Predicar con un mal ejemplo es muy difícil. Se puede concluir que navega muy mal el buque insignia del supuesto "renacimiento nuclear" que es la planta atómica actualmente en obras en Okiluoto, Finlandia, una de dos en construcción en Europa actualmente. A pesar de las promesas las cosas no van nada bien. Se tenía que haber terminado ya pero con las múltiples demoras que han sufrido la planta ni la empresa constructora ni se atreve poner fecha a la terminación de las obras cuando solo la mitad están terminadas. El precio de la central se ha aumentado entre el 50% y el 100%, lo que significaría un sobrecoste de unos tres mil millones de euros lo que ha puesto en aprietos económicos a la empresa francesa Areva como al estado francés que participa en la mencionada firma. El estado finlandés ya ha pedido más de mil millones de compensación a Areva por las demoras y por la subida de los gastos.
También ha habido serios problemas con la seguridad de las obras. Las autoridades han juzgado que el hormigón utilizado en la construcción era de una calidad "inaceptable" y su colocación "carente de profesionalidad" lo que no garantiza la futura seguridad de la planta. Si no se corrige puede haber una paralización de las obras.
Mientras, el prestigio nuclear va perdiendo enteros en Estados Unidos. La Comisión de Seguridad Nuclear ha rechazado los planes de distintas plantas porque no se habían garantizado que los reactores pudieran resistir el impacto de un avión. Sigue vivo en EE.UU el recuerdo del once de septiembre. También ha causado malestar popular que los estados de Georgia y Flórida hayan cargado el recibo de la luz de los consumidores con varios euros de más al mes para intentar la futura construcción de centrales nucleares lo que contradice la afirmación de que la energía atómica es más económica.
El declive de la energía nuclear parece cada día más claro. A pesar de muchas declaraciones vertidas a favor de la construcción de nuevas centrales nucleares actualmente hay bastante menos reactores realmente en obras que el número de plantas programadas para su cierre en breve, como la planta de Garoña en España. El aumento de costes en medio de la crisis económica y la bajada de la demanda eléctrica está desanimando a muchos inversores y a muchos gobiernos a la hora de poner los proyectos en marcha de verdad.
De las 45 plantas proyectadas en el mundo, 22 están muy atrasadas o paralizadas mientras 9 ni siquiera tiene una fecha para empezar las obras.