España y su Plan Nacional de Asignación de Emisiones 2008-2012: El principal plan español para la reducción de emisiones y el cumplimiento de sus obligaciones en el Protocolo de Kioto como país miembro de la Unión Europea se ha presentado para su revisión por la Comisión Europea. En lugar de enfrentarse con el gran reto del cambio climático este plan trata de escaquear, trampear y disfrazar. Todo menos acometer las profundas reformas económicas, fiscales y técnicas necesarias para fomentar el ahorro, la eficiencia y las fuentes de energía renovables.
El compromiso de España con Kioto era de no sobrepasar el 15% de crecimiento de emisiones desde el año base de 1990. Ahora el PNA del Gobierno proyecta llegar al año 2012 con un crecimiento de 37% de las emisiones contaminantes, 22% por encima de su compromiso, pero intenta maquillar esta gran irresponsabilidad climática con la obtención de créditos de emisión (el 20%) con la desproporcionada utilización de fondos para la ayuda al desarrollo, llamado dentro de Kioto el Mecanismo de Desarrollo Limpio junto con el aumento de sumideros (2%). Además, se planea subvencionar al sector eléctrico con una gran asignación gratuita de derechos a la emisión y se incentivará la producción eléctrica con carbón. Así se socializan las cargas financieras y ambientales de Kioto, mientras se libra de grandes esfuerzos a los sectores privados más responsables de que seamos la oveja negra ambiental de Europa.
Acudir de esta forma a los fondos de ayuda al desarrollo está prohibido por Kioto que afirma que conseguir créditos contaminantes así debe ser solo “suplementario a la acción interna” de los estados firmantes y no puede sustituir el esfuerzo principal de reducir las emisiones dentro de cada país.
En España se pretende aplicar un curso intensivo de “cambio verde en diez días sin esfuerzo”. Sin embargo, este ejercicio de autoengaño puede no convencer la Comisión Europea que debe evaluar al Plan Nacional de Asignación de Emisiones. En todo caso, esta estrategia aplaza aún más las más dolorosas decisiones que serán de obligado cumplimiento conforme se manifiestan las graves crisis climáticas y energéticas que nos avecinan.
David Hammerstein, eurodiputado de Los Verdes