Más de 200 personas asistieron el viernes pasado en Madrid a la primera jornada de Bioconstrucción organizazda por la Oficina Verde Europea, la revista Ecohabitar y la Asociación Española de Bioconstrucción. La mayoría de los asistentes procedían de los sectores de la construcción, arquitectura, las energías renovables y los materiales ecológicos de todos los puntos del estado. Tanta era la demanda de asistencia que se tenía que habilitar una sala adjunta para seguir el debate en una gran pantalla. Las presentaciones de los seis ponentes bioconstructores, tres españoles y tres alemanes, fueron seguidas con gran interés por todos y antes de mediodía hubo una sesión para preguntas del público. Cada participante recibía una carpeta con explicaciones claves de la arquitectura ecológica y un CD con los documentos principales más relevantes. Además, fueron repartidas para cada asistente una bolsa con un delicioso almuerzo ecológico.
En el contexto de la crisis del cambio climático estamos obligados de cambiar nuestro modelo de construir edificios ya que éstos consumen más del 40% de nuestra energía. La bioconstrucción y los diseños ecológicos pueden reducir radicalmente nuestro despilfarro y aligerar nuestro peso sobre el planeta.
La primera intervención fue a cargo del uno de los maestros mundiales de la utilización del barro y tierra en la construcción, Gerrnot Minke. Su explicación de la enorme utilidad ecológica y social de un recurso natural abundante que nos rodea fue especialmente fascinante y seguramente ha dejado una huella en los participantes. Repasó muchos ejemplos de edificios de tierra nuevos y antiguos por todo el mundo. Benito Sánchez, un arquitecto sevillano curtido en muchas obras ecológicas, explicó la importancia del diseño bioclimático que debe estar en la cabeza de cada proyectista, más allá de materiales y artilugios como las placas solares. Petra Jebens, una arquitecta alemana afincada en Aragón presentaba muchos hermosos ejemplos existentes de obras bioconstruidas en España. Especialmente interesante fue la explicación de su proyecto en obras de un centro de investigación de la Universidad de Zaragoza que no tendrá aire acondicionado mecánico, será integralmente construido con biomateriales, producirá su propia energía y gestionará su propia agua, entre otros avances. Jordi Badía, un eco-arquitecto catalán, se concentraba en el cambio del contexto urbanístico y social necesario para que la revolución ecológica entre en cada poro de la sociedad.
Axel Singhofen, experto europeo en tóxicos de los verdes europeos, nos alertaba de los múltiples peligros tóxicos que entrañan muchos materiales de construcción y otros elementos domésticos. Ismael Caballero, un conocido ingeniero ecológico, presidía un interesante debate sobre las medidas políticas y normativas necesarias para fomentar la bioconstrucción, con algunos puntos especialmente estimulantes sobre una descentralización de la gestión del agua, los residuos y la energía.
En las conclusiones se acordó mandar a todos los participantes el borrador de un manifiesto a favor de la Bioconstrucción, para sugerencias y una campaña de presión, y para continuar ampliando la red de personas comprometidas con la apasionante iniciativa de construir casas con vida.