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Los Verdes

23 février 2009 1 23 /02 /février /2009 17:29

 

Los zoológicos valencianos siguen sin cumplir con las exigencias legales marcadas por la legislación de la Unión Europea, y que entraron en vigor en el año 2003. Se han dado algunas mejoras con el cierre de algunos parques zoológicos, como el llamativo y cruel ejemplo del zoo de los Viveros de Valencia, pero la mayoría de los zoos valencianos siguen teniendo graves deficiencias ante la tolerancia y la pasividad inspectora de la Generalitat en los aspectos relacionado con las condiciones de seguridad, calidad ambiental, conservación y educación.  

 

   
 

El quitar la libertad a un animal y el recluirlo de por vida en un zoológico ha de convertirse en el último recurso para cuando se den las circunstancias extremas en las que el animal no pueda sobrevivir en su propio hábitat natural. Pero el encierro de cualquier ser vivo con capacidad de sentir dolor, bienestar o privación de cualquier tipo, debe respetar y satisfacer al menos sus básicas necesidades naturales e instintivas, las determinadas por las características de la especie a la que pertenecen. El entorno artificial creado por los zoos ha de estar adecuado y específicamente adaptado para la vida y el bienestar de los animales que allí están, porque con ello se hace posible la experiencia de la salud física, emocional, motora, y mental de cada animal individual. Tampoco se pueden ignorar las necesidades relacionales de muchos animales, ya que una gran mayoría de ellos son seres sociales y gregarios que en su medio natural viven sus vidas relacionados con un grupo más amplio y con el resto de individuos de la misma especie.  





 

Los zoológicos nunca deberían convertirse en las crueles "casas de fieras", o en objetos de consumo y atracción para parques temáticos, donde los animales protoganizan espectáculos antinaturales y estresantes ante el regocijo y la diversión de un público humano que parece incapaz de comprender o empatizar emocionalmente con su bienestar. El contacto excesivo con el público visitante también puede dar mucha angustia a los animales, y por ello debe evitarse.  Además, la inadecuada protección y separación de los animales en los diversos zoológicos valencianos crea peligros de daño físico para los propios visitantes humanos, y a veces permite que animales de especies ajenas al parque entren en las instalaciones. 

 

Dada la actual masiva extinción de especies que sufre la maravillosa biodiversidad de nuestro planeta a consecuencia de actividades humanas, los zoos realmente no constituyen una alternativa posible que pueda frenar esta acelerada pérdida y muerte de seres vivos. Los zoos tienen que desempeñar, sobretodo, un claro papel a favor del cambio radical en nuestra conciencia y autopercepción humana, en las creencias y valores dominantes que orientan nuestras vidas cotidianas, demasiado reduccionistas y antropocéntricos al considerar a los animales como simples "seres secundarios" o casi-objetos, cuya existencia solo tiene valor si es al servicio de fines o intereses exclusivamente humanos. Esta ceguera cultural propia de occidente, excluye de nuestra consideración reflexiva y de nuestros preceptos morales centrales nuestro trato con el mundo animal, y con ello se eliminan de un golpe los valores humanos de responsabilidad, cuidado, protección y dignidad propia aplicados a cada individuo animal. 

 




Los zoos constituyen un importante y privilegiado recurso educativo y de socialización ciudadana a favor de los valores de la vida, salud y bienestar animal. Contribuyen al reconocimiento y la conservación de la multidiversidad del mundo viviente amenazado o en vías de desaparición irreversible, y mediante sus tareas de guarda y de cuidado de los animales que allí están se enfrentan a las tendencias biocidas impulsadas por la expansión de la actual civilización industrial y de su modelo de desarrollo, producción, y consumo ilimitados. Solo cuando un zoológico es la única salida posible para la continuidad genética de una especie se debe proceder a la cría de animales en cautividad.  Además, esta actividad de crianza debe orientarse hacia las especies autóctonas valencianas, con el objetivo de reintroducir cuando sea posible, a los animales en sus ecosistemas y nichos naturales.

 

Los parques zoológicos valencianos hoy tienen la obligación legal de subsanar cuanto antes sus deficiencias bajo la dirección e inspección de la Generalitat.  Resulta inmoral el hecho de permitir el maltrato de hermanos animales tan cercanos y parecidos a nosotros, capaces de sentir dolor físico y padecimiento psicológico como nosotros. Ya ha llegado la hora de revisar críticamente nuestros idealismos culturales construidos en torno a una supuesta identidad humana falsamente percibida como superior y desconectada del mundo viviente al que esencialmente pertenecemos. Nuestra existencia humana es fundamentalmente animal, terrestre, y solar, y por ello compartimos vitalmente nuestra casa terrestre con el resto de animales. La comprensión profunda de esta compleja y amplia convivencia con la hermandad viviente de nuestro planeta herido, nos ha de obligar a extender con urgencia nuestra responsabilidad ética hacia el conjunto de seres vivos sensibles. 

 

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