25 mai 2009
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Ayer el Presidente Zapatero afirmó que hay que cambiar de modelo económico pasando de tener "montañas de cemento a montañas de conocimiento." Mejor tarde que nunca. Pero me hubiera gustado oír lo mismo hace cinco años acompañado por un giro político a tiempo en contra del ladrillo, lo que nos hubiera ahorrado mucho sufrimiento social y ambiental. Es chocante recordar que solo han pasado dos meses desde que el mismo PSOE en el Parlamento Europeo luchó con uñas y dientes en vano en contra del Informe Auken que criticaba las nefastas consecuencias económicas del desbocado modelo urbanístico español.
Presidente Zapatero: ¡Bienvenido al club! Algunos llevamos muchos años advirtiendo de los peligros del modelo especulativo español. Ahora toca ser consecuente con su nueva apuesta económica.
En un reciente artículo en La Vanguardia el sociólogo Manuel Castells critica la contradicción con el cambio pregonado por Zapatero con el dar subvenciones a la compra de coches de una industria anacrónica o de pensar que con simplemente inundar la aulas con ordenadores vamos a dar la campanada en la sociedad del conocimiento, cuando esto requiere una inversión y formación de una generación. Además, Castells hace una llamada a favor del apoyo del tercer sector de economía social y de servicios públicos dentro un contexto general de fomentar las pequeñas empresas y de desviar el destino de fondos públicos que ahora están destinados sobretodo a las grandes multinacionales.
En un reciente artículo en La Vanguardia el sociólogo Manuel Castells critica la contradicción con el cambio pregonado por Zapatero con el dar subvenciones a la compra de coches de una industria anacrónica o de pensar que con simplemente inundar la aulas con ordenadores vamos a dar la campanada en la sociedad del conocimiento, cuando esto requiere una inversión y formación de una generación. Además, Castells hace una llamada a favor del apoyo del tercer sector de economía social y de servicios públicos dentro un contexto general de fomentar las pequeñas empresas y de desviar el destino de fondos públicos que ahora están destinados sobretodo a las grandes multinacionales.
Castells concluye con unos interestantes apuntes prácticos sobre el decrecimiento y la desmercantilización necesarios para realmente transformar nuestra economía:
"De lo que se deduce que no se trata sólo de reactivación económica, sino de transformación del modelo socioeconómico. No solamente pasando de la economía del desconocimiento a la del conocimiento, sino, mientras tanto, aceptando la desmercantilización de una parte de la vida cotidiana. Plantando tomates para comérselos. Complementando el coche con la bicicleta. Trabajando menos y cobrando menos pero disfrutando más de los goces vitales mediante el acceso a la nueva riqueza de tiempo disponible. Cuidándose de su cuerpo en lugar de comprar más fármacos. Intercambiando música y cine en la red en lugar de pagar cánones medievales a los monopolios gremiales. Cuidando a los niños de los otros mientras los otros cuidan de los tuyos, aprovechando que muchos tienen más ratos libres. Aprovechando para visitar a nuestros viejos antes de que se mueran de soledad. Y redescubriendo el placer de un paseo al sol porque no pasa nada si llegamos tarde. Como, en realidad, no tenemos muchas opciones, habrá que aprender a compaginar los estertores de una vieja economía descerebrada, los albores de una nueva economía de la innovación y la expansión de un tercer sector de actividad en donde en lugar de vivir para pagar el consumo vivimos directamente para consumir nuestra propia vida sin intermediación monetaria. No es una utopía, sino una práctica variopinta que surge de la necesidad. Tiempos de crisis, tiempos de esperanza."