Basado en un artículo publicado en alemán e inglés por Andreas Weber, un biólogo y escritor alemán.
¿Cómo es posible proporcionar una vida de dignidad para todos los seres humanos, para vivir en convivencia y el respeto con el mundo naturaly aceptar los límites planetarios?
¿Podemos seguir confiando optimistamente únicamente en que nuestro pensamiento racional y nuestras capacidades tecnológicas son apropiadas para usar la naturaleza y poner la servicio exclusivo de nuestras necesidades? ¿Realmente la naturaleza solo es un terreno para el juego de ganadores y perdedores o tenemos que desafiar los supuestos de la ceguera sobre las realidades biológicas y ecológicas que nos constituyen?.
En lugar de la corriente principal, dualista, de la metafísica que trata el mundo como simple recurso al servicio humano y «materia muerta» es más realista percibir un mundo pluralista de seres vivos en constante enredo e interdependencia entre sí dentro de una biosfera que debe ser entendida como una continua emergencia de la diversidad, la libertad y la experiencia.
Un cambio de paradigma en curso en las ciencias de la vida nos está proporcionando con una nueva imagen de la biología, alejada de la cosmovisión reduccionista que ve la naturaleza como una máquina determinista cuyas partes y procesos eventualmente puede estar separados y «fuera» para los observadores humanos. Esta nueva cosmovisión científica sitúa a los seres humanos profundamente en una red de dinámica, que viven y se desarrollan relaciones creativas. Al descartar una perspectiva mecánica de la naturaleza, la ciencia está empezando a ver que el gran territorio inexplorado es la naturaleza de la vida misma. La subjetividad, la sensibilidad, la empatía, la agencia, la reciprocidad, la expresión, los valores y la autonomía, se encuentran en el centro de la biosfera no son patrimonio de la razón y la libertad de los humanos, tal y como nos han dicho los modernos. Este cambio de conciencia no es una cuestión de mera opinión, ideología o especulación, cada vez está siendo más validado por las evidencias empíricas de numerosos campos disciplinares. Las ciencias biológicas están experimentando una transformación masiva que ha sido comparado con la que experimentaron la física en el pasado siglo XX cuando tuvo que enfrentarse con las realidades particulares de la física cuántica y la relatividad.
Esta “vivificación”a partir de los conocimientos de las nuevas ciencias está revelando la complejidad generativa en organismos que están muy lejos de ser simplemente físicos y mecánicos, seres sensibles, criaturas que tienen experiencias subjetivas y capaces de producir sentido. Organismos que encarnan significado y expresar una sensibilidad « haciendo mundo». La subjetividad y la sensación de estar vivo no son incidentales a su evolución la historia, son el centro de ella. Se hace necesaria una revisión y «actualización», a veces un reemplazo de muchas de las categorías heredadas del pensamiento ilustrado. Se trata de ir más allá de nuestra errónea metafísica moderna de «materia muerta» y reconocer lo profundamente creativo, poético y los procesos expresivos encarnados en todos los organismos vivos.
Se hace necesario avanzar hacia un cambio fundamental en los conceptos de la naturaleza, la cultura y la política, y esto ha de tener profundas implicaciones para la política contemporánea y los marcos de acción de la política pública. Nuestra visión del mundo desde el monocultivo obsoleto de la arrogancia y el dominio humano es, literalmente, lo que nos impide comprender las causas profundas de nuestras múltiples crisis. Las creencias y metáforas que la ciencia darwiniana pre-victoriana y las normas sociales, la biología y economía han desarrollado un sistema integrado «bioeconómico» pero erróneo con narrativas acerca de cómo es la vida, la naturaleza y el trabajo político. Han definido indebidamente cómo «Sostenibilidad” lo que en realidad son prácticas de rendición que serán elaborada y ejecutados a nivel mundial bajo las prioridades del desarrollo y el crecimiento. Desde la perspectiva bioeconómica, los seres humanos son considerados como máquinas impulsadas por el ego y las metas egoístas, «jugar el juego de la vida» es competir en una lucha sin fin para conseguir sobrevivir y triunfar sobre los demás. Todos los individuos humanos somos homo economicus, supuestamente racionales que maximizamos la utilidad y el bienestar propio. Esta es la historia que nos decimos a nosotros mismos sobre el mundo y sobre nuestro lugar en él, y que a su vez ayuda a configurar el mundo y los límites de nuestro pensamiento y coloniza la imaginación sobre posibles alternativas.
Pero sin embargo, la naturaleza es creativa y genera en su propia dinámica la emergencia de cambios y novedades, genera muchos «despilfarros» en la generación gratuita de excesos y de «excedente de información» que son esenciales en el mantenimiento los ecosistemas, la diversidad biológica y la experiencia individual. En ella no hay lugar en la naturaleza para la propiedad exclusiva y la escasez artificial de los derechos de propiedad. Los ecosistemas están en regímenes de código abierto de la abundancia natural. La naturaleza no es un juego de suma cero, sino un amplio continente colaborativo con dinámicas autogenerativas.
Si la civilización humana opta por los frenos de emergencia y llegar a acuerdos para actuar sobre el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, y otros retos ecológicos, es imperativo que la gran institución de poder la economía humana comience a arrojar los mitos de otros siglos y comience a reconocer los principios reales de la nueva biología y su funcionamiento en los ecosistemas naturales dándoles un significado central. Debemos examinar los principios dominantes de la «bioeconomía» y su tendencia colonialista inherente de «economizar» la vida levantando altos muros al pensamiento y la imaginación sobre posibles vías alternativas. Sus anacrónicos y fantasiosos principios no reconocen que «la vida» y la«vitalidad» han de ser categorías fundamentales del pensamiento y que experiencia individual y significado son realidades incorporadas en los ecosistemas, algo que también deben reconocer y apreciar las ley, la política y las instituciones.
A diferencia de los mercados se centró en la producción y distribución de bienes y servicios, los bienes comunes involucran a las personas en el centro de sus "centros de vida.» Desde el nuevo conocimiento aportado por las ciencias de la vida pueden explorarse modelos análisis de los bienes comunes. Comunes alude a las necesidades de tod@s, que honren las necesidades personales de la gente y sus intereses intrínsecos, mejorando a la vez su experiencia vital y la vitalidad de los ecosistemas subyacentes. La auto-organización es un ejemplo de bienes comunes que perviven en las sociedadesactuales, aquí los bienes comunes hablan de sentido, de participación, conexión social e identidad. Se celebra la tradición y costumbre, y el sentido de pertenencia y el lugar, al tiempo el fomento de la adaptación y la innovación es transformacional, también, porque se redefine la riqueza como algo mucho más que el dinero. Si el bienestar humano es la meta, la riqueza debe comprometerse con el centro de la vida de los individuos y los bienes comunes pueden desencadenar energías descentralizadas y abrir nuevas posibilidades de cambio de una manera que no puede hacer la hoja de cálculo del pensamiento economicista.
Los bienes comunes ofrece los contornos de nuevas realidades ignoradas y a la vez un nuevo paradigma vivificante para los seres humanos y nuestro mundo ecológicamente creativo. Las nuevas conclusiones y saberes sobre la realidad biológica que constituye a las sociedades humanas y sus individuos permiten esbozar las implicaciones de una cultura plenamente encarnada la política, y muestra cómo el movimiento de los bienes comunes puede ayudar a desarrollar sus principios emancipatorios. Se trata de un camino convincente para avanzar hacia un nuevo nivel de pensamiento y una visión de gran alcance para un futuro humano, ecológicamente responsable. Ante los temibles retos e incertidumbres del futuro, los mayores logros de la Ilustración, el individuo, la razón, la libertad y los derechos, pueden y deben ser combinados con los principios co-creadores del poder relacional, encarnado, autónomo de los seres vivos en el contexto ecosistémico del avivamiento.