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Los Verdes

7 mars 2009 6 07 /03 /mars /2009 13:05


 EXTRAÑOS EN BUSCA DE LA UNIDAD DE UNA ISLA


    Del miércoles al viernes de esta semana he participado en una delegación parlamentaria singular: "El grupo de alto nivel para relaciones con el norte de Chipre", con el objetivo de tomar un pulso a las negociaciones en curso entre la República de Chipre (de cultura griega y ortodoxos) y la no-reconocida República Turca del norte de Chipre.

Hemos hablado con todos los máximos actores en las conversaciones y negociación de los dos lados, además con los mediadores de la ONU, con la ONGs, y con los embajadores europeos. Mi conclusión no es nada optimista en lo referido a la posibilidad de poder llegar a un acuerdo este año debido a las enormes dificultades culturales, geopolíticas y históricas que hay en juego, y también por la falta de presión europea a favor de compromisos por las dos partes.  Las conversaciones no van bien, y sin un fuerte empuje de afuera, es posible que se pierda para siempre la posibilidad de un Chipre unido que fuera capaz de dar un paso en la superación de las heridas del pasado, y que pudiera dar un ejemplo muy necesitado de sensatez política a pocos kilómetros del Oriente Próximo.  


Los grandes escollos de las negociaciones son:


       La propiedad: Los grecochipriotas exigen que los ex propietarios de terrenos, casas, o edificios, tengan el derecho prioritario a la restitución de las posesiones que perdieron en la guerra de 1974 y que actualmente están en manos de colonos y turcochipriotas (que también perdieron sus casas en el sur). En cambio los turcochipriotas solo conceden alguna forma de compensación económica por la pérdida de propiedades, pero no quieren considerar la devolución de las propiedades apropiadas en el norte. 


      El futuro gobierno: Mientras los grecochipriotas quieren un estado federal con una ejecutiva fuerte, los turcochipriotas quieren una forma de arreglo confederal en el cual apenas haya competencias por encima de la autonomia de cada comunidad.  Tienen mucho miedo de quedar a expensas de la mayoría griega. En suma quieren abrir las fronteras y entrar en la Unión Europea como parte de un Chipre unificado "light" que solo se pudiera preocupar de problemas como la gripe aviar, el tráfico aéreo y el reparto de los fondos europeos.


   Distancia y desconexión sociocultural: también hay problemas de fondo de índole sociocultural. Desde el 1974 los habitantes del norte y del sur se han convertido en extraños.


     Extraños sin una lengua común: Los dos líderes chipriotas Chistofias y Talat negocian el futuro de la isla en inglés. Después de 35 años de separación, la gran mayoría de los habitantes del norte ya no saben griego y los del sur nunca han sabido expresarse en la lengua de la minoría turca. La comunicación de las ONGs conjuntas, los campamentos por la paz, y los demás contactos personales suelen hacerse en inglés. Sin saber la lengua del otro es muy difícil entrar en la psicología profunda y el compromiso conjunto que no excluya al otro vecino para crear una identidad común, y esta lejanía linguística aumenta más la desconfianza y el encierro particular. 


    Extraños en su propio ghetto: Los turcochipriotas originarios de la isla constituyen unos ochenta mil, mientras que los colonos turcos, sobretodo de la pobre región de Anatolia, son más de 150 mil.  Los colonos tienen un nivel cultural y un nivel de vida más bajo, y son mucho más tradicionales en sus costumbres que los turcochipriotas, lo que crea tensiones y desconfianza mutua. La nueva demografía del norte aleja aún más la posibilidad de una futura integración social y crea unas grandes trabas a las negociaciones. ¿Quien es chipriota? ¿Tienen que irse los colonos? o ¿cuantos pueden quedarse dentro del marco de un acuerdo político entre las dos partes?


    Extraños en Europa: El norte vive bastante aislado del mundo, y en cambio, el sur está totalmente integrado en las rutas de la globalización económica y turística. El más de un millón de prósperos habitantes grecochipriotas de la Republica de Chipre viajan a menudo a Europa, reciben a millones de turistas al año, y tienen un nivel de vida tan alto como España. En contraste, el norte apenas recibe turistas, no tiene vuelos de los países europeos, vive en el ostracismo diplomático más absoluto, y no puede tener un comercio directo con ningún país europeo por presión de Grecia y Chipre. El sur disfruta de todas ventajas del mercado europeo mientras el norte vive en la dependencia de Turquía para casi todo. 
 

          ¿Puede la Unión Europea
permitir en su suelo ocupaciones militares,
ciudades divididas y una limpieza étnica?  
 


No solo lo permite sino que dejó entrar a la Unión Europea a la República de Chipre sin haber asegurado antes la reunificación de la isla como una condición previa para la adhesión.  Actualmente la Unión Europea, con una de la partes del conflicto integrada como estado europeo miembro, ha perdido la necesaria palanca política para forzar un acuerdo ya que los grecochipriotas se sientan muy cómodamente abrigados por la UE. 

Ahora, en cambio, el complicado conflicto chipriota se utiliza como una arma arojadiza en contra de Turquía que difícilmente puede avanzar hacía la entrada en la UE sin la retirada de sus 23 mil tropas de la isla, sin la apertura de sus puertos a los barcos chipriotas y sin un acuerdo para una forma de unidad entre el norte y el sur.  


       El cuarto de millón de turcochipriotas y turcos a secas (más de 150 mil colonos) del norte viven aislados sin comunicación aéreo ni comercio directo excepto con Turquía.  Viven como si estuvieran en una provincia de Turquía fuertemente custodiados y condicionados por miles de tropas turcas. Es importante tener en cuenta que el ejercito turco actúa como garante del estado laico, es muy nacionalista, y a menudo mantiene posiciones divergentes con el gobierno islámico moderado de Ankara. Es probable que el ejercito tome posiciones más beligerante hacía concesiones en la cuestión chipriota que el propio gobierno turco y los mismos turcochipriotas. 


      Está en juego mucho. La UE tiene que mostrar que puede ser decisiva en resolver el conflicto de forma no cruenta (por ahora) en la isla y sin contaminar sus relaciones con Turquía, y ni mucho menos con Grecia. Si se fracasa en el intento negociador se habrán agriado una parte importante de las posibilidades de una alianza estratégica y política con Turquía a favor de la paz y la estabilidad en el Oriente Próximo. En gran medida, el debate sobre Chipre es un debate sobre lo que deben ser las fronteras exteriores de Europa con el mundo islámico.  

      







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