En las últimas semanas millones de juguetes chinos han sido retirados de las tiendas por contener sustancias químicas peligrosas como el plomo. Es evidente de que hay una temeraria falta de control sobre los productos importados en general y sobre los juguetes en particular. Es un escándalo que los fabricantes de juguetes llevan años vendiendo juguetes tóxicos sin que nadie hubiera dado cuenta. La legislación vigente, tanto la europea como la española, es totalmente laxa. Hasta las sustancias más peligrosas son toleradas si la exposición se mantiene por debajo un cierto nivel. No deberíamos jugar con la salud de nuestros hijos e hijas: muchas de estas sustancias causan el cáncer, hacen daño a los genes o son tóxicas a los órganos sexuales. Su presencia debe ser prohibida en los juguetes. Huelga decir que la auto gestión de la industria de la seguridad de los juguetes ha sido colocado en entredicho. Hace falta leyes de seguridad más estrictas y un filtro mucho más fuerte sobre la entrada de productos importados peligrosos.
Con este caso se pone de relieve las consecuencias de una globalización debocada sin unas claras reglas ni una gobernanza responsable.
David Hammerstein