¡2000 euros de la ciudadanía
para comprar un coche privado!
Contraproducente para el empleo,
socialmente desigual e injusto,
favorece a los que tienen más recursos económicos,
discrimina a las mujeres,
contamina el clima terrestre,
incrementa la injusticia ambiental global,
contraproducente para la supervivencia colectiva.
Las ayudas públicas a la compra de coches anunciadas por el gobierno español constituyen una respuesta irracional y temeraria contra el planeta viviente, nuestra única casa común. Además de incitar al consumo y a la movilidad cancerígena con el clima, favorecen económicamente a los hombres y perpetúan el actual modelo individualizado y motorizado de transporte e infraestructuras.
Atrás quedan las palabras de compromiso del gobierno contra el cambio climático y a favor de la reducción de las emisiones de carbono contaminantes a la atmósfera. Conviene recordar que las tecnologías anacrónicas basadas en la energía fósil del petróleo, como son los coches con motores de combustión de gasolina, son muy responsables de la creciente destrucción del planeta y el desquicie climático, ejercen una fuerte demanda sobre las infraestructuras viarias, y retroalimentan la espiral de muerte de la biosfera.
Dar dinero público para comprar cualquier coche premia irresponsablemente al consumo individual ambientalmente irresponsable, favorece a un particular sector económico que no ha hecho sus deberes climáticos y ecológicos de fabricar coches limpios y de reducir las emisiones contaminantes mejorando a la vez la salud de las ciudades y personas. Esta temible respuesta a la crisis económica es además una medida socialmente injusta al fomentar al coche privado en detrimento del transporte público que utilizan las personas con menos recursos económicos. Es también una respuesta sexista que además de sacralizar el imaginario cultural masculino de la tecnología destructiva del coche, favorece más a los hombres porque las mujeres compran menos coches que los hombres y utilizan más el transporte público.
Si se apuesta realmente por la sostenibilidad y la habitabilidad en el planeta, no se puede continuar con la dramática desconexión entre las políticas sociales y económicas y las políticas medioambientales. Las respuestas económicas a la crisis de empleo no deben contradecir los objetivos medioambientales y de igualdad social. La actual crisis económica debe convertirse en una oportunidad para crear un nuevo empleo verde capaz de hacer las paces con el planeta. El dinero publico puede crear mucho más empleo si se compatibiliza con la protección ecológica y climática. Se crearía el doble de puestos de trabajo por cada millón de euros de fondos públicos invertidos si se emplearan en subvencionar la rehabilitación energética de edificios y viviendas. Las obras de rehabilitación realizadas mediante técnicas y materiales bioclimáticos, la instalacion de energía solar térmica en los tejados de los edificios, las medidas de aislamiento y mejoras en la instalación eléctrica, los eléctrodomésticos de bajo consumo, el uso de materiales ecológicos junto al ahorro y la eficiencia energética, son entre otras algunas de las medidas urgentes que el gobierno debería favorecer, para generar tejido socioeconómico y afrontar a la vez el caos climático y la destrucción ecológica que acompaña a nuestras insensatas formas modernas de vivir.
Puesto que durante la crisis económica los costes de transporte castigan a los más pobres, la reactivación de la economía y el empleo deben optar por inversiones social y ambientalmente rentables, como son las dirigidas a la mejora y la ampliación del transporte público con complementarias medidas sociales de protección, como pueden ser el metro o bus gratis para parados, estudiantes y personas con pocos recursos económicos.