias.
Pero a pesar de esta sangría de dineros públicos y de daño ecológico en todo el ciclo productivo del carbón, continúa la ceguera y la insensatez común de sindicatos, partidos de izquierda y derecha, y del mismo gobierno, en su empeño en defender lo indefendible: un gran negocio privado para unos cuantos empresarios mineros. Conviene entender que se trata de una actividad deficitaria e inviable económicamente, pero incomprensiblemente reflotada y mantenida por el estado y los recursos públicos de la ciudadanía, y a costa de la salud y calidad ambiental colectiva. La alternativa necesaria está en invertir los dineros públicos en una reconversión industrial a favor de un empleo más acorde con la producción limpia y la economía verde del siglo XXI, la única que realmente puede abrirnos paso a un futuro realizable de bienestar colectivo.
También hay que destapar el falso mito de nuestra supuesta dependencia energética. España no depende de Francia para la obtención de electricidad. España exporta cada vez más energía a Portugal y a Marruecos que la que entra desde Francia.
No es verdad que "el carbón es la única fuente autóctona de energía en España" tal y como repite machaconamente el coro carbonífero de los sindicatos junto a la patronal minera en España: CARBUNIÓN. Esta falsa opinión se difunde habitualmente en boca del presidente y portavoz de la patronal minera española: el empresario minero Victorino Alonso, muy conocido por las numerosas denuncias de atropellos e ilegalidades que lleva en su haber en la provincia de León, a causa de la minas de carbón a cielo abierto que destruyen irreversiblemente ecosistemas de montaña de gran valor ambiental, reconocidos internacionalmente, y protegidos por la legislación ambiental europea, por lo que actualmente está en curso la iniciativa de denuncia ante el Tribunal Europeo de Justicia por parte de la misma Comisión Europea por violación de la Directiva Habitat.
La energía renovable que produce mucha más electricidad que el carbón, también se podría decir que es totalmente "española" y autónoma, si se quiere entrar en este lenguaje retórico utilizado como cortina de humo para ocultar los graves problemas económicos y ambientales del carbón. Más claro, la eólica, la hidráulica, la solar y la biomasa también son fuentes energéticas totalmente "autóctonas" y "nacionales", y el carbón no tiene ninguna ventaja ni les gana en esto.
Conviene repetirlo una y otra vez para salir de los debates propios del reino de la confusión, y cuyos cantos repiten al unísono: gobierno, partidos, empresarios mineros y sindicatos. En España, según todos las cifras y la información aportada por los expertos, hay un exceso de potencia instalada y de capacidad de producción eléctrica. Hasta el mismo presidente de Iberdrola, José Ignacio Sánchez Galán, ha afirmado que en España no había sitio para ninguna nueva central de ciclo combinado hasta el año 2020. Además, hay que tener en cuenta que en el 2011 está previsto el que se ponga en marcha el gasoducto Argelia-Almería, que suministrará el 25% del gas natural que consume el país sin necesidad de regasificadoras. Más consumo de gas natural, que es una fuente ambientalmente menos destructiva que el carbón, significará también menos demanda de electricidad.
En resumen, la extracción del carbón en las minas de Asturias, León o Aragón, no es una necesidad estratégica para garantizar el suministro ni una necesidad para la autonomía energética del país. En el caso hipotético de que hubiera una guerra u otra grave emergencia catastrófica que cortara las lineas de suministro de energía, siempre quedará el carbón español en el suelo como un último recurso energético. Es mucho mejor, y es mucho más inteligente y cauto el dejarlo ahí por ahora, bien enterrado y bajo tierra, y no seguir empeñados en contaminar y desestabilizar el clima común, y en destripar nuestras maravillosas montañas y la valiosa vida que ellas albergan.
DAVID HAMMERSTEIN