De repente, en las últimas semanas, algunos políticos españoles y europeos se han convertido en fervientes fans de la democracia árabe sin haber hecho primero la más mínima autocrítica de su vergonzoso comportamiento político durante los últimos tiempos hacia los de derechos humanos en los países vecinos de mediterráneo.
"A veces por prudencia hemos sido benevolentes con los tiranos" ha declarado nuestra Ministra de Defensa.
Tiene Carme Chacón el mérito expresarse con cierta honestidad ya que por los menos admite lo más evidente: el respaldo diplomático y militar español a mandatarios autoritarios árabes. Sin embargo, la formulación de Chacón esconde bastante manipulación de la verdad y a la vez intenta perdonarse por una actuación política impresentable, además de contraproducente.
¿Solo "a veces" con los gobiernos dictatoriales de Tunez y Egipto, por ejemplo? No es la verdad. Durante las últimos décadas los responsables políticos españoles, como la mayoría de los europeos, han dado una prioridad constante a las buenas relaciones con los dictadores más sangrientos al mismo tiempo que han dado la espalda a los principales opositores democráticos.
La Ministra se excusa por haber apoyado a los tiranos con la necesidad de "prudencia." Sin duda alguna, los motivos del apoyo a los regímenes de Marruecos, Argelia, Túnez, Libia y Egipto poco o nada tienen que ver con "la prudencia" sino unos intereses económicos, energéticos y inmigratorios puros y duros. ¿Pero, sigue siendo prudente apoyar indefinidamente el aplastamiento de la voluntad popular de millones de personas del norte de África? ¿Se puede utilizar el deseo de "la estabilidad" para reforzar unas políticas petrificadas, corruptas y terriblemente injustas?
Igual una reformulación más ajustada con la realidad de la frase de Chacón seria: "Siempre por intereses propios hemos sido complacientes con los tiranos"
En contraste con toda la retórica sobre los principios democráticos europeos, la lamentable realidad de la actuación práctica de la Unión Europea y de sus estados miembros ha sido muy útil para fortalecer la tiranías del Norte de África. Sin ir más lejos, podemos recordar un artículo publicado en un diario de Cairo hace solo dos meses por el embajador de la Unión Europea en Egipto, Marc Franco. Alabó las reformas democráticas de Hosni Mubarak y concluyó que "considerando los últimos años, es justo afirmar que Egipto ha dado pasos valientes hacia la promoción de una cultura de derechos humanos en todas las facetas de la sociedad egipcia."
Esperamos que las rebeliones de las últimas semanas provoquen una profunda reflexión en nuestros líderes "prudentes" y "benevolentes" para que den un giro democrático a un proyecto común justo con nuestros vecinos más cercanos del Sur.