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BÚSqueda

Los Verdes

2 mai 2014 5 02 /05 /mai /2014 09:25

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Parece que las elecciones europeas en puertas están sirviendo para sacar del baúl algunas esencias ideológicas más puras y apasionadas.  Los candidatos de los grandes partidos nos sirven platos llenos de inflación retórica que sirve para ocultar las opciones principales que hoy día se juegan en la política europea. Paradójicamente ocurre que la política europea  se saca fuera de la actual campaña electoral aprovechando de la lejanía y del desconocimiento de gran parte del electorado, .

 

Una buena muestra de ello son las posiciones que son adoptadas durante esta campaña electoral por la candidata del PSOE: Elena Valenciano. Ella repite y repite que votando al PSOE es posible “ganar a la derecha” y conseguir un “cambio progresista en el gobernanza de Europa girando hacia una Europa social”. Pero Elena Valenciano sabe muy bien que ambos objetivos están muy alejados de la cruda realidad política e institucional que hoy existe en Bruselas, y están bien lejos hasta de las prioridades políticas de los partidos socialistas europeos.
Habrá que recordarle a la cabeza de lista del PSOE que la práctica política más palpable de los socialistas europeos liderados por Martín Schultz, y de su propio partido PSOE, bien poco tiene que ver con su machacona letanía electoral de “ganar a la derecha”. Conviene no olvidar que el actual Presidente de la Comisión Europea, el conservador portugués Durao Barroso, fue elegido con la mayoría de los votos de los eurodiputados socialistas, y de la gran mayoría de los votos del PSOE. Y no responde solo a un hecho trivial o coyuntural el que el partido socialista de Martin Schultz gobierne en una gran coalición con la abanderada del llamado “austericidio”: la mismísima Angela Merkel. Conviene tomar buena nota sobre el partido socialista de Schultz, el SPD, que no comparte en su programa electoral ninguna de las propuestas concretas sobre la llamada “Europa social” ni sobre una deseable gobernanza “solidaria y federal” sobre el conjunto de la economía financiera europea. Algo similar ocurre con los socialistas gobernantes en Francia e Italia.
Cuando se mira por debajo de la "charlatanería populista" practicada desde la oposición al gobierno del PP por parte los candidatos socialistas, las propuestas en favor de la Europa social frente a la Europa de los mercados y las empresas transnacionales carecen de existencia real y se desvanecen en el plano de la política practicada por los socialistas europeos. Además, también es de sobra conocido que la mayoría de las decisiones de la UE se consensuan y se pactan entre los populares y los socialistas europeos, sea en el Consejo de Ministros de la UE o en el Parlamento Europeo.

 

El candidato de la lista del PP Arias Cañete ya ha ganado las elecciones europeas porque será un comisario del próximo gobierno europeo, sean cuales sean los resultados electorales. Antes del proceso electoral del próximo 25 de mayo, ya se ha decidido que Cañete será un ministro de la próxima Comisión Europea. Es decir, ya se ha pactado que Cañete pertenecerá al brazo ejecutivo o gobierno” de la Unión Europea. De hecho, típicamente ocurre que casi todos los comisarios o “ministros europeos” ya están decididos de antemano mediante los acuerdos a los que han llegado los respectivos gobiernos de los 28 estados miembros de la UE. Esta anomalía democrática es un fiel reflejo de la fuerza que tiene la deriva inter-gubernamental: el dominio de la “Europa de los Estados” frente al proyecto de la “Europa de la ciudadanía”. 

 

Antes de que se dé el proceso electoral europeo, los comisarios o ministros europeos que propondrán la letra de las leyes europeas durante los próximos cinco años, ya están designados por sus respectivos Gobiernos estatales, y es a sus partidos a quienes deben gratitud, obediencia y lealtad. Aunque ciertamente el Parlamento Europeo tiene la posibilidad de cuestionar a cada comisario europeo propuesto y está encargado de ratificar a todo el conjunto de comisarios, lo cierto es que en su historia, el Parlamento Europeo actúa de comparsa ratificando los nombramientos conjuntos previamente pactados y repartidos entre los partidos de la derecha y los socialistas europeos. Aunque el partido más votado propondrá quien será el presidente de la Comisión Europea, en general todo el pescado de cargos políticos institucionales ya está vendido y repartido de antemano entre los dos grandes partidos. El hecho de que el Parlamento Europeo tenga ciertas competencias no anula el gran protagonismo y el poder determinante del Consejo Europeo, que no olvidemos que solo responde a las instancias de inter-gobernabilidad al estar compuesto por los gobiernos de los Estados miembros. Luego la dirección política de la Europa actual no está en el Parlamento Europeo sino en manos del Consejo Europeo compuesto por los gobiernos de los estados miembros. El Consejo Europeo suele fagocitar, apaciguar o contrariar las decisiones del poder legislativo democrático tomadas por el Parlamento Europeo, a pesar de que el Parlamento Europeo es la cámara democrática cuyos miembros eurodiputad@s han salido de las votaciones electorales y las urnas. 

En suma, quien tiene a Europa bien agarrada por los cuernos es el Consejo Europeo, un organismo de dirección política que se constituye por los estados miembros, ahora liderados por una Alemania que traslada unas políticas neoliberales al conjunto de Europa sin responder a la prioridad del interés común por estar muy influidas por la agenda del beneficio económico creciente para las grandes empresas. En consecuencia, resulta escasamente realista y es poco probable que ocurra el proclamado "giro a la izquierda" que la euro-candidata del PSOE Elena Valenciano pregona en cada mitin. Difícilmente podemos esperar que las grandes lineas económicas, sociales y ambientales de la UE vayan a cambiar significativamente en el caso de que los resultados electorales en las próximas elecciones europeas favorecieran a las candidaturas del partido socialista.

 

En todo caso, no debemos despreciar que la Unión Europea tiene en su haber algunos logros valiosos y representa una embrionaria alternativa histórica supra-estatal frente al anacrónico y fraticida reino de divisiones competitivas entre los estados nacionales. La actual crisis de confianza ciudadana en las instituciones europeas exige salir del actual modelo europeo de "club de estados" para iniciar cambios de rumbo hacia una Europa más democrática, social y ecológica. La participación y el voto en las elecciones europeas sigue siendo importante para sacudir y cuestionar el sistema actual de pactos entre las élites políticas y élites económicas en Bruselas, y para propiciar una Europa más política, democrática y transparente.

 

Las candidatas y candidatos europeos en plena campaña electoral habrían de mostrar más honestidad y respeto hacia la ciudadanía y al electorado respecto a las condiciones y la realidad actual de las instituciones y políticas comunitarias. La demagogia narcotizante en boca de los candidatos escenifica una inexistente confrontación entre populares y socialistas en torno al proyecto europeo. Pero este supuesto cruce de sables entre los socialistas y los conservadores europeos elimina la posibilidad de un debate esclarecedor sobre propuestas y contrapropuestas concretas y factibles para las futuras legislaturas europeas.  

Por favor, ¡dejen ya de engañar y de jugar con la ciudadanía mediante la puesta en escena de ideologías caducas en antagonismo pero bien alejadas de su práctica política!.
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