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| David Hammerstein, Ponente: Señora Presidenta, quisiera dar las gracias a todos los miembros de la Comisión de Peticiones, sobre todo a los ponentes alternativos y a nuestro Presidente, señor Libicki, por su colaboración y su trabajo diario a favor de las peticiones. Necesitamos más que nunca las peticiones ciudadanas, para acercar Europa a la calle y a los problemas cotidianos. Hacen falta más que nunca las peticiones ciudadanas, para asegurar el cumplimiento y la aplicación del Derecho comunitario. Hacen falta peticiones ciudadanas para probar de forma palpable la utilidad de Europa, para probar que Europa no es una institución opaca, sino que es algo que afecta a todo el mundo en su vida cotidiana y que podemos dialogar con miles de ciudadanos. Tenemos éxito. La Comisión de Peticiones, en el año 2007, ha tenido un 50 % más de casos que en el 2006. Este éxito es un reflejo de nuestro trabajo, es un éxito que marca el camino para las Instituciones europeas en general. Mi país, España, ha sido el país con más casos de peticiones estudiadas en la Comisión de Peticiones. Una tercera parte de las peticiones relacionadas con el medio ambiente de la Unión Europea vienen de España. Eso refleja la confianza en las Instituciones europeas en España, refleja el trabajo que hemos hecho en España. Pero cada vez hay más casos de nuevos Estados miembros de la Unión Europea, como Rumanía o Polonia. Sin embargo, el éxito de la Comisión de Peticiones, el éxito en el número de peticiones, también está provocando algunos problemas administrativos y políticos. Faltan medios para la Comisión de Peticiones. Hay cada vez más casos y, sin embargo, hay la misma cantidad de personas trabajando en la Secretaría, hay la misma cantidad de personas trabajando en la Comisión Europea para atender estas peticiones. Hace falta una respuesta sensible a las preocupaciones ciudadanas por parte de las Instituciones; hace falta dotarse de medios suficientes para tratar con dignidad y rapidez estas peticiones. Y a veces el procedimiento de las peticiones dura años y años; si no se procesan, las peticiones pierden su vigencia, y la capacidad de intervención de las Instituciones europeas se pierde por completo. A veces se echa en falta también una alta calidad jurídica y administrativa en la atención de la Comisión Europea. Sí, hay peticiones que molestan a los poderosos. Sí, hay peticiones que molestan a las autoridades. Sí, hay peticiones que al traer a centenares, miles de personas al Parlamento Europeo, resultan incómodas. Sin embargo, éste es el camino para fortalecer a Europa. El año pasado organizamos seis misiones de investigación en Alemania, España, Irlanda, Polonia, Francia y Chipre que dieron como resultado los correspondientes informes. Sobre todo hemos hecho hincapié en las peticiones que reflejan la preocupación ciudadana por el medio ambiente y su protección y las que hacen referencia a las Directivas sobre el agua, el derecho a la propiedad y los derechos de las minorías. Hemos mejorado en muchos sentidos la colaboración con la Comisión, el Defensor del Pueblo y con instituciones como SOLVIT para adelantar la solución de las peticiones. Las peticiones, muchas veces, dependen de una mediación extrajudicial, no de una solución que consista simplemente en enviar el caso a los tribunales europeos. Uno de los casos más importantes de los últimos años, del año 2007 y también de los últimos años, ha sido la petición relativa a la Vía Báltica, sobre una carretera que pasa por un espacio protegido por el Derecho comunitario; la Comisión Europea y el Tribunal de Justicia ya han actuado de forma ejemplar para evitar un daño irreparable al medio ambiente. Otros casos muy importantes han sido (y quisiera dar las gracias al señor McCreevy, que está presente) ha sido la ley urbanística valenciana, donde el Comisario McCreevy y su equipo han actuado de forma eficaz en defensa de la Directiva de contratación pública. Otros casos han sido el de Equitable Life, el de Loiret, en Francia, la lucha en defensa de la calidad del agua en Francia y la delicada cuestión de la custodia de los hijos en Alemania. Tenemos ahora algunas peticiones como la petición de sede única para el Parlamento Europeo, firmada por un millón y medio de ciudadanos: exigimos el derecho a tratar esta petición, que no ha sido concedido por la Mesa del Parlamento. Finalmente hacemos algunas propuestas, entre ellas la de cambiar el nombre de la Comisión de Peticiones, que pasaría a denominarse Comisión de Peticiones Ciudadanas, para clarificar la función y el papel primordial de la ciudadanía europea en la Comisión de Peticiones. En el mismo sentido pedimos la apertura del Parlamento a todas las formas en Internet y pedimos la interoperabilidad de los sistemas de la web del Parlamento, que actualmente cierra la puerta a miles o millones de europeos que no poseen el tipo de software necesario para acceder a la web que está emitiendo ahora mismo mi discurso, aquí en el Parlamento. |