Resumen de la enmienda a la totalidad a la
"Estrategia Valenciana del Cambio Climático y Energia 2020-30"
"La Estrategia Valenciana del Cambio Climático y Energía 2020-30" no toma la emergencia climática en serio. No propone acciones ambiciosas urgentes y fracasará en reducir sustancialmente los peligros y daños existentes en nuestra economía y en nuestro consumo. Es un plan conformista y continuista con planes ineficaces anteriores que no ayudará a la sociedad valenciana para enfrentarse con más garantías y seguridad frente a los embates climáticos y ecológicos. Apuesta todo mediante voluntarias medidas tecnológicas de eficiencia mientras hay una casi total ausencia de políticas de restricción, moderación y límites por medio de leyes, impuestos y planes territoriales.
El enorme reto de una rápida transición energética valenciana hacia fuentes renovables de energía con una radical reducción de emisiones de CO2 se hace prácticamente imposible porque la estrategia climática valenciana proyecta una aumento de la demanda eléctrica de 25% en el 2030 y un aumento del consumo de energía final de 12%. Con esta resignación política ante la escalada de consumos energéticos, la substitución de los combustibles fósiles por las energías renovables se hace inviable y lo más probable es que las fuentes renovables simplemente se añadan a las fuentes contaminantes existentes en lugar de reemplazarlas. Solo serán una suma a lo que hay y un aumento global de la escala material. Además, en total contradicción con el objetivo de reducir las emisiones de CO2 y metano, la estrategia valenciana planea potenciar la quema de gas en las centrales de ciclo combinado.
La Estrategia Valenciana no establece planes concretos ni objetivos claros para reducir las actividades más nocivas para el clima y los ecosistemas. Ignora la necesidad de reducir el consumo de recursos. No hay metas ni políticas concretas para reducir el transporte por carretera de coches y camiones ni reducir la producción y consumo de cemento ni el uso de plaguicidas ni la producción/consumo de carne, entre otras actividades intensivas en el extractivismo de materiales primarios y en impactos climáticos. Se resigna y no propone nada ante la explosión de la actividad turística que es una gran derrochadora de recursos de todo tipo y una gran productora de residuos. También acepta sin rechistar la ampliación de infraestructuras que empeoran la crisis climática como son los puertos, las carreteras y los aeropuertos. Ante la sobreexplotación de los menguantes caudales de los rios y el cheque en blanco dado para la muy destructiva extracción minera de áridos de los montes públicos la Generalitat no tiene nada que decir. Más allá de las competencias autonómicas la estrategia climática no plantea medida alguna ante la creciente contaminación y emisiones de la aviación, de cruceros y de buques de contenedores. Tampoco considera el consumo energético y el impacto ecológico cada vez más grande de los aparatos digitales y su actividad. No establece criterios para limitar los regadíos y conservar los escasos recursos y ecosistemas hídricos. No plantean la ampliación de los espacios naturales con más protección legal ni ninguna otra medida concreta para proteger una biodiversidad en peligro. Ni siquiera considera alguna medida de urgencia para salvar a grandes zona húmedas como la Albufera.
En suma, estamos ante un plan que en el contexto de prioridades puestas en el crecimiento económico, deposita toda su confianza casi exclusivamente en el empuje a las energías renovables y en los avances tecnológicos en eficiencia, que no minimizarán sustancialmente los volúmenes totales de emisiones de gases efecto invernadero y otros daños ambientales. En general la Generalitat Valenciana dimite de su responsabilidad de establecer con urgencia regulaciones legales, más allá de los códigos de buenas prácticas voluntarias a las empresas, la formación profesional y la "auto-regulación".
En contraste con las actuaciones y medidas propuestas en la estrategia climática valenciana, lo que son urgentes son nuevas normativas legales, límites regulatorios y fiscalidades restrictivas para reducir los volúmenes totales de los consumos, residuos y emisiones que ultrapasan la capacidad de carga del territorio valenciano y del planeta.