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Los Verdes

16 juin 2008 1 16 /06 /juin /2008 14:02

  

      Cada vez se ven más señales del fin de fiesta.  Son malos augurios para una sociedad consumista en estado de negación, que insiste que la vida puede seguir normalmente con su glotonería como si no pasara nada. Pero la época de ignorar los límites del mundo natural se ha terminado para siempre. Hasta hoy el Gobierno Español ha pensado que bastaban con unos ajustes pequeños y graduales para enfrentarnos a las crisis. No es así.

        Hemos visto las imágenes de tiempos de guerra eco-social: desabastecemiento de alimentos y otros productos de primera necesidad, carreteras bloqueadas, despliegue policial contra conatos de violencia, grandes medidas de orden público, regulación de empleo en las grandes fábricas y acaparamiento masivo de combustible y otros productos. 

       El conflicto de los transportistas hace entrever a pequeña escala la enorme tensión social que provocará el empeoramiento de la crisis energética y ecológica mundial. No es nada pasajero sino estructural. Ya no salen las cuentas de la tierra: el escasez de petróleo, alimentos y agua comienza a agudizar todas las contradicciones de clase,  del abismo norte-sur, de la inmigración y de la misma democracia.  Solo seremos capaces de responder si cambiamos profundamente   nuestras pautas culturales y económicas.

  
Algunas de las respuestas pueden ser las siguientes:

 

  1.  Convertir la necesidad en virtud: Los altos precios de petróleo  pueden servir como una oportunidad para reducir la dependencia de las importaciones de petróleo y dar el empuje definitivo a favor de las energías renovables, el ahorro y la eficiencia, mediante políticas de descentralización, integración arquitectónica y participación social.

   2.  No bajar la presión fiscal sobre el combustible sino dedicar una parte creciente de la recaudación a promover a las fuentes alternativas mediante impuestos finalistas.

   3.  Aplicar una modulación social de las tarifas energéticas para fomentar el ahorro y favorecer a los más débiles.  Quien consume más que pague más. Que haya rebajas en tarifas a los consumidores o pequeños productores eficientes que ahorran de forma sustancial y al mismo tiempo una salida rápida del déficit tarifario (con una subida de 5% o 6%) para el resto de la industria y consumidores.

   5.  Poner en marcha un plan de choque para aumentar el transporte de mercancías al ferrocarril con ventajas fiscales y más inversiones en Renfe mercancías. No podemos aceptar el chantaje de los transportistas.

    6.  Fiscalidad y peajes para desanimar el uso del coche particular. Tasas de congestión para entrar en los centros de las ciudades

    7.   Dar más ventajas al transporte público tanto a  nivel de tarifas como para la circulación prioritaria frente al coche privado. Pactos por la movilidad colectiva con grandes empresas y administraciones públicas para limitar el uso del coche para ir al trabajo.

    8.    Adoptar un serio plan de eficiencia y ahorro con presupuesto suficiente para bajar sustancialmente el consumo en edificios, industrias y centros comerciales.

    9. Crear una nueva fiscalidad española para gravar los beneficios especulativos colosales de las empresas energéticas y sus inversores.

  10. Iniciativas públicas a todos los niveles a favor de la localización de la producción, con acción positiva a favor de productos locales, compras institucionales preferentes de artículos de la misma región,  la organización de mercados eventuales de venta directa de agricultores, pescadores y otros productores.  Penalizar a nivel europeo a los tratos monopolísticos de los intermediarios, como los grandes supermercados, con los agricultores y otros productores que son obligados a producir prácticamente a precio de coste.

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