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BÚSqueda

Los Verdes

7 juillet 2011 4 07 /07 /juillet /2011 16:49

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  Valencia is different. Las obras que actualmente están en curso delante de Les Torres de Serrans significarán la inauguración del puente número 18 sobre el viejo cauce para el tráfico rodado.  Mientras todas las grandes ciudades europeas restringen el acceso del tráfico de vehículos a los centros urbanos, el Ayuntamiento de Valencia insiste en invertir mucho dinero público para hacer todo lo contrario. El nuevo Pont de Fusta será otro innecesario puente para saturar con más coches las riberas históricas del Río Turia.  Ahora la excusa utilizada es la de "liberar de tráfico al Puente de Serranos", pero paradójicamente, para ello se construye un nuevo puente con más carriles para coches que los quieren eliminarse en el existente.  Será otra vuelta de tuerca más para consolidar los marginales del cauce del Turía como autovias urbanas que acosan hostilmente el acceso al río facilitando la penetración del ruido y humo al centro urbano.

Son muy notorias y sonadas las promesas peatonales incumplidas por parte del Ayuntamiento de Valencia sobre el entorno histórico del Jardín del Turía.    Hace unos 20 años cuando se proyectó el Pont de les Arts, ya prometió la alcaldesa Rita Barberá que sus ocho carriles de tráfico añadidos servirían para poder liberar para el uso peatonal el histórico Pont de Sant Josep o el mismo Pont de Serrans. Entre tanta promesa incumplida para dar alternativas al tráfico rodado, también se quería ganar espacio ciudadano con el cierre de alguna calle lateral y con la construcción de un túnel para un paso de vehículos que permitiera el tranquilo disfrute y paseo en el entorno monumental de les Torres de Serrans. También quedaron en el cajón las propuestas barajadas para conectar peatonalmente Los Viveros o el Jardí Botanic con el Jardí del Turia,  Pero resulta obvio, que ni el bien colectivo ni la ciudadanía de a pie han sido nunca una prioridad frente a los endiosados vehículos motorizados. Para esta equivocada política municipal la creación de cualquier nueva isleta de paz  para los viandantes tiene que ser "compensada" con el doble de espacio para el cemento y los coches.

Si bien es cierto que resulta un parcial avance el liberar el tráfico (y de una gasolinera!) en el Pont de Serrans, también es cierto que el abrupto corte del espacio peatonalizado al entrar en la nueva plaza que se proyecta frente a las Torres de Serranos en la antigua "luna de València", tendrá delante una dura y ruidosa pantalla de cuatro carriles de tráfico que perturbará y afeará el disfrute del monumento y su entorno. Puesto que las obras ya están en marcha, se debería exigir también un plan de pacificación del tráfico en la zona, la inmediata peatonalización del Pont de la Trinitat, y ya que por fin se quita la absurda gasolinera que preside un entorno histórico-monumental de tanto valor, también se debería quitar el engendro de la gasolinera incrustada en el Ficús de la Glorieta.

Pero el mismo Jardí del Turia también está sufriendo un deterioro físico directo. Si rescatamos de la memoria política el conjunto de obras que han afectado al Jardín del Turia, recordaríamos como el PP en su momento cuestionó la supuesta "dureza" del tramo del Jardí del Turia proyectado por el estudio Vetges Tu i Mediterranea. Todavía recuerdo las críticas del entonces PP en la oposición en los años ochenta, que cuestionaban la supuesta gran cantidad de cemento en algunos tramos del Jardín del Turía. Pero ahora, aparte de que quieren cubrir otro trozo más del Jardín del Turia con otra mole de cemento humeante, siguen con la política de artificializar y cimentar a los campos de fútbol públicos. Al gobierno municipal parece no importarle nada el que se cubran los campos de fútbol con hormigón y hierba artificial, eliminando con ello el suelo natural y la permeabilidad que tiene como parque público de hierba y tierra, y destruyendo su función de aliviar la insana isla de calor creada por el asfalto urbano mediante el filtrado natural de la lluvia hacia los acuíferos.  Además, con esta política del "plástico futbolero" se cierre a cal y canto el libre acceso público a los campos durante el 90% del tiempo de la semana privando a la ciudadanía de grandes espacios de esparcimiento y encuentro.

En definitiva, se trata de un episodio más de maltrato muncipal al paisaje histórico, de desprecio del medio ambiente urbano y de despilfarro de unos recursos públicos escasos.

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