¡proteje la vida animal!
La caza de focas en Canadá ha provocado un importante debate internacional en distintas organizaciones supranacionales, como son la Organización Mundial de Comercio y la Unión Europea. Recientemente los parlamentos nacionales de Holanda y Bélgica han aprobado leyes que prohíben las importaciones de pieles y otros productos procedentes de focas que han sido objeto de una caza cruel, excluyendo la caza artesana de los pueblos indígenas. Estas leyes proteccionistas contra el comercio y la importación de productos de focas se basan en el argumento de la defensa de la "moralidad pública", ya que según confirman los sondeos sociales la gran mayoría de la población belga y holandesa considera que la actividad de caza sangrienta de focas ofende principios morales básicos.
Los actuales términos legales del reglamento de la Organización Mundial de Comercio reconocen que la ofensa a la moral pública constituye uno de los pocos motivos que pueden justificar la creación de barreras al comercio. Esta excepción legal al libre comercio hoy puede resultar ser un excelente argumento y un gran apoyo a las luchas en defensa de la vida animal, aunque en su origen se estableció a petición de los países musulmanes que querían prohibir la entrada de productos alcohólicos y otros productos por considerarlos ofensivos y dañinos de la moralidad de sus habitantes. En el largo camino de avance en la defensa del bienestar animal y de su protección, el argumento legal basado en la moralidad podría llegar a ser una importante herramienta capaz de establecer un precedente que diera nueva fuerza al movimiento animalista y al movimiento ecologista en general.
El gobierno de Canadá ha contra atacado rápidamente poniendo una denuncia a Bélgica y Holanda ante la Organización Mundial de Comercio por poner trabas "injustificadas" al libre flujo de mercancías. Pero los gobiernos belga y holandés han negado las acusaciones con las propias reglas de la OMC en la mano, y han solicitado el amparo de la Unión Europea ante la OMC. Los estados de la UE ahora deben decidir si apoyan o no a la prohibición de las importaciones de carne de foca y sus derivados. Algunos pocos países como Dinamarca, con ligazones históricas en Groenlandia, ha declarado su apoyo a Canadá, pero la gran mayoría de los estados europeos rechazan la caza cruel de focas y quisieran apoyar las medidas proteccionistas Bélgica y Holanda. Sin embargo, hay un cierto temor que flota en el aire ante los peligros de poner frenos al comercio global, y abrir con ello lo que podría ser una caja de Pandora en base a nuevas denuncias similares contra prácticas comerciales que son igualmente "ofensas a la moralidad pública".
La paradoja está servida: la ley que protege el libre mercado puede servir a la vez para poner límites a las matanzas y el sufrimiento de animales, a la degradación del medio ambiente y la salud de las personas.
David Hammerstein, eurodiputado de Los Verdes