Anápolis: de la conjura de los débiles a la farsa de un "acuerdo de estantería"
Vuelvo bastante pesimista del Oriente Próximo después de cuatro días intensos de evaluación del proceso de paz sobre el terreno. Las negociaciones siguen casi diariamente pero hablan mucho más fuerte tanto la realidad sobre el terreno como la realidad política de cada lado (con la división Fatah-Hamas y un gobierno israelí en plena descomposición) .
Mientras hay una cierta mejoría en la situación de seguridad y la actividad económica en Cisjordania, la expansión de los bloques de asentamientos sigue sin cesar, la falta de movimiento de personas persiste y las profundas divisiones políticas tanto entre los israelíes como ente los palestinos no auguran nada bueno para el futuro próximo. Tampoco se vislumbra una solución estable para acabar con la terrible e injusta asfixia de la población civil de Gaza.
Las negociaciones existen pero no marchan bien. En el mejor de los casos pronto podemos tener un acuerdo de paz "de estantería" (shelf agreement) que dejaría algún tema importante sin concretar. Este ambiguo preacuerdo serviría para que el Primer Ministro Israelí Olmert se presentara a las probables elecciones en noviembre como "el candidato de la paz". Pero incluso si se superara la grande brecha existente entre las posiciones de los dos lados y se llegara a un acuerdo definitivo actualmente no existe ni la presión internacional necesaria ni voluntad israelí ni un contexto político militar propicio para aplicar el acuerdo sobre el terreno con unas mínimas garantías de éxito. Además, cualquier acuerdo puede ser más teórico que real si no se basa en progresivos actos de voluntad sobre el terreno en la vida cotidiana, los asentamientos, los controles y los cierres. La realidad sobre el terreno habla más fuerte que la mesa de negociaciones.
Según nos dijeron distintos diputados en el Knesset el lunes, las elecciones israelíes podrían ser el 11 de noviembre, una semana después de las estadounidenses. La única esperanza de Olmert, si se presenta es lanzarse como el candidato de la paz con un borrador de acuerdo de paz en la mano. La Ministra de Exteriores Livni, en cambio, es mucho más popular que Olmert pero no controla el partido para ser su candidata. Si no se presenta Olmert, dejará el testigo al duro Mofaz, de triste recuerdo por su dura represión de los palestinos. El laborista Barak también se presentará como el hombre fuerte con una mano de hierro con los palestinos. Según los sondeos se presenta la perspectiva nada halagueña de que cualquier bloque ganador tendrá que pactar la mayoría de forma leonina con los partidos religiosos, como ha sido siempre desde el 1948 en Israel. El conservador Netanyahu, quien rechaza los principios en que se basa el proceso de paz, va por delante en los sondeos.
Lo más sorprendente ha sido descubrir a "Los Verdes" que se presentan con un programa casi exclusivamente ambiental y políticamente centrista. Tienen el 11% del voto tanto en Tel Aviv como en Haifa ostentando los puestos de primer teniente alcalde en ambas ciudades. Los sondeos les dan de 3 a 5 diputados en el Knesset y se rumorea del pase de algunas figuras importantes del laborismo a Los Verdes.
Con el primer teniente de alcalde de Tel Aviv y lider de Los Verdes Pe´er Visner