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Los Verdes

20 février 2007 2 20 /02 /février /2007 15:14

1. La desaparición de animales y especies exóticas 

 

Animales que durante milenios han ocupado selvas, océanos y desiertos, viven hoy en salas de estar, terrazas de apartamentos, bares... No solo desaparecen animales y especies autóctonas de nuestro entorno, sino que se incentiva la aniquilación de especies y biodiversidad en otros países, sobre todo las procedentes del tercer mundo. El mundo industrializado en su actual desregulación y economía globalizada comercia con animales exóticos en lo que resulta ser un negocio muy lucrativo. A este nuevo mercantilismo zoológico global se une al hecho de que hoy los animales no humanos siguen teniendo el status cultural de propiedad sin derechos y de simples objetos instrumentales. Las tiendas especializadas del mundo rico se han convertido en un inmenso bazar donde es posible adquirir casi cualquier tipo de animal con un auténtico servicio a la carta. Los animales son apartados de sus hábitats naturales que se degradan para terminar sus vidas cautivos de un medio que les es hostil. 

 

2. El tráfico internacional de especies es un gran negocio 

El tráfico ilegal de especies es una de las causas más importantes de pérdida de biodiversidad en el mundo, y además es un negocio redondo al estar poco perseguido y tener poco riesgo. La poca sensibilización ciudadana así como la falta de actuación de las autoridades hace que este tráfico está aumentando. Los datos estadísticos revelan las demoledoras dimensiones del comercio internacional de especies y animales protegidos.  Según los datos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) 230.000 primates vivos se compran y venden cada año; 1,13 millones de aves vivas; 4 millones de reptiles; 15 de pieles de mamíferos; 9 de orquídeas; 7 de cactus; 350 de peces tropicales... Pero la gran mayoría del 60% y hasta el 80% muere en el viaje.  

 

3. De cada diez animales vivos sólo uno llega a su destino 

De todos los animales vivos que recorren el mundo de contrabando el 60 y 80 por ciento mueren durante la captura, transporte y comercialización posterior. Los animales que sobreviven son vendidos en tiendas de mascotas, en ferias callejeras o son exportados. Mueren a menudo al poco tiempo de ser comprados, víctimas del estrés del cautiverio, la depresión o por enfermedades que hasta pueden ser transmisibles a los seres humanos. Finalmente los animales silvestres pueden terminar perdidos en las urbes, se escapan, son regalados o abandonados. 

 

4. El ineficaz control internacional del comercio de fauna y flora 

 

Teniendo en cuenta que el comercio de animales y plantas silvestres sobrepasa las fronteras entre los países, su reglamentación y control requiere la cooperación internacional a fin de proteger ciertas especies. El Convenio de Washington CITES firmado en 1973 y en vigor desde el año 1975 ha sido subscrito por más de 150 países tiene  el fin primordial de la conservación de miles de especies de fauna y flora mundiales mediante la regulación de su comercio. CITES ofrece diversos grados de protección a más de 30.000 especies de animales y plantas, tanto vivos como derivados del mismo. Protege un grupo de especies en peligro de extinción y especies que no necesariamente se encuentran amenazadas de extinción, pero tienen el riego de estarlo. Y un tercer grupo de especies están sometidas a la jurisdicción de cada país, y para las cuales el comercio no se puede controlar sin la cooperación de otro país parte de CITES. El CITES otorga permisos de exportación para el país de origen y de importación para el de destino. Pero, la mayoría de los países no han desarrollado su propia legislación, lo que hace ineficaz el convenio haciendo impune el tráfico de especies. La permisividad de leyes y controles se dan tanto en los países de origen como en el receptor. Los traficantes de especies falsifican documentos oficiales, pagan sobornos y hasta llegan a hacer declaraciones aduaneras fraudulentas.  

 

5. La esquilmación de la biodiversidad en los países de origen 

 

Cada año se expolian numerosas zonas naturales de nuestro planeta, principalmente en el trópico, en busca de especies exóticas vegetales y animales que buscan complacer la excentricidad y gustos consumistas. Son compradores también los coleccionistas, los zoológicos, los laboratorios de investigación biomédica, las tiendas de animales. Los compradores son principalmente Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, y los principales vendedores son países pobres como los de Sudamérica, África y el Sudeste asiático. Pero el beneficio económico del comercio ilegal de especies no revierte en estos países pobres que sacrifican sus ecosistemas y economías locales. La alta mortandad de animales comporta una extracción masiva para compensar las grandes pérdidas de individuos durante el proceso comercial, y es un factor central de esquilmación para muchas poblaciones animales, cuya disminución provoca efectos directos sobre otras especies y ecosistemas, al desestabilizar la cadena alimentaría y causar la multiplicación de plagas, y a. además alimenta la espiral de pobreza que incide en las familias y economías de subsistencia que dependen directamente de los recursos naturales locales y de su renovación y acceso a los mismos.   

 

6. España: un paraíso para el tráfico y comercio ilegal de especies      

                           

En 1986 España ratificó el CITES, pero el suelo español es utilizando principalmente como punto de canalización de animales protegidos hacia otros países de Europa y EE.UU. Por España pasa el 30% del tráfico mundial, pero sólo es detectado el 50% del tráfico. 

 

7. El auge del comercio de animales salvajes en España    
Desde la década de los sesenta, gorilas, chimpancés, tortugas, caimanes, cocodrilos, iguanas, anfibios, arañas, pitones y boas, leones, guacamayos y cacatúas, entre otros, comenzaron a sustituir a perros, gatos y canarios como animal doméstico o de compañía. En los hogares españoles se  calcula que existen cerca de 60.000 reptiles y más de 100.000 aves exóticas. La fuerte demanda y la ausencia de sanciones, los elevados precios de venta y la permisividad de las fronteras españolas han facilitado este comercio ilegal. Para comercializar o poseer un ejemplar de una especie amenazada incluida en el Convenio CITES es necesario un certificado CITES que acredite que ese individuo proviene de cría en cautividad. Pero la falsificación es sencilla y las multas son insignificantes. La Dirección General de Comercio Exterior, la Dirección General de Aduanas y la Dirección General de Conservación de la Naturaleza se encargan hoy del cumplimiento del CITES en España. La regulación mediante el Código Penal y el  SEPRONA sigue siendo muy insuficiente para controlar este comercio ilegal. 
8. Los problemas ecológicos de la adquisición de fauna salvaje 

España acoge una valiosa riqueza faunística que induce la caza de nuestra fauna autóctona para su comercialización. Furtivos y mafias organizadas peinan los campos y montes españoles en busca de víctimas que cazar y vender: Desde osos pardos, rebecos, urogallos, linces, hasta águilas imperiales o halcones peregrinos, pasando por toda suerte de pajarillos o galápagos. De esta forma, huevos de aves en peligro de extinción y animales protegidos son cazados furtivamente, disecados, almacenados y posteriormente comercializados, pasando a engrosar colecciones particulares o de ciertos museos, y vendidos en mercados ambulantes y rastros. Además, en España existe otro peligro: “la liberación de especies” foráneas al medio natural que incide en la extinción de muchas de nuestras especies y hábitats autóctonos. 

 

9. Freno al comercio legal e ilegal de animales salvajes 

 

La normativa de CITES prohíbe comerciar con animales ilegales pero no con los legales. La cría en cautividad de especies salvajes para su comercialización está permitida y es legal, pero carece de control efectivo para evitar el tráfico ilegal. Los compradores acaban desprendiéndose del animal comprado y para ello utilizan tres vías: depositarlo en centros de acogida, regalarlo o malvenderlo, o liberarlo en la naturaleza. Los hábitos culturales de la sociedad española en cuanto a la posesión de mascotas exóticas son de gran irresponsabilidad, y apenas existen centros de recuperación de fauna salvaje con recursos en nuestro país, lo que empuja en mayor medida a desprenderse de los animales a través del sacrificio o con su abandono. Se da un descontrol y escaso seguimiento por parte de las Administraciones de la venta “legal” de animales salvajes. Los requisitos legales para el registro y control de la cría y venta apenas son supervisados por las autoridades.

  

Demandas VERDES……..

 

1. Incrementar los requisitos legales tanto para la venta como para la compra y tenencia de animales exóticos. Las competencias sobre el control de especies ha de ser mas extensa y cohercitiva

 

 

 

2. Presionar a las autoridades competentes para que se ejerza un mayor control en la entrada de animales salvajes ilegales a nuestro país

 

 

 

3. Desarrollar una legislación específica con presupuesto sobre los Centros de Recuperación de Fauna Salvaje 

 

 

 

4. Desarrollar campañas educativas y de concienciación a la ciudadanía para el no consumo de animales salvajes

 

 

 

5. Desarrollar programas de Cooperación Internacional donde se transformen las pautas económicas locales basadas en la captura y comercialización de especies salvajes autóctonas con la consiguiente degradación de su entorno.

 

 

 

6. Controlar la adquisición de especies por parte de zoológicos y circos.

 

 

 

7. limitar la cría en cautividad de especimenes salvajes y no fomentar con ello la degradación del uso y abuso de estos animales. Por el contrario, desarrollar programas de conservación de especies salvajes en sus hábitats naturales.

 

 

 

8. Incorporar en los planes educativos dentro de la Educación Medioambiental el concepto de respeto por los animales, ya sean salvajes o domésticos.

  

David Hammerstein

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