En vísperas de una importante votación sobre el control de pesticidas se han encontrado niveles preocupantes de pesticidas tóxicos en fruta comprada en el edificio del Parlamento Europeo de Bruselas. Una coalición europea de consumidores ha comprado y analizado en laboratorios homologados ocho tipos de fruta procedente del supermercado del mismo Parlamento. Toda la fruta adquirida en el Parlamento ha tenido residuos precedentes de 28 sustancias químicas potencialmente tóxicas de las cuales 10 son conocidas como cancerígenas, 3 son neurotoxinas y 8 son conocidas como disruptores endocrinos. Dos de estos contaminantes son clasificados como extremadamente peligrosos por la Organización Mundial de Salud.
Ha resultado especialmente chocante que tres de las piezas de fruta (naranjas de España, albaricoques y uvas) contenían unos niveles de residuos de pesticidas por encima del los Límites Máximos de Residuos de la Unión Europea, lo que prohíbe su venta al público. Las naranjas contenían concentraciones ilegales y muy peligrosas de dos pesticidas ligados al cáncer y a problemas reproductivos. Estas naranjas contenían pesticida imazalil a unos niveles muy por encima del nivel de ingestión diaria aceptable para un niño de 5 años.
Según la Comisión Europea el 40% de la fruta y verdura a la venta en la UE están contaminadas por pesticidas mientras que más del 3% de estos alimentos tienen niveles peligrosos de tóxicos. La causa es evidente. Utilizamos unas cantidades masivas de pesticidas en toda la cadena alimenticia con unas consecuencias nefastas para la salud y el medio ambiente.
La semana que viene el Parlamento Europeo votará sobre una nueva legislación para regular la autorización, venta y utilización de pesticidas peligrosos. Se propone limitar o prohibir la utilización de algunas de las más tóxicas y reducir entre el 25% y 50% las cantidades fumigadas sobre nuestros alimentos. Sin embargo, hay una presión asfixiante en contra de esta legislación por parte de los lobbies de la industria agrícola y los sindicatos agrarios que insisten en seguir teniendo barra libre en la utilización de armamento químico en su particular guerra contra la salud y el medio ambiente.