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Los Verdes

20 février 2007 2 20 /02 /février /2007 15:00

1. El bienestar animal, la calidad de los alimentos, y la salud humana van de la mano. Calidad ética y calidad de los alimentos han de ir juntas. Los animales son víctimas silenciosas de nuestros modos de vida, producción y consumo. El modelo intensivo de producción de  las granjas industriales además de generar un sufrimiento animal que tiene las dimensiones de un holocausto también produce sufrimiento humano: la diversidad de productos locales y regionales, frescos, cercanos, autóctonos, y de alta calidad nutricional desaparecen de nuestros mercados a la vez que la masiva producción intensivo- química de alimentos genera numerosos efectos biocidas colaterales, y con ello graves problemas sanitarios y medioambientales. Una mejora en el bienestar y condiciones de vida de los animales durante la cría, el transporte y el sacrificio también repercutirá beneficiosamente sobre la calidad nutritiva final de la carne obtenida, los alimentos y la salud humana. Las prácticas del modelo mecanicista y artificializador presente en las granjas industrializadas de producción intensiva comporta un enorme e innecesario sufrimiento de animales vivos, y por ello han de sustituirse por otras formas productivas que además de ofrecer condiciones de seguridad alimenticia aporten mayores garantías de bienestar y salud tanto para los animales como para los consumidores humanos.

 

 

 

 

2. De los animales con vidas miserables a los animales con vidas felices. Se trata de pasar del sufrimiento animal generalizado mediante la producción intensiva de animales y de carne al bienestar animal en todos y cada uno de los eslabones del ciclo de la cadena productiva: desde el nacimiento y la crianza hasta el transporte y sacrificio. Son necesarias mejoras en el trato y las condiciones de vida de los animales criados para la alimentación humana de manera que se atiendan sus necesidades vitales permitiendo sus comportamientos naturales básicos para el buen desarrollo y bienestar de cada individuo. Deben desaparecer las experiencias organizadas de crueldad y de miedo que innecesariamente crean padecimientos constantes y enfermedad en los animales de las granjas industriales, como seres vivos sintientes que son. Deben eliminarse las prácticas violentas de encierro, aislamiento y amputación de sus cuerpos con castraciones y cortes de pico sin anestesia, marcado a fuego, manipulaciones genéticas para que produzcan más, hormonas para que crezcan rápidamente, aire saturado de amoníaco y convivencia con el propio excremento. En el caso de los pollos y gallinas de granja han de establecerse un descanso de 6 horas en oscuridad absoluta por cada 24 horas, y los polluelos deben tener elementos que favorezcan la actividad de los animales, su salud y bienestar (por ejemplo introduciendo balas de paja).

 

 

 

 

3. Del incumplimiento de la legalidad sobre el bienestar animal al control y normativas legislativas con poder sancionador. Urgen medidas de inspección y de aplicación de sanciones correctivas contra las prácticas de crueldad por el incumplimiento de las directivas europeas sobre el bienestar animal en el transporte y el sacrificio de los animales vivos. En el matadero los animales huelen y ven las matanzas de los individuos que les preceden, escuchan y perciben sus gritos y dolor. Todos los métodos de aturdimiento previo previstos por la legislación, si es que se usan, no aseguran el desvanecer a los animales, y en la gran mayoría de los casos están conscientes cuando se cortan sus yugulares, muchas veces colgados boca abajo de una pata.

 

 

 

 

4. Del sistema de jaulas de cría de animales de granja a su prohibición legal. Se trata de eliminar las privaciones, el miedo, el stress y el confinamiento en masa en las vidas de los animales. El hacinamiento les impide moverse y expresar sus preferencias, y con ello tampoco pueden tener una espontánea y natural socialización con los individuos y grupos de su especie. También las llamadas jaulas enriquecidas deben ser prohibidas ya que no garantizan un espacio suficiente para moverse y no permiten a las gallinas muchos comportamientos naturales e instintivos.

 

 

 

 

5. Del maltrato animal de la producción intensiva a la información, la reflexividad y el aprendizaje sobre prácticas responsables con el bienestar animal. La educación ambiental sobre el bienestar animal ha de estar presente en las ofertas públicas especializadas de capacitación laboral agrícola y agroalimentaria con programas de formación e instrucción dirigidos a productores e impulsados por instituciones, sindicatos, agroindustria, y asociaciones de consumidores. Los productores ganaderos y granjeros han de poder acceder a los conocimientos y el uso prudente de recursos con los que poder detectar y corregir los problemas relacionados con el bienestar de los animales. Para un cambio social y cultural profundo y arraigado a favor de una ética y valores ampliados que incluyan la preocupación por el bienestar de otros seres vivos, es importante comenzar cuanto antes. El sistema de enseñanza ha decomprometerse en esta inmensa tarea urgente de innovación y socialización desde la más tierna infancia, desde los huertos y granjas escolares hasta los estudios, especialidades e investigación universitarias.

 

 

 

 

6. De las subvenciones europeas directas a la producción intensiva de animales a la eco-condicionalidad del bienestar animal. Las concesiones de las ayudas europeas deben supeditarse al estricto cumplimiento de la legislación europea sobre el bienestar animal. También en la importación europea de animales y alimentos de otros países debe garantizarse la eco-condicionalidad del bienestar Animal, y la Unión Europea (UE) ha de defender esta posición ante la Organización Mundial de Comercio (OMC). En los mercados globales deben eliminarse las subvenciones públicas a la exportación de animales vivos. Las ayudas públicas a la producción basada en el sufrimiento animal constituyen un dumping socioeconómico que lesiona la competitividad de los productores con bienestar animal, además de distorsionar y rebajar artificialmente los precios del mercado impulsando así el hundimiento las economías de países pobres.

 

 

 

 

7. Del transporte de animales vivos a largas distancias al transporte de vísceras, despojos y refrigerados. El transporte no ha de superar las 8 horas en total, o los 500 Kms de recorrido, desde el punto de salida al de destino tanto para animales de matadero como para animales de engorde. El sacrificio ha de hacerse en mataderos cercanos a las explotaciones de crianza, especialmente si el destino es a terceros países que no están adheridos a los Convenios Internacionales para la protección de los animales. Se ha de acabar la imagen cotidiana de camiones abarrotados con animales vivos apelotonados y asustados que salen de las granjas industriales camino del sacrificio y hacen largos trayectos sin comida ni agua, hacinados, empujados y ajetreados por el viaje. La exportación de animales vivos para consumo debe ser sustituida por canales refrigerados.

 

 

 

 

8. Del gigantismo industrial de la producción a gran escala basado en el sufrimiento animal a las pequeñas y locales industrias alimentarias. La pequeña producción local y regional además de sufrir el acoso de la legislación europea en materia de exigencias de higiene también afronta la desventaja comparativa de los altos costes que lastran su competencia en mercados globales. Con el desarrollo de ayudas específicas a los productores con prácticas de bienestar animal se fomentarán la mejora de las condiciones de vida de los animales de granja, el desarrollo de la economía rural, y la mayor rentabilidad de los pequeños productores ganaderos y agricultores. Al premiar los esfuerzos dirigidos al bienestar animal este dejará de percibirse como un simple coste económico añadido al conjunto de la actividad productora y ganadera. Se trata de convertir las prácticas del bienestar animal en un valor añadido de calidad en los productos y en fuente de diversificación favoreciendo conjuntamente la economía de los productores locales y el bienestar de los animales y los consumidores humanos.

 

 

 

 

9. Del consumidor voraz y desinformado al nuevo consumidor que practica una ciudadanía reflexiva, responsable y ética. El consumo individual puede incorporar los valores éticos añadidos de bienestar animal en la elección de los productos, y con ello no reducir la compra a una comparación cuantitativa entre precios y calidades. Este nuevo consumidor pone en práctica nuevos valores sociales y medioambientales no reducibles a la rentabilidad económica, y con ello se expresan y fomentan unas nuevas formas sociales y culturales de ciudadanía responsable y solidaria a favor de la protección del bienestar animal.

 

 

 

 

10. De la desinformación sobre la composición, procesos e historia de los alimentos al sello de garantía de buenas prácticas de bienestar animal en el etiquetado. Mediante un claro y completo etiquetado deben ampliarse las opciones del consumidor individual. Garantizar los derechos a la información de los consumidores y contribuir con ello a una opinión pública informada y a un mayor sentido de responsabilidad por parte de los consumidores individuales. El etiquetado ha de incorporar una amplia información no manipulada y comprensible sobre los tratamientos tecnológicos y los ingredientes nutrientes naturales y sustancias químico-sintéticas añadidas en los productos alimenticios de la agroindustria. En el etiquetado se ha de incluir un sello o marca de garantía de bienestar animal, con ello se amplia el conocimiento y las opciones por parte de las consumidoras y consumidores en actos de compra que también expresan valores prácticos de conexión y protección con los seres vivientes que se producen para alimento humano.

 

 

 

 

David Hammerstein

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