Hace 24 horas cundía el optimismo. Había un borrador sobre la mesa con un cierto consenso. Ahora en cambio, la entrada de lleno de los Estados Unidos en las negociaciones ha significado un jarrón de agua fría. Los estadounidenses se oponen a cualquier referencia a objetivos cuantificables de reducción de emisiones contaminantes al estilo del Tratado de Kioto. Ni siquiera aceptan una mención de una reducción de emisiones de 20%-30% antes de 2020.
Esta dura posición estadounidense ha arrastrado a China y a los demás países del Sur que ahora se enrocan en posiciones en contra de cualquier compromiso vinculante con el clima. Lo que queda por ver es si los EE.UU. están dispuestos a cargar con la culpa del fracaso de la cumbre. Por otra parte, la Unión Europea ha perdido prestigio entre los países más pobres por su negación de fomentar la transferencia de tecnología limpia a los países del Sur mediante la supresión de patentes y otras reglas de propiedad intelectual que evita el acceso a las formas de producción menos contaminantes. Visto el nivel de irresponsabilidad de muchos estados y ante su falta de urgencia, es aterrador pensar que se acaba el tiempo para frenar la subida rápida de las temperaturas por encima de los 2C°.
David Hammerstein, eurodiputado de Los Verdes