ACTA busca meter en cintura al Internet, la libre circulación de cultura, conocimiento e ideas.
ACTA quiere convertir en policías privados a los servidores de Internet para que controlen la información y cultura que compartimos. No hará falta órdenes judiciales para que estos actores privados actúen.
ACTA propone una nueva arquitectura de gobernanza mundial de la propiedad intelectual al margen de las instituciones de la ONU y de espaldas a la sociedad civil y los parlamentos democráticos.
ACTA promueve sanciones criminales y multas astronómicas ("a valor de mercado" para cualquier violación de los derechos de autor que "aporte una ventaja económica o comercial, sea de forma directa o indirecta". O sea, cabe en esta categoría millones de personas que comparten sin lucrares ficheros, sueños y ritmos.
ACTA proyecta controles fronterizos draconianos con "la cooperación" de la industria y al margen de la iniciativa judicial.
ACTA: privatización del saber, control policial extra-judicial y el proteccionismo de modelos de comercio anacrónicos.
El Parlamento Europeo tiene que decidir en los próximos meses. La ciudadanía activa tiene la palabra para defender los derechos fundamentales y el acceso al conocimiento.