Todo ocurrió el pasado miércoles 1 de septiembre cuando el Ministro polaco de Medio Ambiente Szysko desembarcó junto a su séquito en el Parlamento Europeo para hacer apología de la tala masiva de árboles en uno de nuestros bienes comunes forestales más excepcionales del mundo. El bosque de Bialowieza constituye uno de los últimos restos que quedan en Europa de los bosques primarios de hoja caduca. Esta gran reserva de bosque milenario que está ubicada en la frontera entre Polonia y Bielorrusia tiene un gran valor ecológico reconocido internacionalmente por las muchas variedades de especies de flora y fauna que lo habitan. Es uno de los lugares con más biodiversidad del territorio europeo y por ello ha sido declarado Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad, además de gozar de la más alta protección legal ambiental por parte de la Unión Europea.
El Ministro Szysko puso en escena ante la prensa toda una explicación que superaba con creces el teatro del absurdo al defender el deber de someter a la naturaleza, tal y como manda la Biblia. Esta representación política con sermones de tinte religioso y más propia de una ópera bufa incluía la exposición de grandes paneles explicativos y un cura polaco como invitado estelar del drama escenificado. En el mismo título de la exposición montada por el Gobierno polaco en el Parlamento Europeo estaba la esencia de su mensaje: “El Bosque de Bialowieza es un legado cultural de sus residentes”, y en consecuencia se ignora la condición de ser un bosque natural que es patrimonio ecológico de la humanidad y pertenece a la Red Natura 2000 de la Unión Europea.
El imaginario mágico y religioso del Ministro insistía en que el bosque de Bialowieza es un producto cultural creado por los habitantes locales y por tanto la intervención humana es necesaria y fundante para su existencia. Una parte del decorado sacramental integraba también a un pequeño grupo de residentes locales que se dedican a la extracción forestal, estos debían asegurar el aplauso y el apoyo al Ministro en su arenga de "continuar conquistando el bosque". Pero cuando el Ministro afirmaba que los extranjeros no tienen nada que enseñar a los guardas forestales polacos y que “los derechos civiles de los habitantes locales están por encima del medio ambiente” estos residentes locales invitados a la orquestación parecían estar muy aburridos y desganados a pesar de haber obtenido el regalo de una camiseta con mensaje y un viaje a Bruselas pagado con el dinero de las arcas públicas de la ciudadanía polaca.
El actual Gobierno polaco ultra-católico y anti-europeo se enfrenta a las fundadas razones de la mayoría de los expertos y a los motivos legales del derecho comunitario europeo recurriendo a los argumentos del fundamentalismo católico, al nacionalismo y al linchamiento de los ecologistas. El cura que acompañaba al ministro realizó toda una alabanza de las fuerzas irracionales y el analfabetismo anti-científico amparándose en una lectura literal, dogmática e interesada de algunos textos sagrados de la Biblia. Recordaba que “hay que someter a la naturaleza como manda la Biblia” y de no hacer caso a los Diez Mandamientos bíblicos, como castigo la misma Unión Europea se convirtirá en polvo. Insistió en que la riqueza de la biodiversidad es el producto de la ingeniería forestal polaca y la agricultura, y se reafirmaba en los prejuicios de que nunca puede crearse un bosque dejándolo “abandonado” a sus propios designios biológicos.
El Ministro Szysko defendió en los pasillos del Parlamento Europeo su voluntad de talar muchos de los árboles del bosque primario de Bialowieza ignorando que es uno de los bosques ecológicamente más valiosos de Europa. Bajo la excusa de "detener su degradación" y salvar el bosque de un escarabajo que ataca a los árboles, las autoridades polacas quieren ampliar en dos tercios los permisos de tala del bosque de Bialowieza y cortar ilegalmente grandes extensiones de este tesoro de bosque protegido por el derecho ambiental europeo por su altísimo valor. Pero contrariamente, la mayoría de expertos científicos y los grupos ecologistas, respaldados por la Comisión Europea, han respondido con claridad que las plagas de escarabajos solo corresponden a fases periódicas habituales que son frenadas por los propios metabolismos del bosque, cuya biodiversidad y salud le dota con la capacidad de autoregenerarse por sí mismo. También consideran que la intervención humana mediante talas de árboles, maquinaria pesada y la eliminación de troncos caídos resulta irracional y contraproducente por debilitar los procesos defensivos y estabilizadores de la compleja comunidad del bosque, llegando incluso a aumentar la plaga y dañar irreparablemente la capacidad de recuperación y resiliencia natural del bosque. Los científicos de la misma Academia Polaca de Ciencia han informado que el plan de tala masiva del Gobierno polaco no tiene ninguna justificación y carece de todo fundamento científico. En un estudio científico publicado en el portal Nature, se destaca que los árboles siguen su ciclo natural y que en realidad no hay una peste que los ataque y pueda suponer una amenaza real que acabe con esta reserva natural de Bialowieza.
También se escucharon las duras palabras del Ministro Szysko y de su cura contra el grupo ecologista Greenpeace considerándolo “una secta". Además atacaron con furia a los ecologistas, que “pueden tener grandes corazones pero que no saben nada de ecología” puesto que "critican la ampliación de las carreteras pero no el aborto y son insensibles a las necesidades de los habitantes locales.¿Como pueden defender a los animales y no a los bebes no-nacidos asesinados por el aborto?”. Según las palabras del Ministro polaco “dejar los troncos y ramas caídos empeora la calidad del bosque, y contrariamente esta se mejora abriendo más caminos y clareando el bosque con talas”. El Ministro Szysko afirmaba con desprecio que si dejamos los restos de los árboles en el suelo estos acaban convirtiéndose en pantanos, musgo y se llenan de nutrias. Las creencias irracionales que añadió en favor de la tala de los árboles y la muerte del bosque de Bialowieza fueron de muy diversa índole, entre ellas destacó los peligros de la caída de ramas y troncos para los caminantes y los conductores de vehículos, la necesidad de tener leña para la calefacción de los habitantes locales. En el esperpento tampoco faltaron los "argumentos ecologistas" empleados perversamente en favor de la tala masiva de árboles, como la idea de la crear más sumideros de CO2 para luchar contra el cambio climático mediante nuevos árboles jóvenes y los prados para animales despejados tras eliminar el viejo bosque.
Con todo este despliegue de medios el Ministro polaco Szysko (conocido por su cercanía a los intereses de la economía maderera) habló del deber y la necesidad de talar los árboles de Bialowieza para la bonanza de los intereses locales de extracción de madera y el crecimiento de infraestructuras construidas en la zona. Pero cuando el Ministro defendía ensimismado el "patrimonio cultural del bosque de Bialowieza" y su sometimiento por mandato divino al dominio y la superioridad humana, como ocurre con todo el resto de seres de la creación, David Hammerstein, un activista ecologista indomable de origen judeo-polaco, importunó con fuerza al Ministro con un rotundo mensaje de salvar el bosque de Bialowieza.
Gracias David en nombre del bosque primaveral de Bialowieza y de la maravillosa comunidad biodiversa que lo produce y mantiene en su vivacidad y riqueza ecológica. Te has comportado como un gran héroe nacional por enfrentarte a Szysko, el Ministro de Medio Ambiente del gobierno polaco en el mismo Parlamento Europeo cuando afirmaba que "continuaremos conquistando el bosque como siempre lo hemos hecho".
Mara Cabrejas